Han pasado 40 días desde que Rosario Bravo fue desahuciada de su piso de L'Hospitalet de Llobregat "por error" y todavía no ha recibido ninguna explicación por parte de los responsables. Muchos recordarán la historia, que hizo correr ríos de tinta en febrero: esta mujer de 97 años se marchó unos días la casa de su hijo en Terrassa para agilizar unos asuntos médicos, y al regresar a su domicilio se lo encontró totalmente desvalijado. El motivo, un desalojo previsto para la familia que vivía en el ático pero que finalmente se realizó, por equivocación, en su vivienda, que está en el sobreático.
Un mes y medio después, las pertenencias de la señora Bravo continúan sin aparecer y niguno de los que participaron en el desahucio se ha disculpado siquiera con ella. Ni la comitiva judicial ni los responsables de la propiedad que estaban ahí presentes e identificaron mal la vivienda. Pero esto no es todo. Según ha explicado en una entrevista a El Periódico, los dueños del piso (unos grandes tenedores que son propietarios de la finca y de numerosos inmuebles) no le han perdonado ni uno de los 350 euros que paga cada mes en concepto de alquiler. Esto, a pesar de que no ha vuelto a dormir ahí desde entonces y que la familia ha calculado en 23.000 euros el valor de las pertenencias que le han requisado.
DE LA TELE AL RETRATO DE SU MARIDO, SE LO QUITARON TODO
Evidentemente, el cálculo solo contempla el precio de los objetos sustraídos. Ni hablar de los daños morales, imposibles de cuantificar. Cuenta en el mismo diario que se le han llevado la televisión, la lavadora, el microondas, la cama, la mitad del armario, los marcos con fotos antiguas, la cristalería y la cubertería cara para las grandes ocasiones familiares (tuvieron el detalle de dejarle la barata, eso sí), las joyas, el dinero y las cosas que guardaba en el interior de los cajones. Además de objetos de gran valor sentimental, como una mantilla del 1900 que era de su madre, el retrato de su marido y una libreta en la que escribía sus memorias desde hacía siete años. Ella lo tilda de "saqueo", y no es para menos.
Doña Rosario lamenta a El Periódico que "se han llevado lo que más quería en el mundo" y cada vez que regresa al piso tiene "miedo de descubrir que faltan más cosas". Algo por lo que los autores del desahucio negligente no han mostrado todavía el más mínimo interés: "Lo que más me duele es que nadie me haya llamado para pedirme perdón, solo la pobre familia con tres hijos a quien iban a desahuciar en realidad", relata. Por cierto, sus vecinos también fueron expulsados de casa, por parte de la propiedad, cuando se dieron cuenta del error que habían cometido.
LOS RESPONSABLES, DENUNCIADOS
Ahora sus familiares han llevado el caso a los tribunales. Han denunciado por robo, hurto, violación de domicilio y prevaricación a la comisión judicial, la propiedad del piso, la administradora de la finca –la empresa Fincas Gual–, el cerrajero y el operativo que se encargó de llevarse sus pertenencias. La situación podría tardar años en esclarecerse, si las partes no llegan antes a un acuerdo. El tiempo pasa y Rosario Bravo sigue esperando que se haga justicia.