En el siglo XIX la ropa de la burguesía barcelonesa se limpiaba en lo que hoy es el barrio de Horta. Dada la falta de espacios adecuados donde lavar y la inexistencia de agua corriente en las casas, hacer la colada en la ciudad resultaba complicado. Por ello, quienes se lo podían permitir pagaban a las mujeres que ejercían de lavanderas en esta zona rica en agua y con casas provistas de pozos y lavaderos.
Lavanderas de Horta lavando la ropa en una imagen de archivo / SALVEM L'ILLA DE LES BUGADERES D'HORTA
Todo aquello ya es historia. Pero si uno se pasea por la isla de las lavanderas —formada por las calles Aiguafreda, Granollers, bajada de Can Mateu, Llobregós y la plaza de las Bugaderes d’Horta— aún puede ver un conjunto arquitectónico y rural que deja constancia de esa época. Se ha mantenido prácticamente intacto, con sus lavaderos, sus pozos y sus huertos, pero gran parte de él está a punto de desaparecer.
EL CONJUNTO, EN PELIGRO
Un planeamiento urbanístico del 2010 que se concretó en 2018 para esta zona y que se pretende ejecutar ahora, supondría el derribo del conjunto, a excepción de unas casas protegidas de la calle Aiguafreda y una masia de la zona, Ca l’Eudald. En su lugar, irían un jardín y un parque infantil públicos y pisos de nueva creación. Pero el vecindario está dispuesto a impedirlo y varias entidades han unido sus fuerzas para crear la plataforma Salvem l’Illa de les Bugaderes d’Horta.
Huertos de Ca l'Eudald / CEDIDA
Desde la entidad consideran que con esta operación las casas de la calle Aiguafreda y la masia de Ca l’Eudald quedarán descontextualizadas y se perderá un testimonio de la identidad del barrio. “Nos ha llegado hasta hoy una pieza de mediados del siglo XIX con su estructura original y pensamos que cortarle un trozo es una barbaridad. Además, en la plaza de las Bugaderes, que ahora es un aparcamiento, podría hacerse el jardín y el parque infantil que quieren hacer”, explica en conversación con Metrópoli Abierta Dolors Canudas, portavoz de la plataforma y arquitecta.
NECEDIDAD DE CONTEXTUALIZAR
El propósito de la plataforma es, en primer término, que la urbanización de la zona no implique el derribo de las tres casas que está previsto que vayan abajo, ni tampoco la desaparición de los huertos y pozos del entorno. Pero también se proponen que se revise el planeamiento urbanístico vigente. “El problema es que el criterio de patrimonio es proteger excepcionalidades y nosotros reclamamos también proteger el conjunto. Las casitas son de la misma tipología de las de la calle Aiguafreda y tendrían que haberse protegido igual, y aunque no lo fueran, deberían conservarse para contextualizarlas. Lo que se preserva se entiende mucho mejor contextualizado. Ponerle otra cosa al lado es dejarlo en ridículo”, denuncia Canudas, e insiste en su valor histórico: “se protegen las casas modernistas porque son testimonios de la clase burguesa, y en cambio les importa un rábano tirar por tierra los testimonios de la clase trabajadora como este”.
PODRÍA HABER ESPERANZA
Tras un tiempo en conversaciones con el Ayuntamiento de Barcelona, en la última reunión que la plataforma mantuvo con el ente municipal a finales de febrero, se les transmitió de palabra que se conservarían dos de las casas y se derribaría una, por un tema de normativa. Desde la entidad han solicitado al consistorio que lo ponga por escrito y han insistido en que no admitirán que se derribe ninguna de las casas. Ante esta petición, el Ayuntamiento les ha respondido que están grafiando la propuesta definitiva y en cuanto esté les citarán a una reunión. Entretanto, la entidad vecinal ya está ideando hacer algún tipo de acto público informativo, para que la ciudadanía tenga consciencia de esta problemática.