Un taxi con la ventanilla delantera rota

Un taxi con la ventanilla delantera rota ELITE TAXI

El pulso de la ciudad

Conducir un taxi en la Barcelona nocturna, un oficio de alto riesgo: robos, atracos y palizas

El sector del taxi exige cámaras de seguridad en los vehículos para evitar situaciones como la agresión mortal de Carlos, fallecido durante una discusión de tráfico con un motorista

7 noviembre, 2023 23:30
Alba Gibert Andoni Berná

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Los taxistas de Barcelona están en pie de guerra y exigen trabajar con seguridad. Se sienten desprotegidos y quieren prestar servicio sin poner en riesgo su vida ni su integridad física. La muerte violenta de uno de sus compañeros en Les Corts ha vuelto a poner de manifiesto la urgencia de que se tomen medidas que eviten los robos, atracos, peleas y palizas que sufren los trabajadores del sector, sobre todo en horarios nocturnos.

Yassin --nombre ficticio-- es taxista en la capital catalana y ha relatado a Metrópoli varias de las vivencias que sufren los trabajadores del gremio. "Recogí a tres jóvenes y, cuando llegamos al destino, no me querían pagar. No tenían dinero suficiente en la tarjeta y empezaron a discutir conmigo e inventarse que les quería hacer pagar de más", dice el taxista. La situación se fue calentando hasta el punto de que uno de ellos pegó un golpe en el coche y los otros dos se fueron corriendo.

ROBOS

El hombre salió tras los ladrones, pero estos se metieron entre callejones y no los pudo atrapar. Perdió 37 euros que tuvo que pagar de su bolsillo. Yassin no lo denunció. "Me pregunté a mí mismo ¿de qué va a servir llamar a la policía? No tengo ninguna manera de demostrar que me han robado", lamenta el hombre, que considera que incorporar cámaras de seguridad a los vehículos solucionaría el problema. Sin embargo, esta reclamación del sector se ha encontrado con el rechazo frontal del Institut Metropolità del Taxi (IMET).

Yassin, como muchos de sus compañeros, se siente inseguro en el turno de noche: "Da miedo porque muchas veces te vas a sitios vacíos, sin patrullas ni nada con una persona que no sabes quién es", añade. Los taxistas tienen un botón de emergencia instalado en el coche, pero no siempre es efectivo, ya que la respuesta no es inmediata y esto puede acabar desencadenando en situaciones como la de Carlos, el taxista de 53 años que murió tras una agresión por parte de un motorista en Les Corts.

Los taxis de Barcelona durante una jornada de huelga en la ciudad / EFE

Los taxis de Barcelona durante una jornada de huelga en la ciudad / EFE

La experiencia del sinpa, desgraciadamente, no es la única que ha tenido. El taxista también ha relatado a este digital que, una vez, tuvo un accidente con un camión que se dio a la fuga. Lo tuvo que perseguir para poder hacer el parte. "Si dispusiera de cámara en el taxi, estas cosas no pasarían: podría ir directamente a la policía y enseñarle las imágenes para poner la denuncia", lamenta.

PALIZA BRUTAL

Otro trabajador del servicio metropolitano, Ali, ha tenido peor suerte. En 2020 fue víctima de un robo con violencia que le dejó secuelas permanentes. Se encontraba en la rambla del Raval trabajando cuando estacionó su vehículo. De pronto, un joven de origen argelino abrió la puerta del copiloto y, en un abrir y cerrar de ojos, se llevó la cartera, la recaudación de la noche, el teléfono personal y el de trabajo.

Ali salió corriendo tras él, pero, a unas calles, le esperaban ocho cómplices. Le rodearon y le dieron una paliza hasta dejarlo inconsciente. Fruto de la agresión, tuvo una pérdida permanente del 50% de la fuerza en la muñeca, por lo que ha recibido la incapacidad permanente. A sus 40 años, trabaja todo el día para llevar el sustento a su familia, formada por su mujer, tres hijos y un hermano en situación de discapacidad.

Taxis durante una protesta en Barcelona / EUROPA PRESS

Taxis durante una protesta en Barcelona / EUROPA PRESS

CIUDAD PELIGROSA

"Barcelona últimamente se ha convertido en una ciudad muy peligrosa. Las leyes que tenemos aquí son muy laxas. El problema no es policial, sino judicial y político. Hay que cambiar las leyes", considera. Ali todavía puede trabajar, pero desde entonces ha dejado los turnos nocturnos. "Por suerte todavía puedo conducir, pero ya no puedo ni colocar las maletas de los pasajeros en el maletero", lamenta.

Ninguno de los agresores ha pisado la prisión pese a que "los cogieron a todos". Tras detenerlos, el juez decretó que tenían que personarse en sede judicial cada 15 días. Todos se han ido del país antes de la celebración del juicio, explica.

TRÁFICO DE DROGAS

"A veces cogemos a gente peligrosa y tenemos que callarnos la boca", relata. Y es que es relativamente habitual que camellos y clientes suban a un taxi y aprovechen el viaje para "trapichear" con drogas. "No sabes si van armados, ni cómo van a reaccionar, puedes parar el coche, pero te la juegas. Esto, si pudiéramos poner cámaras, no pasaría porque podríamos pasar la información directamente a la policía", asevera.

"Llevo 15 años en el taxi y aquí se ve de todo: agresiones, drogas, incluso muertos", critica. También se cuestiona: "¿Qué mal puede hacer que instalemos cámaras de seguridad, si vamos a costearlas de nuestro propio bolsillo? Es todo muy injusto y da mucha pena".

Un motorista mata a un taxista en Barcelona tras una discusión

Un motorista mata a un taxista en Barcelona tras una discusión REDES SOCIALES

MIEDO

Afectado por la muerte de su compañero el pasado jueves, detalla que "cuando se oyen noticias como esta, piensas que cualquier día te puede pasar a ti". Y no es para menos, pues Carlos, el día que murió, le había cambiado el turno a su sobrina, con quien comparte vehículo.

El suyo no es el único caso que conoce. "A un compañero le abrieron la cara de par en par. Nunca se descubrió al culpable porque no llevaba cámaras en el vehículo", ahora "ha muerto gente, ¿Qué más tiene que pasar para que el IMET acceda a dejarnos trabajar con seguridad? Nosotros también tenemos familias y queremos volver a casa después del trabajo", se queja. "Solo pedimos justicia y trabajar con seguridad", concluye.

CRISPACIÓN

Los representantes del Sindicat del Taxi de Catalunya (STAC) y de Élite Taxi, Luis Berbel y Tito Álvarez, coinciden en que la mayoría de los problemas y conflictos se producen de madrugada, cerca de zonas lúdicas. En estos lugares la gente suele estar bajo los efectos del alcohol y otras sustancias. 

Además, ambos ven que los últimos cambios en la movilidad de Barcelona, como la reducción de carriles, han contribuido a generar en los conductores un clima de estrés y crispación que ha afectado en su actitud al volante. En general, hay menos respeto, educación y cordialidad, afirman.

El presidente de STAC, en este sentido, propone que se limite la circulación en algunas zonas de la ciudad para permitir un mejor funcionamiento del servicio de taxi. Por otro lado, el líder de Élite exige que el IMET permita la instalación de cámaras de seguridad en los vehículos. Acerca de esta última propuesta, Berbel considera que sería un buen elemento disuasorio ante posibles amenazas.