Un perro no es solo un animal. Un perro es un amigo, un familiar, como un hijo o un hermano. Esa es la definición que muchos de los dueños de los canes hacen habitualmente cuando se les pregunta por su relación con sus mascotas. Así también lo define Eric, un joven de 27 años del barrio de Sant Andreu de Palomar que ahora mismo tiene que convivir con el enorme dolor que supone que le hayan arrebatado a su perra antes de tiempo.
Se llamaba Dory, tenía cuatro años y era "la perra más buena que te podías encontrar". "Le gustaba saludar y jugar con todo el mundo", explica Eric a Metrópoli. Era amable, juguetona, mansa y sobre todo, muy cariñosa hasta que, poco a poco, se fue apagando tras sufrir una presunta intoxicación por envenenamiento que terminó con su vida el pasado 20 de enero.
Dory fue víctima del envenenador de la Pegaso y es uno de los casos registrados de perros que han muerto en los últimos meses con un cuadro toxicológico que lleva a sospechar que fueron envenenados. Sufrió varias úlceras en intestinos y estómago que acabaron esparciendo fluidos por el interior de su cuerpo, lo que desencadenó en varios tumores que, junto con la infección interna, precipitó su muerte en semanas.
"Todo empezó hace unos meses", relata Eric. Dory comenzó, con solo cuatro años, a apagarse, a dejar de comer, dejar de jugar. La llevaron al veterinario en repetidas ocasiones y la respuesta que obtuvieron fue que la perra "era fina", es decir, que no le gustaba el pienso que le daban de comer y recomendaron cambiar de producto. Ese mismo diagnóstico se repitió en las cinco o seis visitas posteriores que se llevaron a cabo meses después hasta que, de pronto, comenzaron a aparecerle una serie de protuberancias o bultos externos. El diagnóstico cambió a "una alergia", concreta. Inyectaron a Dory un fármaco para estimular su apetito y para tratar su alergia, pero la mejoría duró solo unos días, pues el can comenzó a vomitar, a no querer salir de casa ni para orinar, a rechazar cualquier propuesta de juego o paseo. "Incluso se negó a comer o a beber", recuerdan.
Todo cambió el día en el que su familia acudió a otro veterinario recomendado por Ismael, un amigo suyo. "Llegamos y enseguida comenzaron a hacerle analíticas, una ecografía y a examinarla a conciencia", relata. En pocos días tenían los resultados: la perra tenía varias úlceras estomacales e intestinales que la habían infectado por dentro. Además, se le habían formado tres tumores malignos con metástasis. En cuestión de semanas, Dory pasó a estado terminal. "Los veterinarios nos dijeron que con cirugía y quimioterapia podía aguantar dos semanas más. Dos semanas más de un sufrimiento que no sabíamos que padecía. Por eso, decidimos pasar un último día con ella y sacrificarla, para que dejara de padecer", narra con gran dolor.
"Era como una hija para mí y tuve que verla como se difuminaba poco a poco hasta morir, es lo peor y de verdad que no se lo deseo ni a mi peor enemigo", reflexiona Eric en conversaciones con este medio.
Ahora, escasos días después del sacrificio del can, toda la familia está destrozada. Todavía -explica- cuando llegan a casa piensan en que toca darle de comer, sacarla a pasear, jugar con ella e incluso acurrucarse para dormir juntos, pero ella "ya no está".
Eric agradece mucho todo el apoyo que ha recibido de amigos, familiares e incluso de personas del barrio, que se han volcado con él ya sea en lo personal o a través de mensajes en redes sociales. A raíz de esto, explica, ha comenzado a recibir mensajes de otros dueños de perros que también han perdido recientemente a sus amigos caninos y en condiciones similares. Cabe destacar que, en muchos de estos casos, también se comparten zonas de paseo. Desde la entidad Espai Gos BCN comentan a este medio que se han registrado hasta cuatro fallecimientos en estas mismas circunstancias desde noviembre. Sin embargo, Eric explica que una veterinaria que conoce le ha asegurado que se han producido hasta ocho defunciones solo desde enero.
NO ES UN HECHO AISLADO
A raíz de mensajes de otras víctimas, ha descubierto que en todos los casos paseaban por plazas y parques de Sant Andreu o que forman parte de la frontera con barrios vecinos. En concreto, los puntos más peligrosos son la plaza de Can Portabella, conocida como la PCC, el parque de la Pegaso, el parque de Can Fabra, la zona del Camp del Ferro y la zona de césped del recinto de Can Dragó.
Explica también que, aunque no hay todavía ninguna prueba oficial que sustente la hipótesis de un envenenador o un grupo de asesinos de perros aterrorizando la zona, sí le han llegado a pasar fotografías y relatos de pastillas azules halladas por la zona que bien podrían ser algún tipo de tóxico. Esta podría ser la causa del envenenamiento de los perros.
Desde Espai Gos BCN también sospechan que las muertes no son accidentales. "Los cuadros presentados por los perros son compatibles con el envenenamiento o la intoxicación. Lo que nos hace sospechar que podría tratarse de un hecho provocado es la duración en el tiempo, ya que tenemos casos desde noviembre. Si fuera casual o puntual no se habría alargado tanto", considera la entidad.
Por ahora, explica Eric, intenta prevenir a todos los dueños de perros que conoce y con los que se encuentra por la calle para que estén alerta y controlen a sus mascotas. "No quiero que la gente sufra como estoy sufriendo yo y, si es por el barrio, adelante", pondera. En esa misma línea, comenta que acudirá al veterinario que diagnosticó alergia a Dory para prevenirles también sobre posibles casos de envenenamiento que podrían llegar a la consulta en el futuro.
"Le diría a los dueños de perros que llevaran atados siempre a sus mascotas y, antes de soltarlos, revisaran bien toda la zona", pondera. También pide a los operarios de limpieza del Ayuntamiento que estén atentos durante sus jornadas laborales de cualquier posible tóxico en el suelo y de no arrastrar posibles sustancias nocivas desde los alcorques, es decir, los huecos en los que se plantan los árboles. En la misma línea, cree que sería una buena idea colocar carteles avisando a los dueños de los perros para que estén atentos, por lo menos, en aquellos parques donde ya se han intoxicado mascotas.
Celebra, por otro lado, que varios vecinos ya se han unido y han solicitado una reunión con representantes municipales del barrio para ponerles sobre la pista de lo que, según sospechan, es un acto de asesinato de perros.
A los presuntos responsables de estas muertes les pide que paren, que "no son nadie para decidir sobre la vida de estos animales" que integran las familias de los vecinos del barrio. "No entiendo por qué hacen esto. Tienen que tener más humanidad y empatizar con la gente. Yo esto no se lo deseo ni a mi peor enemigo", concluye.
Por el momento, la Guardia Urbana de Barcelona no tiene constancia de estos sucesos de forma oficial y no ha iniciado ninguna investigación al respecto. Tampoco constan estos hechos en el Col·legi de Veterinaris de Barcelona.
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