Una prostituta en la calle esperando a un cliente / EFE

Una prostituta en la calle esperando a un cliente / EFE

El pulso de la ciudad

El coronavirus dispara la pobreza entre las prostitutas

La Fundación Àmbit Prevenció registra 150 peticiones de ayuda de trabajadoras sexuales en dos meses

18 mayo, 2020 00:00

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La pandemia golpea con dureza el negocio de la prostitución en Barcelona. La caída de ingresos de centenares de mujeres que ofrecen servicios sexuales en la calle tiene consecuencias directas en sus vidas, en muchos casos ya precarias. En la Fundación Àmbit Prevenció, la cifra de mujeres que acuden en su ayuda se ha disparado. Unas 150 mujeres han llamado a sus puertas en dos meses. Antes del estado de alarma recibían una media de 30 peticiones al mes, unas 60 aproximadamente en dos meses. Las cifras actuales suponen más del doble de trabajadores sexuales en emergencia social extrema.

"Antes, en un año atendíamos a unas 320 mujeres durante todo el año. Esta cifra irá subiendo exponencialmente", explica Mercè Meroño, presidenta de la Fundació Àmbit Prevenció. Nacida en 1993, la entidad acompaña a prostitutas en riesgo de exclusión social y trabaja para defender su dignidad. La mayoría de las usuarias ejercen en la ciudad de Barcelona. El resto, lo hace en localidades del área metropolitana.

DISCRIMINACIÓN

Estas mujeres piden básicamente techo y comida. La mayoría viven de alquiler en una habitación compartiendo piso. En algunos casos esta entidad ha sido la única barrera que ha evitado que se vean en la calle. Hace unas semanas, dos chicas transexuales fueron expulsadas de su piso al no poder costear el alquiler. Gracias a un albergue y a diversos contactos, lograron encontrarles un techo.

El pasado jueves, la entidad desplegó una campaña en las redes sociales apoyada por diversas asociaciones para denunciar la "discriminación" sufrida por las administraciones. Denuncian que las prostitutas han quedado fuera de las "medidas adoptadas y las mesas de decisión" poniendo en riesgo su salud y las condiciones de vida y exigen que sean reconocidas como un colectivo beneficiario del sistema de protección social del Estado.

SIN DOCUMENTACIÓN

Meroño y su equipo se ven obligados a derivar a algunas de las mujeres a los servicios municipales. La inmensa mayoría de las usuarias ejercen la prostitución de manera libre, explica la responsable de la entidad. Cuando sospechan de algún caso de explotación lo comunican a otras entidades especializadas como el programa SICAR Cat, que atiende a mujeres, niños y niñas víctimas del tráfico de seres humanos.

Prostitutas en una calle del Raval, en una imagen de archivo / ASOCIACIÓN ILLA RPR RAVAL

Prostitutas en una calle del Raval, en una imagen de archivo / ASOCIACIÓN ILLA RPR RAVAL



Muchas mujeres carecen de documentación y no se atreven a acudir a los servicios sociales. "Tienen miedo a la burocracia y al maltrato", señala. Estos días, la entidad les ayuda a llenar la nevera, a marcar unas pautas y una rutina. La activista avisa del riesgo de no actuar rápido. "O se agilizan las medidas para ayudar a este colectivo o tendremos un problema muy grande. Pedimos responsabilidad a las administraciones, que se pongan a trabajar de manera eficaz", reclama.

ATENCIÓN TELÉFONICA

Actualmente, el equipo de Àmbit Prevenció hace un seguimiento semanal por teléfono a 150 mujeres. Les ayudan a cumplir con la telaraña que supone la burocracia legal, las protegen, y socorren en las primeras necesidades. Esta semana la furgoneta de la entidad, aparcada durante estos dos meses, ha regresado a la calle. El objetivo es conocer la realidad cambiante de estas mujeres y estar siempre disponibles en caso de que pidan ayuda. Generar un vínculo de confianza es clave para, llegado el caso, facilitar la atención.

Tras dos meses recluidas en sus pisos, algunas prostitutas han empezado a salir a la calle. En algunos puntos del Raval, como la calle San Rafael, reaparecieron hace ya semanas. Desde su balcón, un vecino relata que las ve con frecuencia subirse a un piso con sus clientes. "Debemos garantizar los espacios y ver la manera de atenderlas de manera segura", comenta Meroño.

VÍCTIMAS DE TRATA

El programa SICAR Cat realiza un servicio esencial y tampoco ha dejado de trabajar durante el estado de alarma. En su caso, se vuelcan en devolver los derechos como ciudadanos a las víctimas de la violencia de trata. Decenas de mujeres refugiadas en pisos y equipamientos dependen de su atención integral. Desde el teletrabajo, las profesionales de Adoratrices, la entidad que acoge este programa, mantienen un estrecho contacto con ellas.

La coordinadora de SICAR Cat, Rosa Cendón, pide más recursos a las administraciones. "Los mecanismos del Ayuntamiento y la Generalitat pueden ser oportunidades para comprobar nuevas situaciones y detectar a personas que antes estaban aisladas", asegura. Estas semanas, algunas mujeres que se encuentran en una fase de inclusión laboral también han sufrido expedientes de regulación temporales de empleo (ERTES) y la entidad ha avanzado muchas ayudas económicas.

DE UN ENCIERRO A OTRO

El aislamiento ha sido especialmente duro para las víctimas rescatadas, con duros encierros vigiladas por sus proxenetas en condiciones de esclavitud. "Les evoca la situación de explotación que habían vivido. Les remueve mucho lo que han vivido", explicaba Cendón durante las primeras semanas del estado de alarma. Tres psicólogos les ayudan a lidiar con la angustia y la ansiedad que en algunos casos se ha disparado.

Desde Àmbit Prevenció insisten en pedir medidas efectivas inmediatas a los gobiernos para evitar una "revictimización" de las prostitutas. "Bajo el lema de que estamos en guerra contra el coronavirus no se está atendiendo a este colectivo que es objeto de muchas vulnerabilidades", se queja.