Imagen del presunto ladrón M.J.P.O / MEGANOTICIAS

Imagen del presunto ladrón M.J.P.O / MEGANOTICIAS

El pulso de la ciudad

La fuga de 'El Gato', el ladrón que esquivó la cárcel por una PCR

M.J.P.O, detenido en Barcelona por un robo en Suecia, evitó su entrega al país nórdico tras negarse a hacer el test

16 noviembre, 2021 00:00

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M.J.P.O (48 años) se escondía en Barcelona. Había cometido un robo en Suecia y se había refugiado junto a su pareja en un piso del barrio de Roquetes (Nou Barris). Desde allí, y con la colaboración de su hija, enviaban el botín a Chile, su país. A él, uno de los cuatro miembros de la banda, le tocó una parte de los 10 millones de coronas suecas (1 millón de euros) robados en el asalto violento del aeropuerto de Arlanda en 2019.

Conocido como El Gato –por la similitud de sus ojos con los de un felino– este delincuente chileno es un cogotero, un tipo de ladrón que asalta a sus víctimas en la salida de bancos y cajas de cambio. Golpea a su objetivo en la cabeza y se lleva el dinero o cualquier objeto de valor.

El 4 de diciembre de 2019 conducía un vehículo junto a tres compinches más rumbo al aeropuerto sueco. Seguían a una furgoneta que transportaba dinero en efectivo y lingotes de oro. Cuando vieron salir al mensajero del interior y dirigirse a la terminal, se abalanzaron sobre él y le quitaron dos maletines repletos de billetes. A diferencia de países como España, los trabajadores que transportan dinero en Suecia no van armados.

DETENCIÓN EN BARCELONA

La policía nórdica lo buscó sin éxito y en abril del mismo año un fiscal emitió una orden europea de detención. Durante 14 meses, M.J.P.O esquivó a la justicia hasta que la Policía Nacional (CNP), alertada por Suecia que sospechaba de su presencia en España, logró capturarlo el 9 de febrero de 2021. Las policías de ambos países mantenían contactos desde abril de 2020, cuatro meses después del golpe.

Los investigadores españoles pincharon su teléfono y el de su mujer, también chilena. Se habían casado en 2020, poco después del robo. Un desliz de ella en una de las conversaciones monitorizadas permitió la detención del fugitivo cuando salía del piso de Nou Barris con una sudadera con capucha en la cabeza. Los agentes encontraron una vivienda sencilla. No había rastro del dinero ni de nada relevante que pudiera aportar algo a la investigación. "Vivían con lo justo. No tuvimos la sensación de que se estuvieran dando una buena vida. Al contrario", relata el inspector Carlos, responsable del grupo de fugitivos de la Policía Nacional en Barcelona.

EVOLUCIÓN CRIMINAL

Durante meses, El Gato envió las ganancias de su botín a Chile mediante transferencias, fraccionando el dinero en una técnica conocida como pitufeo, según relatan fuentes jurídicas a Metrópoli. Delante del juez, el prófugo explicó que trabajaba como albañil, que vivía en Barcelona desde hacía cuatro o cinco meses y que pagaba 300 euros de alquiler por una habitación. Un juzgado de Barcelona decretó prisión provisional con el objetivo de garantizar la entrega del fugitivo a las autoridades suecas. El fiscal, primero, y la Audiencia Nacional, después, entendieron que existía riesgo de fuga porque no se le conocía un domicilio.

'El Gato', detenido por la Policía Nacional / POLICÍA NACIONAL

'El Gato', detenido por la Policía Nacional / POLICÍA NACIONAL

 

El huido tenía antecedentes por robos similares cometidos en Francia y Suecia. La policía chilena lo conocía desde 2010 por delitos menores contra la propiedad como hurtos y robos por sorpresa y su país ya le había expulsado por sus delitos.Tras su detención en España en febrero, los investigadores del país sudamericano constataron la evolución criminal del ladrón, que escaló en la jerarquía delictivva y empezó a planificar y ejecutar asaltos violentos.

PRISIÓN PROVISIONAL

El presunto delincuente ingresó en la prisión de Brians 1 (Granollers). Estuvo preso del 10 de febrero hasta el 1 de marzo de 2021, el día señalado para entregar el detenido a Suecia. El lugar indicado era el aeropuerto de Barcelona. Pero El Gato jamás tomó ese avión.

Horas antes del despegue, M.J.P.O se negó a hacer la prueba PCR del coronavirus en la cárcel. Las autoridades suecas rechazaron llevarse al fugitivo. Sin un test negativo, argumentaron, no podía subir al avión. Suecia pidió una prórroga extraordinaria para cumplir con la entrega, pero el fiscal se opuso y pidió la libertad provisional, que así aceptó el Juzgado Central de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional el 17 de marzo. Así consta en el auto al que ha tenido acceso esta redacción.

Tras pasar poco más de un mes entre rejas, El Gato volvía a ser un hombre libre. Tenía prohibido salir de España y la obligación de comparecer semanalmente ante un juez, además de entregar su pasaporte en 72 horas. Sin embargo, aprovechó su oportunidad y se fugó sin dejar rastro. Probablemente utilizó un pasaporte falso para regresar a Chile. Ya lo había hecho en el pasado, cuando la policía lo detuvo con documentación mexicana.

MALESTAR EN LA POLICÍA NACIONAL

Fuentes cercanos al caso aseguran que el fracaso en la entrega del detenido a Suecia causó cierto malestar entre el grupo investigador de la Policía Nacional, que se empleó a fondo para cazar al ladrón fugado. Aseguran que ellos hicieron su trabajo, que consistía en detener al objetivo, pero que la otra parte no hizo el resto. El inspector Carlos señala que en estos casos, no todos los países funcionan del mismo modo. Polonia, por ejemplo, recoge a sus sospechosos con un avión militar. El policía señala que la Ley contempla un máximo de 60 días de prisión preventiva para detenidos con una orden de detención y entrega.

El 7 de abril de 2021, la Audiencia Nacional decretaba una orden de busca y captura con orden de prisión provisional contra el chileno. La pena de cárcel contemplada en Suecia por el robo que supuestamente cometió es de 10 años.

Cuando fue detenido, M.J.P.O intentó esquivar la cárcel poniendo sobre la mesa el proceso de fecundación artificial que seguía su mujer en una clínica barcelonesa. No le bastó para librarse de la cárcel. Semanas más tarde, una simple negativa a hacerse una PCR se convirtió, ahora sí, en su billete de huida.