La gente que se desplaza diariamente a Barcelona por trabajo en transporte público pierde entre 10 y 20 días al año. Algo que se evitarían si fueran en coche. Esta es una conclusión de un informe de El món a Rac1 que ha realizado a partir de centenares de entrevistas a los oyentes sobre sus viajes desde casa hasta el trabajo.

DOS HORAS MÁS AL DÍA

Según su estudio, una persona de Igualada que hace el trayecto por carretera tarda una media de una hora de ir de un lado a otro. En cambio, si opta por el transporte público, el viaje se alarga hasta las dos horas --contando todos los transbordos que tiene que realizar--. Esto, teniendo en cuenta que por el camino no ocurre ningún incidente.

Una hora más por trayecto equivalen a dos horas al día --entre ir y volver a la capital--, que al final del año se convierten en 20 días dedicados a desplazarse hasta Barcelona. Una diferencia entre ir en vehículo privado o autobús o tren muy importante.

Para las personas que viven en Solsona o Manresa, la diferencia es de 15 días, y para aquellos que se desplazan desde Granollers o Berga, 10. Por eso, muchos de los ciudadanos de la periferia prefieren usar el coche, aunque sepan que para entrar a Barcelona vayan a encontrarse con retenciones --algo habitual en la ciudad--. 

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