Hartos de Barcelona: un 30% se quiere ir

Los barceloneses están hartos de la ciudad y se quieren ir. La Encuesta de Servicios Municipales, presentada este lunes, deja otro dato relevante, más allá de que la inseguridad es, una vez más, el problema que más preocupa a los ciudadanos: un 30% de los vecinos quiere cambiar de lugar de residencia y si pudiera se iría.

Detrás de esta búsqueda de cambio de aires está el cansancio por la pandemia con todas sus consecuencias: las restricciones de movimientos, el largo confinamiento y el toque de queda. Los ciudadanos creen que en municipios más pequeños, la reclusión es más llevadera.

CAÍDA DE POBLACIÓN 

De hecho, los resultados de la encuesta coinciden con un descenso de la población de Barcelona durante el año pasado. Según el Ayuntamiento, la ciudad ha perdido 13.094 empadronados entre el 1 de enero y el 1 de octubre de 2020. Una de las razones es el éxodo hacia otros municipios.  

Màrius Boada, director de la Oficina de Datos Municipales, la tendencia es que la gente se está yendo hacia poblaciones -más allá de la primera y segunda corona metropolitana- de playa con servicios, en general a segundas residencias.

"La gente no dice que esté renunciando a la vida urbana. El teletrabajo facilita seguir haciendo una vida urbana fuera de la ciudad, a 30 o 40 kilómetros. No creo que sea un cambio estructural sino más bien coyuntural", añade el concejal de Presidencia, Jordi Martí, que recalca que esta situación también se está dando en otras ciudades como Londres, París o San Francisco.

LA SITUACIÓN HA EMPEORADO PARA EL 59,2% DE LOS ENCUESTADOS

A pesar de la bajada, la satisfacción de vivir en la ciudad continua siendo alta. Saca una nota de un 7,3 -cae cuatro puntos respecto a la anterior encuesta-, aunque un 59,2% de los encuestados cree que la situación de Barcelona ha empeorado en el último año.

La Encuesta de Servicios Municipales [ver aquí los resultados] es el estudio de opinión y valoración de la gestión municipal y sobre el estado de la ciudad más amplia que se hace en Barcelona. Unos 6.000 ciudadanos son entrevistados por el Ayuntamiento para su elaboración.