Barcelona busca preservar actividades de comercios emblemáticos. Los planes municipales son un nuevo intento de proteger estos establecimientos históricos que vaya más allá del actual, que vela por los aspectos urbanísticos -muebles y otros elementos arquitectónicos- y que no ha servido para evitar los cierres de numerosos negocios.

En conversación con Metrópoli Abierta, la regidora de Mercados y Comercio del Ayuntamiento, Montserrat Ballarín, explica que los planes municipales pasan por la modificación de la Ley del patrimonio cultural de Cataluña para declarar estas actividades "patrimonio inmaterial" y poder evitar así la pérdida, por ejemplo, de algunos trabajos artesanales.

COMO PARÍS Y MILÁN 

El pasado noviembre, el grupo parlamentario del PSC-Units x Avançar presentó una proposición en el Parlament para cambiar la ley que fue aprobada. Con el fin de la legislatura autonómica, la norma todavía no se ha cambiado. Ahora, Ballarín confía que la tramitación se haga pronto para empezar a tomar medidas en la misma línea que ya han hecho ciudades como París y Milán.

El actual catálogo de preservación de los establecimientos emblemáticos fue aprobado en 2016. El Ayuntamiento protegió a más de 200 comercios. Se establecieron tres categorías: E1, para Establecimientos de Gran Interés; E2, para Establecimientos de Interés, y E3, para Establecimientos de Interés Paisajístico.

LA CAMISERÍA XANCÓ Y EL MUSICAL EMPORIUM, CERRADOS

Desde entonces, y a pesar de la preservación, una veintena de estos negocios han desaparecido. Entre ellos figuran la camisería Xancó de la Rambla, la tienda de gigantes y cabezudos El Ingenio, el Musical Emporium, la tienda de lencería y ropa del hogar El Indio, la lampistería Guillem Pascual, la ferretería Villà, la tienda de vinos y alimentación La Lionesa, la farmacia Mier de Teran, las librerías Millà y Àngel Batlle y la mercería Calsina. Recientemente también ha bajado la persiana la Granja 1872.

Interior de la Granja 1872, otro comercio emblemático cerrado / FACEBOOK GRANJA 1872



Algunos de los motivos que hay detrás de estos cierres son el aumento desproporcionado de los alquileres y la falta de la adecuación de la actividad a los nuevos tiempos y de sucesión para los negocios. Ahora, la crisis podría aumentar las clausuras. Ballarín explica que se estudiará caso por caso y se verá qué actividades se pueden proteger. Cita el trabajo de la cera y bodegas tradicionales, pero en esta preservación pueden tener cabida otros oficios que se pueden perder. La Manuel Alpargatera, con un taller de alpargatas artesanales en el Gòtic desde 1940, sería otro ejemplo.

PROBLEMA LEGAL

El exconcejal de Comercio del gobierno de CiU (2011-2015), Raimond Blasi ve con buenos ojos que se quiera preservar la actividad, pero dice que es difícil y que ellos ya lo estudiaron. "Puede tener un problema legal, que sea recorrida en base a la directiva Bolkestein de la libre competencia", sostiene Blasi.

Según el exedil, desde que se puso en marcha el catálogo patrimonial en tiempos de Trias -la aprobación fue ya con Ada Colau como alcaldesa-, no se ha hecho nada más por los negocios emblemáticos. "Han pasado seis años", denuncia. Blasi defiende la necesidad de poner el foco en los alquileres, la viabilidad de los establecimientos y en garantizar la sucesión.

"SIN ARQUITECTOS NO HAY ARQUITECTURA"

El que fuera fundador de la plataforma Emblemàtics Barcelona, Alberto Mejías, opina que "los oficios son lo más interesante", aunque reconoce que no todos los trabajos son recuperables ni necesarios. Mejías dice que los oficios "son ejemplos vivos de nuestra cultura y vida y dan personalidad a la ciudad”.

"Hay que preservar la actividad del forner -cita a modo de ejemplo-. Ahora hay mucha panadería industrial. Sin panaderos no hay pan y sin arquitectos no hay arquitectura", comenta Mejías, para quien lo maravilloso de los establecimientos emblemáticos "no es solo lo que se ve sino lo que se respira ellos". Mejías destaca, entre los comercios históricos de Barcelona, el horno Sant Jordi (de 1798) y la pastelería Santa Clara (1834), ambos en la calle de la Llibreteria.

La farmacia Vilardell, convertida en el banco Pichincha, en el Eixample / METRÓPOLI ABIERTA - JORDI SUBIRANA 



Mejías también apuesta por más beneficios fiscales a propietarios e inquilinos y por hacer que los establecimientos emblemáticos que cierran puedan reabrir. Para ello, el impulsor de Emblemàtics Barcelona cree que se tiene que facilitar a los propietarios que puedan alquilar de nuevo el comercio aunque sea a negocios que no se dediquen a la actividad original. "Ésta no siempre se pueden mantener. Las ciudades y los oficios son evolutivos". Eso sí, Mejías considera que los establecimientos deben conservar sus señas de identidad.

16 MILLONES PARA LA COMPRA DE LOCALES

El Ayuntamiento también quiere ofrecer incentivos económicos a estos establecimientos, ayudar en su promoción y comprar locales para evitar que cierren. Ballarín recuerda que el presupuesto municipal de este 2021 contempla una partida de 16 millones para la adquisición de locales. 10 millones son para el conjunto de la ciudad y seis específicos para Ciutat Vella.

"Este presupuesto busca la dinamización de locales comerciales vacíos", detalla la regidora. Y de él se pueden beneficiar los establecimientos emblemáticos. De hecho, algunos de estos negocios ya están en espacios de titularidad municipal, entre ellos el bar Marsella, La Manual Alpargatera y la cerería Subirà. Los inquilinos pagan un alquiler más asequible y, por tanto, no pende sobre ellos la amenaza de tener que cerrar por una subida excesiva del alquiler. Mejías opina que la compra de locales por parte de la administración se tiene que hacer de forma meticulosa y de espacios que tengan interés.

Noticias relacionadas