En el número 345 y los contiguos de la calle Pere IV (Sant Martí) hay un conjunto de edificios que se caen a trozos llenos de pancartas con mensajes como “Seguro que os sobran algunos pisos de los que se suicidaron por culpa de los desahucios” o “Realojo antes que desalojo”. Se trata de la Escocesa, una antigua fábrica por la que en 2017 el Ayuntamiento de Barcelona pagó 10 millones de euros por hacerse con su práctica totalidad. La intención principal del consistorio era evitar que los hasta entonces propietarios construyeran 81 viviendas de lujo. En su lugar, entre otros equipamientos, iría un parque de vivienda público.
Chimenea del recinto de la Escocesa / ELISABET GONZALEZ
Estaba previsto que toda la operación, que requería de la rehabilitación de la construcción, quedara inaugurada tras ocho años. Han pasado ya cuatro y en lugar de convertirse en un espacio donde alojar personas vulnerables, paradójicamente, se ha convertido en un lugar de donde el Ayuntamiento se encarga de desalojarlas. De hecho, el gobierno de distrito tiene que echar mano de la seguridad privada para evitar que los okupas se atrincheren en el recinto fabril.
Algunas de las fincas del recinto fabril, que presentan un aspecto degradado / ELISABET GONZALEZ
LOS ÚLTIMOS DE LA ESCOCESA
“Quieren echar a la gente. A algunos les han dado un piso porque tienen niños, pero como nosotros no tenemos estamos luchando para que nos den uno. No nos han dicho qué día nos echarán, solo que recibiremos una carta del juzgado”, explica a Metrópoli Abierta entre ruidos de obras un hombre de origen marroquí que se dedica a vender chatarra y lleva ya varios años viviendo en la Escocesa. Él es uno de los que se ocuparon de colgar las pancartas y muñecos que cuelgan de los balcones del edificio, y una de las pocas personas que aún viven aquí.
Los balcones de la Escocesa están llenos de muñecos y pancartas / ELISABET GONZALEZ
Las excavaciones que se están haciendo en el solar contiguo de la antigua fábrica, donde se está levantando un edificio de oficinas, han hecho peligrar aún más su infraestructura, por lo que el Ayuntamiento declaró el edificio en ruinas. En este contexto, y tras la presión de la asamblea de vivienda Ens Plantem Poblenou, el ente municipal se comprometió a realojar a la cincuentena de personas que se alojaba en las viviendas. A estas alturas, la mayoría de ellas han sido realojadas, pero aún hay una decena de personas que siguen instaladas allí.
ESPACIO DE CREACIÓN
La realidad de la gente que aún malvive en este edificio deteriorado va de la mano de otra distinta, que hace de este lugar un sitio cuanto menos peculiar. El mismo recinto acoge un espacio de creación artístico y cultural que pertenece a la red de fábricas de creación del Institut de Cultura de Barcelona (ICUB).
Aspecto de una parte del recinto fabril, justo al lado del espacio de creación artístico / ELISABET GONZALEZ
Así, el aspecto deteriorado de la edificación y la gente que la okupa, contrasta con los murales que decoran algunas de las paredes del espacio y los artistas que trabajan en él.
La escocesa también alberga una fábrica de creación artística / ELISABET GONZALEZ
Todo ello, forma un conjunto extraño y degradado que no se acaba de entender, y que queda lejos del proyecto que ideó en su día el gobierno municipal.