A pocos días del disparo de salida del Primavera Sound, el vecindario teme las consecuencias que cada año el festival trae a los barrios del Besòs Maresme, Diagonal Mar y también a municipios como Sant Adrià de Besòs. El macroevento comenzará el jueves, 2 de junio, y se alargará hasta el domingo 12. Diez días en los que los residentes de la zona vivirán tensionados el desarrollo del espectáculo, entre botellones, suciedad, incivismo y sonido "insanamente alto".
Así lo han definido a Metrópoli los vecinos. "El primer año que se celebró, llamé a los Bomberos porque me temblaban los muebles de casa. Pensaba que era un terremoto o que me estaba mareando", relata una vecina activista en el Movimiento Diagonal Mar, que denuncia no poder hacer vida normal los días que dura el festival por el nivel de decibelios de la música. "Los edificios aquí son muy altos y hay mucho viento. El ruido rebota", asegura la mujer.
RUIDO HASTA EN BADALONA
El Movimiento también pone en conocimiento de este medio el caso de otra vecina de la Illa del Mar. El Ayuntamiento le puso, en 2018, un controlador de decibelios por el Primavera Sound. "Nunca nos quisieron dar el resultado, aunque con otros métodos vimos que marcaban 85 decibelios a las tres de la mañana. Lo normal en una vivienda son 45 decibelios", explican fuentes vecinales.
Por otra parte, el alto nivel de ruido se extiende a municipios como Badalona. Fuentes policiales han confirmado a Metrópoli haber recibido avisos por quejas de vecinos del barrio de La Morera que pensaban que la música provenía de algún coche de la vía pública. Lo mismo en Sant Adrià, donde el festival de luces también se puede presenciar a quilómetros de distancia.
BOTELLONES Y FIESTA
La Feria de Abril se queda atrás si se compara el número de asistentes. El montante de festivaleros asciende a más de 70.000 personas. Jóvenes de todas las partes de Cataluña, y más allá, que se dan cita en el Fòrum, lo que provoca colapsos en las bocas de metro y desagradables episodios.
"Antes de entrar, hacen botellón", informan fuentes vecinales, "y los que salen del concierto, están de juerga. Los que vamos a trabajar a las cinco de la mañana nos encontramos el panorama: lateros, vendedores de droga... Estamos hartos".
SUCIEDAD
Derivada de la aglomeración de asistentes, se dan escenarios "asquerosos". "Gente orinando en la calle o vomitando", ponen de ejemplo los vecinos. "Y no solo eso. El último día, los puestos de comida lo tiran todo al suelo. Aparecen fideos chinos esparcidos, botellas de alcohol, aceite de los fritos...".
Una vecina explica que ocho días después de que el festival terminase, "el entorno estaba lleno de ratas y gaviotas que se peleaban por la comida". Un "espectáculo" que los servicios de limpieza tardaron en recoger.
ZONAS BLOQUEADAS
La Asociación de Vecinos del Maresme pone el foco en las "zonas públicas que se han privatizado" por el Primavera Sound. "Los vecinos del Fòrum no podemos ir a la zona de baños del Fòrum tranquilamente, ni a pasear", denuncia uno de los miembros del grupo.
Los vecinos explican que han presentado una queja formal al distrito, pero "nunca se sabe".
"HAY MEJORAS"
Aunque el temor entre los residentes cercanos a la ubicación del festival es generalizado, hay vecinos que hacen un buen balance del paso de las ediciones: "Se han corregido cosas. Habrá más agentes cívicos, más lavabos portátiles, en teoría también habrá más limpieza...", argumentan algunos. "Que se haga realidad ya es otra cosa".
Otro grupo de vecinos, en la misma línea, ha manifestado su aprobación ante la celebración del evento porque "dará muchos puestos de trabajo".