Las personas sintecho sufrieron especialmente el confinamiento durante los momentos más duros de la pandemia. Las calles de Barcelona y otros municipios metropolitanos reflejaron esta realidad, en la que algunos colectivos trataron de ayudar para paliar la situación.

Una de ellas fue la Fundación Domus Misericordiae Sant Josep, que comenzó su andadura en 2017 con la finalidad de reforzar la atención social hacia los más desfavorecidos.

Durante el confinamiento por la pandemia su actividad se multiplicó y, pasado este periodo, afronta el futuro con el objetivo de incrementar esta ayuda mediante la consolidación de nuevas iniciativas.

REPARTO SEMANAL

El padre Felipe Simón, impulsor de la Fundación, recuerda cómo el colectivo multiplicó su trabajo tras el estallido de la pandemia. "Cuando empezó la pandemia  estábamos a la expectativa de saber qué pasaría, sobre todo en cuanto a los más vulnerables. Al visitar equipamiento habilitado en Fira de Barcelona vimos que muchos sintecho no estaban, así que empezamos a salir a ayudar cada viernes", afirma, en el marco del proyecto San Alberto Hurtado.

El párroco explica que, durante aquellas semanas, facilitaron "comida, mascarillas, gel" y todo lo que podían ante la difícil situación sanitaria que se estaba viviendo, un trabajo que llevaron a cabo "muchas entidades vinculadas a la Iglesia católica u otras confesiones cristianas".

El padre Felipe Simón atiende a un sintecho junto a voluntarios del proyecto de San Alberto de Hurtado / AV



SANTA MARTA

Para la Fundación, toda la ayuda que ofrecían no era suficiente, por lo que apostaron por "dar un paso más" mediante la compra de viviendas en Badalona destinadas a personas sintecho. "Hace algo más de un año compramos pisos, los adaptamos e hicimos una experiencia piloto con dos voluntarios y varios sintecho para que pudieran convivir juntos", relata el sacerdote.

Bautizado como voluntariado de Santa Marta, la iniciativa comprende el establecimiento de pisos compartidos entre "voluntarios y personas necesitadas", un programa bajo la "visión cristiana" con el que la Fundación está "muy ilusionada".

JABONES Y ROPA

El padre Simón destaca la necesidad de dotar de un "trabajo digno dentro del ambiente de comunidad y oración" a aquellos que requieren una oportunidad. En consonancia, se impulsó la compañía Salvia Vera, dedicada a la fabricación de jabones y cosmética natural.

"Empecé a hacer jabones con mi madre, se vendieron y pensamos en profesionalizarlo", explica el cura, quien define la iniciativa como una "empresa de reinserción social con respeto por el medio ambiente".

La Fundación también está trabajando en un proyecto especializado en téxtil, de la mano de un profesional en el sector como Xavi Llastarry. El sacerdote explica que, después de que Lastarry cayera "bastante enfermo por covid", quiso impulsar una empresa que "pudiera ayudar a las personas". Mediante esta iniciativa, ya se están realizando "uniformes para restaurantes y hoteles que están muy bien diseñados", para los que se hace uso de tejidos reciclados y de calidad.

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