Casals Izquierdo regenta una de las armerías más antiguas de Barcelona. Desde este centenario negocio, relata el duro golpe que significó las restricciones de los primeros meses del estado de alarma para el sector. Los cazadores, principales clientes de las tiendas de armas, no pudieron salir al monte. Lo han hecho a partir de octubre, cuando se abrió el período de caza mayor. Las armas de fuego cetrería son las más comunes entre los 13.328 barceloneses que actualmente cuentan con una licencia de armas en la ciudad. En segundo lugar se hallan las pistolas y rifles de tiro deportivo y olímpico y en última posición se encuentran las armas cortas, usadas como una herramienta de defensa personal. Según datos de la Guardia Civil facilitados a Metrópoli, los habitantes de Barcelona tienen legalmente 29.736 armas en su casa.
Al margen de los policías y miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad, que además de su arma reglamentaria pueden disponer de una pistola particular, cualquier civil puede solicitar un permiso de armas. Debe superar unas pruebas psicotécnicas, teórica, práctica (tiro en galería) y disponer de un certificado de antecedentes penales y otro sobre antecedentes por violencia de género. En Barcelona, el 69% de las armas son de caza, el 9,36% de tiro deportivo y un 1,1% son armas cortas, una cifra que va a la baja.
PISTOLAS DE DEFENSA PERSONAL
Al cierre de 2020 había 334 barceloneses que tenían una de estas armas cortas. En 2019 la cifra era de 358. Estas pistolas se enmarcan en la licencia tipo B. “Se tienen por razones de seguridad porque existe algún riesgo contra la seguridad personal derivada de su trabajo, o bien porque existe otro riesgo que justifica la necesidad de protección”, señala Máximo Sánchez, teniente coronel interventor de armas de la zona de Cataluña de la Guardia Civil. Cuando ETA existía y mataba, muchos amenazados de muerte solicitaban esta licencia. Actualmente, joyeros, armeros y algún personaje público son el principal perfil que dispone de este permiso. “Hace siete años que no veo a nadie con esta licencia”, comenta un armero de Barcelona.
Las pistolas y revólveres de defensa personal son las únicas arma que un civil puede llevar siempre encima. El resto (caza y tiro) solo se pueden usar en su contexto determinado. El Club de Tiro Olímpico de Barcelona es uno de los referentes de este ámbito en España y Europa. Surgido en 1905, hoy acoge unos 3.000 socios en sus instalaciones con una importante cantera de futuras promesas. Una persona con licencia de armas de tiro deportivo puede poseer hasta 10 armas en función de la categoría.
18.000 CAZADORES
Armerías Izquierdo abrirá en los próximos meses una nueva galería de tiro. “Nuestra intención es expandirnos. Este es un deporte con más afición de lo que se pueda pensar. Te libera de mucha presión, como la natación. Dejas la mente en blanco, es muy recomendable”, comenta la jefa del negocio. Desde la Armería Alberdi, Agustí indica que la situación “empieza a normalizarse”. Constata que a diferencia de la caza, un sector en “decadencia”, el tiro deportivo capea los años en un buen estado de forma.
Barcelona y su área metropolitana cuenta con unos 18.000 cazadores que se desplazan a cotos de caza de toda Cataluña y el resto de España. La comunidad cuenta con 38.000 aficionados. “Cuando tienes un país que se envejece es normal que la caza vaya a la baja. Es necesario, sobre todo, un relevo generacional en las zonas urbanas”, asegura Sergi Sánchez, presidente de la Federació Catalana de Caça.
ARMAS JUDICIALIZADAS
El representante de los aficionados a la cetrería defiende el papel del colectivo como “factor de conservación del medio ambiente” y también en otros aspectos, como por ejemplo, la prevención de los accidentes de tráfico. En los últimos meses se han cancelado algunas batidas en poblaciones como Terrassa y Matadepera por razones de seguridad debido al boom de excursionistas, algunos de los cuales, no respetan las señalizaciones que limitan los cotos. A pesar de la pandemia, asegura Sánchez, el sector no se ha visto demasiado afectado.
En los depósitos de la Guardia Civil hay actualmente 4.391 armas depositadas por particulares. Son armas de personas que han fallecido o bien cuya licencia está caducada. Algunas se destruyen y otras se ofrecen en subasta. Este último escenario, avanza el teniente coronel, se suprimirá a partir del 1 de enero de 2022 y todo este arsenal se convertirá en chatarra. Otras 3.752 armas están en manos de las autoridades judiciales. Se trata, en muchos casos, de un armamento cuyo origen es ilícito y ha sido requisada en alguna operación policial.