Los 69 bolivianos retenidos en el Port de Barcelona por tener visados falsos en sus pasaportes fueron, al parecer, víctimas de un timo. Se trata de una organización muy profesionalizada que les coló de rondón, a precio de oro, unos timbres falsos. Según ha podido conocer Metrópoli, a falta de conocer algunos detalles se vislumbra la mano de una organización transnacional que puede estar detrás del timo.
Fuentes conocedoras de los mecanismos internacionales de cruceros señalaron a este diario que los visados que traían los bolivianos “se conceden en origen. Se trata de pases específicos para el turismo, ya que hay otros que son para estudiar, para trabajar o para determinadas circunstancias. También existe lo que se llama el visado en frontera”. En esta ocasión, los visados se conceden en origen. “Son las agencias de viajes y las empresas operadoras de los cruceros las que se encargan de que todo esté en regla. Ellas son las responsables de que los bolivianos hayan llegado hasta Barcelona con documentación falsa. De hecho, la operadora de los barcos debería haber detectado si los visados eran válidos o no, porque están acostumbrados a hacerlo”, relatan las fuentes. Es por ello que parte de las miradas de la Policía se centran en MSC Cruceros, la compañía que trasladó a los bolivianos desde Brasil hasta Barcelona sin el visado válido.
Abiertas todas las posibilidades
Evidentemente, una finta como ésta le puede pasar a cualquiera, pero una coladura tan masiva denota que algo ha fallado. Por eso, se tuvo que poner en marcha la operativa del Port de Barcelona para estos casos y aplicar la Ley de Extranjería, pues para que los ciudadanos bolivianos pudiesen descender del crucero en la capital catalana necesitan visado obligatoriamente, ya que así lo exigen las normas europeas.
La Policía, según ha podido conocer Metrópoli, baraja todas las posibilidades, incluido si alguna persona de la compañía intermedió para que se facilitasen estos visados, lo cual no quiere decir que la propia empresa, MSC Cruceros, esté implicada en el asunto. Pero hasta no tener toda la información reclamada, los agentes españoles son muy cautos y mantiene abiertas todas las opciones.
Muchas medidas de seguridad
Hay una cosa segura: la falsificación es de una gran profesionalidad. El visado, explica un experto a Metrópoli, es una especie de pegatina que se fija en el pasaporte y sirve para franquear una frontera. “Tiene las mismas medidas de seguridad que un billete, por lo que no es fácil su falsificación. Has de disponer de personal muy experto y de los instrumentos adecuados para proceder a hacer un visado duplicado. Por eso es fácil deducir que detrás de esta remesa de visados falsificados puede estar una organización importante con contactos internacionales y una gran estructura”, explican las fuentes.
Paralelamente, esa organización debería tener contactos o cómplices en las agencias de viaje o en la compañía operadora de barcos que les podrían ayudar a distribuir los visados y a hacerlos pasar por buenos en la primera etapa del fraude.
Grandes ganancias con poco coste
“Su falsificación no es fácil porque son cosas con un gran valor económico. Un visado en blanco cuesta, en estos momentos, aproximadamente, unos 10.000 euros. Y eso los convierte en una pieza falsificable, ya que el coste, si uno tiene el personal y los instrumentos precisos, es pequeño, pero la ganancia es muy grande. De hecho, este tipo de fraude está al nivel de la falsificación de moneda”, explican las fuentes consultadas.
Esta fuente explica que hace unos años se descubrió un tráfico ilegal de visados de Marruecos hacia España. En ese caso, los visados no eran falsos, sino auténticos, pero personal del consulado español en Rabat vendía cada uno de los visados por precios de hasta 8.000 euros para que ciudadanos marroquíes pudiesen llegar a España y pisar territorio Schengen sin el peligro de ser detenidos.
En esta ocasión, los visados no provienen del propio Estado español ni han pasado por los despachos oficiales de las legaciones diplomáticas de España. La novedad es que se falsificaron totalmente, pese a que ésa es una tarea muy técnica. “Su falsificación no la puede hacer cualquier organización, porque los expertos falsificadores en esta materia no son muchos y además es preciso obtener papel similar al oficial e instrumentos para añadirle las marcas de agua y otros elementos de seguridad”, subrayan las fuentes. El descubrimiento de los visados falsos de los bolivianos ha puesto sobre la mesa un tipo de fraude que hasta ahora había pasado desapercibido y que no se había detectado nunca con una magnitud de este calibre: el baile de cifras que maneja una actividad ilícita de falsificación masiva de visados es de auténtico vértigo.