Jaque a los restauradores de Ciutat Vella. El Ayuntamiento de Barcelona ha anunciado que avanza el cierre de restaurantes, terrazas y supermercados a las 23.00 horas todos los días de la semana.
Según el consistorio, la medida se adopta para "reducir el ruido nocturno de los cuatro puntos más conflictivos durante la noche". Los lugares de los que habla la administración barcelonesa son las calles de Joaquín Costa y de los Escudellers y las plazas de Àngels y de George Orwell.
AFECTACIÓN A MEDIO CENTENAR DE RESTAURANTES
Esta medida afectará a 53 locales restauración, 90 establecimientos de venta de alimentación y 13 terrazas, según los datos municipales. Además, estará reforzado con planes de inspección específicos y con una mayor presencia de la Guardia Urbana.
Entre los recortes de horario, el Ayuntamiento ha especificado que las terrazas tendrán que recoger como máximo a las 23.00 horas durante toda la semana, es decir, de lunes a domingo. A su vez, la restauración se verá obligada a adelantar su hora de cierre a las 02.00 horas y los establecimientos de venta alimentaria tendrán que bajar la persiana a las 22.00 horas. Otra de las medidas que se aplicarán será la limitación de conciertos y acontecimientos en estas calles.
LIMITACIÓN DE COMENSALES
Las terrazas son el objetivo principal del Ayuntamiento. Además del horario, verán limitado el número de módulos permitidos en cada establecimiento. Se prohibirá la unión de mesas y se limitará el número de integrantes: como máximo cuatro personas o un núcleo familiar. También tendrán que adaptar su moviliario, poniendo tapones de plástico en las patas de las mesas y las sillas para reducir el ruido. Las cadenas con las que se atan tendrán que estar plastificadas.
Las medidas entrarán en vigor una vez se hayan hecho todos los trámites administrativos. Durante este periodio de tiempo, los locales podrán presentar alegaciones.
MÁS PROHIBICIONES EN OTRAS ZONAS
Las de Ciutat Vella se unen al veto de la calle de Enric Granados, donde las terrazas también se verán obligadas a cerrar una hora antes. La medida se produce tras el análisis de datos de sonido captados por los sonómetros que el Ayuntamiento instaló en junio. Los aparatos han constatado que la contaminación acústica supera en tres decibelios los niveles permitidos.