La guerra de Ada Colau contra las terrazas se intensifica en Barcelona. El gobierno de la alcaldesa anunció este martes, 2 de agosto, que adelantará una hora el cierre de las terrazas localizadas en la calle de Enric Granados.
El Gremi de Restauració y los hosteleros de la zona se plantan contra la medida y aseguran que "tendrá consecuencias fatales". La popular vía, frecuentada por el público local, pertenece a las que desde el consistorio catalogan como Zonas Acústicamente Tensionadas en Horario Nocturno (ZATHN), donde pretenden "reducir el ruido nocturno que afecta a las viviendas en la zona". "El Ayuntamiento relaciona todas las molestias con la actividad de los bares y restaurantes y puede hacernos mucho daño", explica a Metrópoli el propietario de un establecimiento que prefiere mantenerse en el anonimato para "evitar más problemas".
UNA HORA MENOS
Con la nueva decisión del gobierno de los comunes, los restaurantes deberán retirar sus mesas exteriores a las 23:00 horas de domingo a jueves –hasta ahora era a las 00:00 horas– y los viernes y sábados a las 00:00 horas –hasta ahora era a las 1:00 horas–.
Los restauradores de la vía, como el dueño del restaurante La Palmera, abierto desde 1994, reclaman que "trabajar una hora menos en las terrazas supondrá grandes pérdidas económicas". "Nos quitan horas de empleo y eso implica que pueda llegar a haber reducciones de personal en algunos negocios", reclama.
REDUCIR UN TURNO
El cierre a las 23:00 horas, supone, entre otras cosas, reducir un turno en las cenas en la terraza. Según han explicado desde varios locales a este medio, muchos restaurantes ofrecen dos servicios, uno de 20:00 horas a 22:00 horas y otro de 22:00 horas a 00:00 horas. Así, se ven obligados a eliminar la segunda franja porque "no pueden exigir al cliente cenar en menos de una hora".
"Son grandes daños que pagaremos todos porque algunos incumplan las normas. No es lícito que paguemos justos por pecadores pero al gobierno local le damos igual", reclama el dueño de un negocio familiar del eje.
GASTO ENERGÉTICO
Otros afectados apuntan a que la limitación coincide con las directrices del Gobierno central de reducir el consumo energético en interiores. Varios dueños coinciden en que el aumento de clientes en el interior –después del cierre de las terrazas– implicaría la necesidad de bajar la temperatura del aire acondicionado para garantizar su bienestar. "Estamos limitados por todos lados", denuncian.
Así, consideran que "se perderá gran parte de la clientela" porque "muy pocos querrán entrar una vez se levanten de las mesas o directamente no vendrán". En plena ola de calor, los clientes acuden a los locales mayoritariamente de noche y, según los afectados, "el cierre a las 23:00 horas hace que Enric Granados deje de ser una de las opciones de ocio para los barceloneses".
PERSECUCIÓN "OBSESIVA"
Hace meses que los propietarios de los establecimientos de la popular vía colaboran entre sí para evitar lo que ellos tildan de persecución "obsesiva". Según relatan fuentes del sector a este medio, los restaurantes de la calle reciben inspecciones prácticamente cada semana. "Esto no ocurre en otras calles donde también hay muchos locales de restauración. Es una auténtica persecución", señala un empresario que quiere mantener el anonimato.
De hecho, en base a los datos de 2021, Enric Granados acumula el 34,2% de las inspecciones por incumplimientos de terrazas. De las 2.100 comprobaciones que hicieron los técnicos municipales en toda Barcelona, 720 se han hecho en este eje pacificado del Eixample, que une la Diagonal con la calle de la Diputació. Según la teniente de alcaldía de Ecología Urbana y Urbanismo, Janet Sanz, en Enric Granados hay un "incumplimiento generalizado de la norma".
MÁS MEDIDAS
La persecución del ruido en la vía vino, en gran parte, de la mano de la asociación vecinal SOS Enric Granados. El grupo surgió hace unos seis años cuando sus miembros vieron o peligrar su "estilo de vida" en la zona ante la construcción masiva de terrazas.
Desde la organización celebran la medida que ha implementado el consistorio, pero aseguran a Metrópoli que es tan solo "el primer paso". "Nosotros pedimos adelantar dos horas el cierre", señalan. Además, remarcan que su objetivo principal es que a todos aquellos bares y restaurantes que "incumplen la normativa de las terrazas" se les retire la licencia de forma permanente.
La entidad asegura que su gran preocupación son los locales que ofrecen copas y cócteles, que se han convertido en el nuevo foco de ocio de los más jóvenes. "No es la actividad lo que molesta al vecindario, es el ruido y la invasión del espacio público que hacen las terrazas", explican vecinos afectados a este medio.
GREMI DE RESTAURACIÓ
En los últimos años, Enric Granados ha conseguido despuntar entre la amplia oferta gastronómica de la ciudad y ya se presenta en las guías como un eje exclusivo de la restauración: Actualmente hay alrededor de 80 locales hosteleros en esta calle semipeatonal.
Además, la mayoría del público de la vía es local, por lo que es un punto "imprescindible" para los barceloneses. Preguntados por este medio, desde el Gremi de Restauració aseguran que llevarán el caso a los tribunales y denuncian también que el consistorio ha aprovechado el mes de agosto, "cuando los abogados están de vacaciones", para tramitar lo que consideran "una medida lesiva para los restauradores".
MÁS CALLES IMPLICADAS
Además, el Gremi asegura que el concejal de Emergencia Climática y Transición Ecológica, Eloi Badia, mintió durante la rueda de prensa en la que presentó la limitación horaria. "Aseguró que el adelanto del cierre se circunscribe únicamente a la calle Enric Granados y también afectará a los restaurantes de Gràcia", explican.
Según relatan desde la entidad, Badia se reunió con los restauradores del distrito y les comunicó que "tramitarían durante el mes de agosto la reducción horaria y que estuviesen atentos a las notificaciones oficiales".
Además, el pasado julio el consistorio ya aseguró que pondría en marcha planes contra la contaminación acústica en el centro de la ciudad. Para ello, realizó un estudio con sonómetros en distintas plazas y calles de la ciudad y fijó 11 de los puntos más ruidosos de la ciudad, que se pueden consultar en el siguiente mapa realizado por Metrópoli: