Preocupación y desconcierto en los barrios más afectados por la covid de L’Hospitalet
Colas de pacientes se acumulan en los Centros de Atención Primaria mientras los comerciantes temen que se apliquen restricciones más severas
16 julio, 2020 00:00Noticias relacionadas
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En el CAP La Torrassa de L’Hospitalet de Llobregat el ambiente está relativamente tranquilo. No se les permite hacer declaraciones pero, de forma extraoficial, profesionales sanitarios comentan a Metrópoli Abierta que los pacientes con síntomas de coronavirus han empezado a aumentar las últimas semanas, aunque no están “al nivel de marzo”. Sin embargo, temen lo que se les avecina.
“En el centro de Just Oliveras están a tope y en el de La Florida la cola de pacientes da la vuelta al edificio”, informa el responsable de seguridad del CAP de La Torrassa. Y es que la covid-19 se está cebando en los barrios más densamente poblados y socioeconómicamente deprimidos de la segunda ciudad más grande de Catalunya. Este diario se ha desplazado hasta allí para relatar cómo viven las nuevas restricciones y recomendaciones los habitantes de La Florida, Collblanc y La Torrassa.
MÁS DE 300 CASOS
Este martes, el Departamento de Salut de la Generalitat recomendó "firmemente" a los vecinos de los barrios de La Torrassa, Collblanc y La Florida de L'Hospitalet salir únicamente en los casos imprescindibles e inaplazables, como trabajar o hacer la compra.
Esta medida, que se ha empezado a aplicar este mismo miércoles, durará 14 días y tiene únicamente efecto en estos tres barrios. La iniciativa se ha tomado tras el incremento de casos registrados en estas zonas del norte de la ciudad, donde se concentran la mayoría de los más 300 casos activos de covid-19.
TRANQUILIDAD EN LAS CALLES
El Departamento de Salut también anunció la prohibición de las reuniones de más de 10 personas, tanto en el ámbito público como privado, pero el juzgado de Instrucción número 16 de Barcelona, finalmente no lo ha autorizado por considerarla “desproporcionada”.
El Ayuntamiento ha precintado la pista de básquet del Parque de La Torrassa / AR
De momento, el ambiente en las calles es de relativa calma y tranquilidad. Los parques infantiles, como el de la plaza de La Florida, están totalmente vacíos. La mayoría de los comercios están abiertos. Los transeúntes que pasean por los tres barrios hospitalenses de mayor riesgo lo hacen sin aglomerarse. Aunque no parece que la mayoría esté siguiendo la recomendación de salir únicamente en los casos “imprescindibles”. Además, un vecino de cada siete no lleva mascarilla.
DESCONCIERTO EN LOS BARES
En el bar Zaragozano, ubicado en la Avenida Catalunya del barrio de la Florida, los clientes llenan la terraza hasta los topes, pero manteniendo la distancia entre las mesas. “Estamos un poco confusos. De momento parece que la cosa no es grave así que iremos viendo en función de la situación”, justifica Lin Galiani, el dueño del establecimiento.
En las actividades de hostelería y restauración se ha limitado al 50% el aforo en el interior y el consumo se debe realizar siempre en mesa. Pero no todos los bares están cumpliendo con las nuevas restricciones. Por ejemplo, en la avenida Ponent, que une los barrios de la Florida y La Torrassa, la mayoría de establecimientos deja que los clientes se apoyen tranquilamente en la barra.
COMERCIANTES PREOCUPADOS
En el Mercado Municipal de La Florida la preocupación se ha extendido entre los dueños de las paradas de ropa y otros productos no esenciales. Con apenas un mes abiertos, ahora temen que les vuelvan a cerrar el negocio y ven “imposible” la obligatoriedad de aplicar la cita previa. “Esto no es una tienda de calle; el mercado es como una galería, la gente va a comprar comida y, de paso, echa un vistazo a nuestra ropa, ¿cómo vamos a pedirles cita?”, se pregunta Carmen, la dueña de By Bombon. “Estamos preocupados, los pasillos están vacíos y, si nos hacen cerrar, el negocio será inviable”, sentencia.
Mientras tanto, en la planta baja del mercado, más de 20 personas esperan su turno en la calle para acceder al Mercadona. “Intenten guardar las distancias de seguridad, por favor”, les suplica una cajera.
NIÑOS SÍ, ABUELOS NO
El mercado no es el único equipamiento público que funciona a medio gas por culpa de la pandemia. En el Casal para la Gente Mayor de La Florida un cartel en la puerta reza: “Los servicios de peluquería, podología y comedor funcionan con cita previa”. Han quedado totalmente prohibidas las reuniones de abuelos en la cafetería del edificio, donde se juntaban para jugar a cartas, al ajedrez o al billar. Tampoco se realizan actividades.
Lo mismo pasa en el Casal para la Gente Mayor de La Torrassa. Allí al menos la risa de los niños rompe el extraño silencio de las salas vacías de mayores. Y es que, de momento, se mantienen las colonias de verano y los casales para los pequeños, bajo estrictas medidas de seguridad.
INDIGNACIÓN ENTRE LOS AUTÓNOMOS
La resolución aprobada ayer también suspende la apertura al público de equipamientos culturales, como los teatros y los cines, y deportivos, como los como gimnasios. Pero para Alberto Moreno, el dueño del Gym Europa en La Florida, cerrar no es una opción. “No me puedo permitir ese lujo. Al final acabarán con el pequeño comercio”, comenta preocupado.
Moreno ha adoptado unas estrictas medidas de seguridad para entrenar: mide la temperatura a los clientes y les da unas bolsas que cubren los zapatos; ha distribuido gel hidroalcohólico por todo el local y ha precintado la mitad de las máquinas. “El gimnasio lleva abierto desde el 1975 bajo mis normas: no permitimos ni homófobos, ni racistas, ni machistas”, explica Moreno, orgulloso. Tampoco una pandemia le impedirá abrir sus puertas ahora.
TRANSMISIÓN COMUNITARIA
Sin embargo, la situación empieza ha ser preocupante en los tres barrios de L’Hospitalet ya que, a diferencia de la zona del Segrià, la transmisión es comunitaria. En otras palabras, se produce debido al incremento de la interacción de personas en unas zonas densamente pobladas, peligrosamente próximas a Barcelona, e imposibles de cerrar perimetralmente.
Los vecinos, preguntados por los orígenes de los brotes, lo tienen claro: las aglomeraciones de jóvenes que se juntan en la calle los fines de semana sin ninguna medida de seguridad. Uno de los focos se encuentra en la entrada del Parque de La Torrassa, donde el Ayuntamiento ha precintado la pista de básquet. Sin embargo, esto no ha impedido que esta misma mañana hubiese grupos de chicos y chicas sin mascarilla, reunidos como si la situación no fuera con ellos.