Barcelona, ciudad de anuncio. Aunque no tanto como hace unos años. La capital catalana se consolidó, entre finales del siglo pasado y principios del actual, como uno de los focos más atractivos para los publicistas que querían grabar un spot televisivo. Pero tras alcanzar una cifra récord de rodajes en 2014, el número de anuncios realizados en las calles y plazas barcelonesas no ha dejado de caer: de las 1.361 producciones de aquel año a las 893 de 2019, un 34% menos. El dato incluye publicidad en vídeo y foto.

Según la información que maneja Barcelona Film Commission, la entidad municipal que promociona la industria audiovisual, la cantidad de anuncios en la ciudad es la más baja desde 2012 por lo menos. Entonces se hicieron 982 spots en vídeos convencionales y fotos, 89 más que en 2019. La progresión durante esta década continúa así: 1.203 en 2013, 1.361 en el fructífero 2014 (a partir de entonces, la tendencia es negativa), 1.290 en 2015, 990 en 2016, 952 en 2017, 963 en 2018 y los 893 del pasado año. Y la crisis sanitaria del 2020 no hace pensar que la curva de la publicidad vaya a remontar tampoco este año, más bien al contrario.

EL PROBLEMA, LOS PLAZOS DE SOLICITUD

Para profesionales del sector como Pablo Bofill, jefe de producción de Vagabond Films, una de las principales agencias que opera en Barcelona y que recientemente ha rodado anuncios para las marcas automovilísticas Lexus y Nissan, el Ayuntamiento tiene gran parte de culpa en la fuga de clientes de los últimos años. “Las tasas han aumentado mucho, aunque el problema principal es el de los plazos de solicitud”, explica en una entrevista a Metrópoli Abierta.

Durante los dos mandatos de Ada Colau como alcaldesa, algunos de estos trámites han doblado el tiempo de espera. “Normalmente no llegamos. Entre el momento en que nos asignan un proyecto y la fecha de ejecución, todo es bastante inmediato. Pero un permiso para grabar en la calle tarda cinco días, cuando hace unos años eran tres. Y para los parques nos piden 20 días, a pesar de que antes eran solo diez. Un encargo no se hace nunca con ese tiempo de antelación”, lamenta. La realidad lo lleva a la siguiente reflexión, que pronuncia con fastidio: “Barcelona está, cada vez más, en contra de los rodajes”.

Imagen de un set de rodaje / YOUTUBE



La tasa de tramitación de los permisos la cobra la Oficina de Información y Trámites (OIT) de la Guardia Urbana. Cuesta 80,54 euros. El gasto grande viene después: 600 euros por día y localización para las grabaciones en vídeos. Si se trata de sesiones fotográficas, el precio es de 336 euros. Un coste más elevado que hace pocos años. Para algunos, inasumible. “Antes pagábamos esos 600 euros por grabar, en un único día, en tantos sitios como hiciese falta. Ahora ese precio se paga por cada lugar al que vamos. El total acaba saliendo por muchísimo más, y hace que las productoras de fuera dejen de venir”, apunta Bofill.

INTERÉS POR LISBOA Y VALENCIA

Así que son más y más las empresas que pasan de largo y deciden rodar en otras ciudades. “Barcelona es muy atractiva para la publicidad por varios motivos. El principal, que es muy versátil. Tiene mar, la montaña está cerca, su arquitectura, la cantidad de horas de sol…”, enumera. Publicistas internacionales elegían la capital catalana para los anuncios que luego emitían en sus países de origen. Ya no. “Muchos rodajes se están yendo ahora a Lisboa y Valencia. Madrid también es muy competitiva, y Bilbao genera cada vez más interés”. Fuera de la península, la Europa del Este es el flamante plató del continente: “Hungría, Ucrania o Polonia no dejan de acoger nuevas grabaciones”. Asegura que en todos estos lugares les ponen menos trabas burocráticas y que la facilidad para rodar en la calle también es mayor. Remarca que hay incluso productores de aquí que se van al extranjero a filmar los anuncios que después pasan las cadenas españolas.

Recintos como la Ciutadella o el Park Güell, que en 2018 aún fueron el escenario de 52 y 25 grabaciones respectivamente, a pesar de que en 2013 y 2014 entre ambos contabilizaban casi 200 rodajes, son cada vez menos demandados por parte de los que quieren instalar un set de rodaje. También el Laberint d’Horta y la playa de la Barceloneta, que hasta hace poco habían captado la atención de los publicistas, han dejado de recibir solicitudes.

Pierde el sector audiovisual pero también aquellos con los que trabajan de forma indirecta. “Estamos dejando de ingresar mucho dinero. Además, no son solo los empleados de un rodaje. Son los hoteles, restaurantes…”. Como ejemplo ilustrativo de la situación, el proyecto en el que está inmerso actualmente: “Estoy preparando un producto con unos clientes franceses que se hospedan en el Hotel Majestic, donde una habitación cuesta entre 200 y 300 euros. Ahora nos las dejan por 85 para incentivar que vayamos”.

EXENCIÓN DE PAGAR POR EL COVID-19

Entre el mar de críticas al Ayuntamiento, Bofill aplaude solo una medida: la exención de pagar las tasas municipales del 2020. El consistorio lo anunció en abril, en pleno confinamiento pocas semanas después del estallido de la pandemia. Según fuentes municipales, para “incentivar los rodajes” y ayudar al sector a superar el bache del Covid-19. Después de años de adaptarse a los nuevos obstáculos de la administración barcelonesa, el productor celebra una decisión que podría tener los meses contados. Aunque desconoce si en 2021 tendrá que volver a pagar, parece que el consistorio se inclina porque así sea.

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