Los vecinos y comerciantes de la ronda de Sant Antoni viven una situación límite. El incivismo y la inseguridad a la que están expuestos los residentes han alcanzado máximos exorbitados y, pese a que la presencia de la Guardia Urbana se ha incrementado recientemente, las problemáticas persisten en la zona.

Buena parte de culpa de esta realidad reside en la plaza del Pes de la Palla, donde el tráfico de drogas, la venta ilegal de bebidas y las peleas se han convertido en un perjuicio crónico para los vecinos del Raval y Sant Antoni, tal y como relataron en declaraciones recientes a Metrópoli. Y es que la cifra de denuncias puestas en los últimos meses, que asciende hasta las 277, es el mejor reflejo de la pesadilla por la que están pasando.

La invasión de la ronda de Sant Antoni por parte del mercado de la miseria tampoco ayuda. Decenas de vendedores con productos de dudosa procedencia ocupan la plataforma que durante nueve años acogió las carpas provisionales del mercado de Sant Antoni, con el hartazgo vecinal que esto ha supuesto. Durante los últimos días los vendedores se han desplazado a escasos metros, concretamente a la calle de Nou de Dulce, pero esto no resulta ninguna garantía.

PACIFICACIÓN

Los residentes de la ronda de Sant Antoni están poniendo todo de su parte para que la situación no vaya a más, para retomar la tranquilidad arrebatada. Pero los planes urbanísticos del Ayuntamiento para la zona chocan con esta postura y preocupan enormemente al vecindario.

Decenas de vendedores del mercado de la miseria, en la ronda de Sant Antoni / MA



La renovación prevista de la losa central se basará en una "actuación táctica para ganar nuevos usos de juego y estancia" que la convierta en "un espacio pacificado y ganado para el vecindario", según indica el consistorio barcelonés. Una implantación de verde y mobiliario urbano en un presunto espacio de paseo de 4.500 metros cuadrados que promete hacer las delicias de los incívicos y delincuentes con los que conviven los residentes, convirtiéndose en una pesadilla para éstos.

UN FUTURO PEOR

Los vecinos de la ronda de Sant Antoni auguran el desastre, rechazan la pacificación propuesta por el gobierno municipal y así lo harán saber a los distritos de Ciutat Vella y el Eixample. Están convencidos de que la reforma ofrecerá una "plataforma perfecta" para el incivismo y la delincuencia nocturnos, provocando así un efecto contrario al deseado en el que se multiplicarán las actividades "molestas e incívicas", según indica un documento al que ha tenido acceso Metrópoli.

El nuevo mobiliario urbano y el verde proyectado para la zona, temen los vecinos, se convertirán en "escondites" en los que consumir alcohol y drogas, así como para "escuchar música" en plena calle hasta cualquier hora de la madrugada imposibilitando el descanso nocturno.

VUELTA DE LOS COCHES

Para disuadir a los incívicos de la zona, los residentes reclaman la vuelta de los coches por esta parte de la ronda: "Añoramos que pasen coches por esta parte de la Ronda, pues estamos convencidos que si el tráfico vuelve a pasar, todas estas actividades dejarán de suceder y "pacificará" el barrio".

Bicicletas estacionadas en una barandilla de la ronda de Sant Antoni / METRÓPOLI - JORDI SUBIRANA



Los vecinos indican que esta solución va en contra "de lo que se supone ideal", pero reconocen que "siempre hay una excepción en la regla y aquello que parece perfecto es campo abonado para un próximo infierno".

Por todo ello, los residentes solicitan que el Ayuntamiento estudie su caso y se encuentre una solución definitiva "para tener un barrio" como lo habían tenido "anteriormente", antes de que se produzca un éxodo de vecinos.

REFORMA QUE NUNCA LLEGA

La ronda de Sant Antoni continúa esperando una reforma que nunca llega. Los trabajos deberían haber empezado hace prácticamente tres años, pero la remodelación integral anunciada por el Ayuntamiento sigue sin ejecutarse.

En junio de 2018, el consistorio barcelonés tenía abierta una oferta pública para la adjudicación de las obras por algo más de cinco millones de euros. Pese a ello, el concurso publicado por Barcelona de Infraestructuras Municipales (BIMSA) fue anulado por la misma empresa pública cuatro días antes de la finalización del periodo de presentación de ofertas.

La paralización del proyecto respondió a los recortes municipales debido a la caída de ingresos, y continúa sin reactivarse. Diversos grupos municipales, como el PP y JxCat, han exigido la puesta en marcha de la reforma, pero la inacción del gobierno municipal no dará más opción a los vecinos de la ronda de Sant Antoni que seguir esperando.

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