El taxi es unos de los sectores que está sufriendo una gran afectación debido a la crisis del coronavirus. Al descenso de la demanda, que ha reducido forzosamente la oferta, se suma el riesgo diario de contagio al que se someten los conductores en su jornada.
Con la finalidad de evitar estas infecciones, la compra de mamparas separadoras se ha disparado entre los taxistas barceloneses, un elemento que ven como solución para evitar las infecciones pero que también plantea algunas dudas entre los chóferes.
HOMOLOGACIÓN
El secretario general de la STAC, Jaime Sau, confirma que "en Barcelona hay mucha demanda de mamparas", pero los conductores se encuentran con el problema de que "el IMET las ha autorizado pero no las ha homologado". Ante esta situación, este material se instala "bajo la responsabilidad del taxista", lo que puede comportar consecuencias negativas para el conductor, por ejemplo, "en caso de accidente".
Respecto a cómo deben ser estos separadores, Sau afirma que tienen que tener "menos de un milímetro de grosor, ser desmontables y flexibles".
ELEVADO COSTE
Otro de los problemas ante el que se han encontrado los taxistas, es el elevado coste de estos mecanismos de protección. "Ahora se están vendiendo a 60 euros, puede ser un gasto considerable", explica el conductor barcelonés, por lo que "se han pedido ayudas económicas".
Desde Élite Taxi, Jordi Ramírez coincide en la dificultad de sufragar este gasto, y alerta que el colectivo está recibiendo ofertas sobre este material y otros de protección de las que se debería desconfiar. "Hay que intentar confiar en quienes han estado siempre haciendo este servicio al sector. Me han llegado ofertas de 10.000 mascarillas y mamparas rígidas...".
Sobre las facilidades económicas demandadas "a la Generalitat", Ramírez indica que les han comunicado que tendrán una "respuesta en los próximos días", por lo que los taxistas continúan realizando su servicio sin saber si finalmente podrán tener acceso a esta ayuda.
CAÍDA EN LA DEMANDA
La prestación económica para los chóferes resulta más necesaria teniendo en cuenta que solo puede trabajar menos del 20% de los taxistas. "Yo trabajo cinco días al mes", explica Sau, mientras que Ramírez aclara que con este porcentaje se cubre "sobradamente los servicios que hay" y lamenta que "a partir de las 23 horas no hay absolutamente nada" de trabajo.
Ante esta situación, los taxistas tratarán de resolver dudas en una reunión que se producirá el lunes con el IMET. Entre las cuestiones, también surgirá el tema de las mascarillas, sobre el que Sau asegura que plantearán si "será obligatorio llevar mascarilla en el taxi" como lo será en el transporte público y si estarán obligados a "llevar a alguien sin mascarilla" en caso de que la respuesta sea afirmativa.