El suicidio en Barcelona de una chica de 15 años que sufría acoso escolar el pasado 19 de mayo ha destapado varios casos de bullying en la escuela Jesús, Maria i Josep del barrio de Sant Andreu del Palomar. La tragedia plantea dudas sobre la gestión de este centro religioso de las Escuelas Manyanet con los casos de maltrato entre sus alumnos. Así lo declaran algunas madres y padres estos días en las redes sociales. Coincide con estas afirmaciones la explicación de Carmen Cabestany, presidenta de la Asociación No al Acoso Escolar (NACE) de las conversaciones con los padres de otras víctimas de acoso. “Nos dicen que la familia pedía protección, pero el centro decía que los padres eran unos exagerados y los niños unos blandos”, explica a Metrópoli.
Esta profesora tiene claro que “si se hubiera actuado bien”, la comunidad educativa y la sociedad no estarían lamentando la muerte de la muchacha. “Cuando ocurre esto es que aquí hemos fallado todos: Lo primero que falla es la humanidad de los compañeros que incitan al acoso. Fallan los compañeros, los profesores, las direcciones de los colegios, las inspecciones. También fallan las familias que podrían haberse organizado y no lo hicieron. El acoso no afecta solo a la víctima, sino que afecta a toda la sociedad”, afirma Cabestany.
"MUÉRETE"
La víctima de este nuevo drama saltó al vacío desde un edificio. En la bandeja de entrada de un sistema de mensajería interno que usa el colegio, la chica recibió un terrible mensaje de uno de sus acosadores con un “muerte” en el asunto y la palabra “muérete” en el cuerpo del texto. “Esto es una inducción al suicidio. No sabemos si había pasado más veces. Si se lo decían verbalmente”, apunta Cabestany. Su entidad también ha ayudado a tres familias más, cuyos hijos han sufrido bullying en el mismo centro desde 2017 y 2018. Por la información que manejan, podrían haber varios casos más de acoso escolar.
Este medio ha intentado contactar sin éxito con la escuela que, de momento, evita pronunciarse sobre esta cuestión. Los Mossos d’Esquadra investigan este suicidio y otro caso similar que tuvo lugar en 2019 en el colegio Pare Manyanet de Les Corts, según publica El Periódico. En los dos casos, los progenitores de las víctimas acusan a las escuelas de no haber hecho suficiente para impedir el trágico desenlace. “Muchos profesores fallan porque no tienen formación sobre acoso escolar. Otros fallan porque no prestan la suficiente atención”, señala. Algunas direcciones, añade, evitan afrontar el acoso al tratarse de “temas incómodos y difíciles de solucionar”.
PROFESORES MALTRATADORES
David Vidal, es una de la media docena de personas que estos días ha asegurado en las redes sociales que el centro de Sant Andreu mira para otro lado en casos de acoso. "Muchos alumnos han marchado por no ser atendidos, por culpa de unos protocolos incompatibles con la protección y el derecho de los menores. Mi hijo sufrió bullying en esta escuela, incluso por parte de los profesores. Cuando se lo decíamos al coordinador, se burlaba en clase...", ha escrito Vidal en su cuenta de Twitter.
Sandra, otra madre, afirma conocer "cinco o seis casos" más. Otra mujer, Yolanda, escribe: "Escuela muy discriminatoria. Los adolescentes no tienen protección suficiente y al final dejas la escuela. La dirección no responde si haces un mail o una llamada telefónica al creer que tu hijo sufre dentro de la institución". Gerard, un exalumno, confirma la versión de Vidal. "Puedo decir que muchas veces los mismos profesores son los primeros en hacer bullying a determinados alumnos y seguro que estas personas aún están haciendo clase".
MUERTO EN VIDA
Cabestany advierte de que los casos conocidos solo representan una parte de la realidad. Tragedias como la del colegio de Sant Andreu, dice, tienen que ayudar a que no se repitan más. Es lo que piden muchos niños y adolescentes en sus cartas de despedida. Que nadie vuelva a pasar por lo que a ellos les ha tocado vivir. En las numerosas entrevistas que esta activista contra el acoso realiza con jóvenes se repite una frase que estremece: “Cuentan que lo peor no es matarse, sino estar muerto en vida”.
La presidenta de la entidad NACE no se atreve a señalar una cifra sobre víctimas que atiende a día de hoy, pero asegura que son, al menos, una veintena en Barcelona. La asociación lamenta que no existan cifras exactas sobre el número de casos en España. En 2006 se hablaba de que uno de cada cuatro alumnos sufrían acoso. Cabestany no se fía de que ahora, como se dice, lo sufran uno de cada cinco niños. “Antes no había ciberacoso. O estamos en uno de cada cuatro o incluso en uno de cada tres. Unos dos millones de niños en toda España”, afirma.
10 Y 11 AÑOS
La franja de edad donde se registran más víctimas de bullying es a los 10 y 11 años. A esta profesora le sorprende los insultos y la violencia de los comentarios que también se lanzan niños mucho más pequeños. Es el caso de una de las tres víctimas de acoso en el Jesús, Maria y Josep de Sant Andreu. Con siete años le llamaban “puta”, “hija de puta” y “facilona”. Además le cortaban mechones de pelo y le tocaron los genitales. En otro caso a otra chica le tiraban la ropa de gimnasia, le pateaban la silla y le lanzaban otros insultos.
Cabestany reprocha la respuesta de la administración que hasta ahora se ha basado en un “lavado de cara, que cuestan dinero y que no están pensados para eliminar el acoso escolar”. Sobre los acosadores de 14 años, a los que el Código Penal protege ya que son inimputables ante la justicia, reclama que aunque el caso se deba archivar judicialmente, no se archive en el ámbito pedagógico, social. “Entre otras cosas, debemos evitar que esta persona se convierta en un maltratador cuando sea adulto”. También reclama a la Fiscalía de Menores mayor implicación y que redacte actuaciones de oficio a los colegios afectados para, así, animar a los centros a tomar cartas en el asunto.
ATENCIÓN AL MALTRATADOR
La atención psicológica con los abusadores también es de vital importancia. Nace ha actuado en algunas ocasiones con ellos, pero generalmente les es imposible llegar hasta ellos. “A veces detrás del maltratador hay una víctima”, destaca.
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