En febrero de 2020, Abril Pasarell Claveria (25 años) decidió dejar atrás su nombre legal. A partir de ese momento el nombre de chico que aparece en su DNI pasaba a un plano secundario, relegado para trámites y gestiones. Desde marzo de 2020 afronta un proceso de cambio de sexo. En octubre, durante la transformación, pidió usar su nombre sentido y una foto actual a Glovo, la empresa para la que trabaja como repartidora, pero la firma barcelonesa le negó esa posibilidad. Ahora denuncia su caso a Metrópoli.
Esta mensajera barcelonesa es consciente de que en sus facturas debe salir su nombre legal, pero expresa su decepción ante la respuesta de la start up. "Me sentí muy desamparada. En el chat interno me seguían llamando con el nombre de chico, les corregía, pero no rectificaban. Al final me di por vencida. Me da rabia, no me siento cómoda. Es un derecho básico", reivindica. Fuentes de Glovo señalan que el cambio no es posible, ya que generaría "problemas" en la facturación. "El nombre que se usa a nivel interno debe coincidir con el nombre de la factura", comenta una portavoz.
CCOO: ES UNA CUESTIÓN DE VOLUNTAD DE LA EMPRESA
Abril se desplaza con su coche haciendo grandes repartos de comida y bebidas. Explica que los clientes "se esperan otra cosa" porque lo que ven ellos es su perfil y la fotografía previa a iniciar el proceso de cambio de sexo. Ahora compagina el trabajo de repartidora con otro empleo en una aerolínea en el Aeropuerto en el que sí le han ofrecido alternativas. Tampoco puede usar su nombre, pero ha logrado que su chapa identificativa solo luzca la inicial del nombre de chico. "Es un cambio muy importante para mí porque la gente que me conoce ahora ya lo hace como Abril", se congratula.
Feliz Muruzábal, responsable de LGTBI de CCOO en Cataluña, apunta a la "voluntad de la empresa" como el factor determinante que permita que el empleado se sienta cómodo/a. "Yo lo que haría es insistir a la empresa explicando que no hay ningún problema en cambiar el nombre a nivel interno", comenta. Su sindicato no ha gestionado jamás un caso como el denunciado por Abril. "Por otro lado, si yo fuera una persona trans con trabajo, no armaría jaleo. Podría esperar", comenta Muruzábal que apunta que el 85% de personas de este colectivo no tiene empleo.
CAMBIO DE SEXO
En el documento Personas trans en el ámbito laboral. Guía para el proceso de transición, CCOO defiende los derechos de los trabajadores transexuales durante el cambio de cuerpo. "Puedes solicitar que se dirijan a ti conforme a tu género sentido y nombre elegido, pero debes tener en cuenta que aunque tu documentación identificativa se modifique en el ámbito interno de tu centro de trabajo, en algunos casos, tales como nóminas, planes de pensiones, documentación de Seguridad Social, se tendrán que mantener tus datos anteriores hasta que se tramite la rectificación legal del nombre y sexo". El sindicato también señala que los empleados pueden solicitar que se respete la identidad de género que se elija y el uso del uniforme, ropa de trabajo, uso de baños "o en cualquier otro aspecto en el que se establezca una diferenciación en base al género".
Hace muchos meses que el cuerpo de Abril ha experimentado una transición de género. En su caso tiene "más culo, muslo y cadera", y también le han crecido pechos. De igual modo, las facciones faciales han variado. En su día a día se ha enfrentado a las miradas tanto de clientes como de los mismos compañeros riders en la entrada de restaurantes y comercios. "Si ya miran a las chicas, imagínate a una chica trans. En verano, que voy con shorts y camiseta, he vivido situaciones incómodas cuando me miran de abajo a arriba". También cuando asoma un pelo en su cara, a pesar de afeitarse cada día.
FINAL DEL PROCESO
Para ella la actitud de Glovo no se corresponde con los valores de inclusividad que, dice, pregonan. "El día del Orgullo nos dijeron que podíamos recoger pegatinas a favor del colectivo LGTBI, pero luego algo tan básico como cambiarme el nombre no pueden hacerlo", protesta. Cuando solicitó un cambio de nombre y fotografía en su perfil de la aplicación asegura que el contacto con la empresa fue un tanto frío. "Muchos mensajes son automatizados. Tienes la sensación de que nunca hablas con nadie".
Tras un año visitando a un psicólogo y otro año y medio en el proceso físico, Abril está más cerca de cumplir su objetivo. El 9 de agosto presentó la solicitud para cambiarse el nombre en el registro civil. Ahora deberá aprobarlo un juez, una decisión que podría llegar a finales de septiembre.