Las fiestas de Sants han vuelto y, con ellas, la preocupación de algunos vecinos por las fiestas de un edificio okupado desde hace años. Del 19 al 27 de agosto, el antiguo barrio industrial se engalana como cada año para despedir el verano en una de las celebraciones más importantes de Barcelona. Los barceloneses pueden disfrutar de conciertos, castellers y correfocs durante ocho días que duran las fiestas, con un programa repleto de actividades. No obstante, durante las fiestas también se organizan las llamadas fiestas alternativas de Can Vies. Aunque quieren dar a entender que serán el punto de encuentro entre los movimientos sociales del barrio, algunos vecinos de Sants ya aseguran a Metrópoli que serán “insoportables”, como el resto de años.
A sus 25 años como centro autogestionado, Can Vies sigue siendo un referente okupa de Barcelona. Logró sobrevivir a la orden de desalojo y derribo del gobierno municipal de Xavier Trias en 2014. Le costó a la ciudad cinco noches de disturbios, hasta que el entonces alcalde paralizó el lanzamiento restableciendo la paz en la capital catalana. Esta ‘fuerza’ ante la autoridades ha permitido a los okupas que habitan Can Vies a continuar con su actividad habitual, realizando todo tipo de celebraciones que derivan en actos incívicos y que los vecinos tachan incluso de “peligrosos”. Estos actos se multiplican durante las fiestas de Sants, cuando los okupas aprovechan para organizar actos con “total impunidad gracias al Ayuntamiento”.
OBLIGADOS A IRSE DEL BARRIO
Fuentes vecinales explican a este digital que los bloques más cercanos al edificio sufren “molestias por ruido” debido a las numerosas fiestas que organizan con "música a todo volumen y que se alargan durante horas”. Entre las actividades sociales están las carreras de carros de la basura, paellas y karaokes que pueden llegar a reunir a más de 200 personas. Los residentes no entienden cómo el gobierno municipal les permite celebrar en paralelo unas fiestas. “Si ya tenemos unas, ¿por qué tienen ellos unas alternativas?”, se preguntan.
A pesar de que okupan un edificio de forma ilegal, son los propios vecinos los que deben marcharse del barrio porque “no se puede vivir”. “Han privatizado un sitio público para ellos. Hasta cortan tu propia calle y no puedes aparcar el coche”, lamentan.
Pero no todo los problemas tienen que ver con las molestias por ruido. En Can Vies también organizan cursos e incluso hay un servicio de guardería. "Si tú quieres montar una escuela infantil necesitas todo tipo de permisos, pero ellos sí que pueden ofrecer este servicio en un edificio ruinoso y lleno de ratas", critican. Desde el vecindario llevan tiempo avisando al gobierno municipal que Can Vies es "peligroso por su estado de conservación" y que cualquier día "podrían tener un susto".
INACCIÓN DEL AYUNTAMIENTO
Para enfrentarse a los okupas del edificio, los residentes sólo tienen una única opción: llamar al 112. Sin embargo, aseguran a Metrópoli que han llamado "infinidad de veces" pero que "nunca viene nadie". Los vecinos señalan directamente a la "etapa Colau", cuando los okupas "tenían permiso absolutamente para todo". Después de meses denunciado las fiestas ilegales, el consistorio barcelonés ofreció al vecindario una solución: una mediación para llegar a un acuerdo con los okupas para reducir el número de fiestas. No obstante, los vecinos afectados se negaron porque "significaba pasar la responsabilidad que tiene un gobierno municipal a la gente civil".
Por el momento, el no derribo de Can Vies impide la ejecución de las obras de la fase 3 del Cajón de Sants, que pretende comunicar la calle de Jocs Florals con la Rambla, un proyecto muy demandado por los vecinos desde hace tiempo.