Heidelberg, Senyor Parellada, Cal Pinxo, Can Soteras y Agut... La lista es larga. Son solo algunos de los restaurantes históricos de Barcelona víctimas de la crisis económica del coronavirus. El goteo agónico e incesante que anuncia el fin de locales emblemáticos refleja el impacto económico de la pandemia en el sector de la restauración, uno de los más afectados por las restricciones sanitarias. El Agut y Can Soteras son las dos últimas víctimas de las medidas de la Generalitat que limitan la afluencia de clientes con una restricción muy dura en horarios y aforo. Metrópoli Abierta repasa algunos de los cierres más tristes durante los últimos meses.
HEIDELBERG
Durante 86 años, la cervecería Alt Heidelberg de Barcelona sirvió salchichas, hamburguesas y una larga lista de cervezas en Barcelona. Resistió todo tipo de inclemencias incluida una Guerra Civil y diversas crisis económicas. El local sufrió un incendio en 1985, pero el incidente no impidió que el negocio siguiera funcionando después de la reconstrucción del local. El coronavirus, sin embargo, le dio la estocada final y en septiembre este negocio histórico echó el cierre para siempre.
SENYOR PARELLADA
Uno de los últimos establecimientos en cerrar ha sido Senyor Parellada. Ubicado en Ciutat Vella, las restricciones han representado una estocada final para uno de los restaurantes más antiguos de Barcelona con 150 años de historia a sus espaldas. El producto local ha sido el gran protagonista de sus platos. La apuesta por la cocina catalana ha sido clara, elaborando las mejores recetas tradicionales de Cataluña de manera diaria.
VIENA DE LA RAMBLA
El histórico Viena de La Rambla cerró ya hace meses de manera definitiva. Cuando la Generalitat levantó el veto a bares y permitió su apertura, con muchas restricciones eso sí, el negocio decidió no abrir debido a la dudosa viabilidad económica que ofrecían las restricciones. Entonces, el Govern limitaba el número de clientes al 30%. El local, sin terraza, es muy pequeño.
CAL PINXO
Las paellas de Cal Pinxo han pasado a la historia. Tras 60 años, uno de los elementos del paisaje en la Barceloneta cerraba hace unos días. La Asociación de Vecinos de la Barceloneta anunciaba la fatídica noticia. El negocio ha ido pasando de unas manos a otras, siempre en el seno de la misma familia.
CAN SOTERAS
Más tiempo (105 años) llevaba Can Soteras sirviendo sus platos tradicionales desde el paseo de Sant Joan. El enésimo cierre de un establecimiento histórico de la ciudad confirma la crudeza del golpe económico que sufre la restauración barcelonesa. Los cierres de estos negocios son la consecuencia de las restricciones sanitarias, muy criticadas desde hace meses por el Gremi de Restauració y la casi totalidad del sector, que las considera exageradas e ineficaces para contener el virus.
AGUT
97 años. Ese fue el tiempo que llevaba abierto el restaurante Agut, en el barrio del Gòtic. El local reabrió en junio tras el estado de alarma, aunque aguantó unas semanas y en julio echaba el cierre temporalmente. No es un restaurante de turistas, pero los clientes habituales, muchos de ellos funcionarios de la Generalitat y el Ayuntamiento tampoco acudían debido al teletrabajo.
El restaurante Agut del Gòtic, cerrado / METRÓPOLI ABIERTA - JORDI SUBIRANA
CAFÉ SHILLING
El Café Shilling era uno de esos lugares donde disfrutar de un buen brunch con huevos fritos, bacon, tostadas y un surtido de embutidos. Durante un siglo, el mítico café resistió a modas, prejuicios, tendencias y revoluciones culturales de todo tipo. Pero no pudo resistir la crisis de esta pandemia, que sigue amenazando al resto de restaurantes y comercios emblemáticos de Barcelona.
MONVÍNIC
A pesar de no ser un restaurante emblemático por su antigüedad, el restaurante Monvínic se ganó rápidamente el respeto entre el sector del vino. El pasado octubre, se conocía su cierre del restaurante Monvínic (calle Diputació, entre Rambla de Catalunya y Balmes), uno de los mayores templos del vino. El negocio llevaba varios años registrando pérdidas y sus más de 3.000 referencias y una interesante oferta gastronómica no han sido suficientes para resistir al Covid-19.
Bodega de Monvínic / ARCHIVO
El Ayuntamiento protege a un centenar de establecimientos históricos, entre los que se encuentran numerosos restaurantes. El Plan especial de protección de estos comercios, sin embargo, no han frenado la desaparición de 21 locales emblemáticos desde marzo de 2016, según los datos que aparecen en la página web rutaemblematics.cat,