Una grave amenaza pone en jaque la supervivencia de las playas metropolitanas de Barcelona: la regresión estructural del mar. Los temporales de este invierno, especialmente los de Semana Santa, han provocado un serio retroceso generalizado de la arena en el conjunto litoral metropolitano. Este verano, las playas de Barcelona y el área metropolitana tienen un 20% menos de superficie respecto al año pasado, lo que supone hasta 50 metros menos de amplitud y una disminución importante del volumen de arena.
Estos datos vuelven a poner de manifiesto la urgente necesidad de implementar actuaciones con efectos a largo plazo para frenar la extrema regresión del litoral barcelonés, una intervención que está en manos del Ministerio para la Transición Ecológica. Como ya explicó Metrópoli, las playas metropolitanas inician una temporada de verano incierta marcada por esta amenaza, además de las dificultades que la regresión supone a la hora de instalar los diferentes servicios. Algunos de ellos, incluso, solo pueden hacerse de forma manual, ya que las máquinas no caben en la arena.
La zona más afectada es la del Barcelonès Nord –Sant Adrià de Besòs, Badalona y Montgat–, que este año ha perdido un 36,6% de arena, lo que se traduce en 77.774 metros cuadrados menos de superficie. Le sigue el delta del Llobregat –Castelldefels, Gavà, Viladecans y El Prat de Llobregat–, donde la pérdida alcanza el 12,1%, unos 139.910 metros cuadrados; y Barcelona, con un 10,8%, que representa 24.328 metros cuadrados menos.
Montgat pierde el 70% de sus playas
Montgat, con una regresión de más del 74% en sus playas, es el municipio metropolitano de Barcelona más afectado por los temporales. Su situación es cada vez más crítica. Tanto es así que el mismo alcalde, Andreu Absil, llegó a plantearse renunciar a la temporada de baño este verano.
La localidad costera ha perdido prácticamente todas sus playas en los últimos 10 años. Quedan tan solo en servicio –y de forma parcial– la de les Roques y alguna zona de les Barques. Según los últimos datos del Área Metropolitana de Barcelona (AMB), entidad encargada de la gestión de las playas, en tan solo nueve meses (de julio de 2023 a abril de 2024) Montgat ha perdido 18.639 metros cuadrados de superficie, pasando de 25.000 a 6.400 este verano.
Si se analizan las tres playas que conforman la localidad, les Roques es la menos afectada, con una pérdida del 54,9% (974 metros cuadrados), aunque es quien menos capacidad tiene a día de hoy, con 798 metros cuadrados de superficie –en comparación a los 1.773 con los que contaba en julio del año pasado–. Le sigue Can Tano, con un 62,9% de pérdida (1.498). Si hace nueve meses esta zona tenía 2.381 metros cuadrados, este abril las cifras hablan de 883. Por último se encuentra la playa de les Barques, la más afectada de todas, con un 77,3% menos de arena (16.166). La pérdida ha sido especialmente dura en esta zona, que si en 2023 contaba con 20.901 metros cuadrados de arena, este verano tan solo le quedan 4.735.
Una situación irreversible para Montgat, un municipio que en palabras del AMB representa “el kilómetro cero de la regresión estructural”. Esta nueva realidad tiene unos efectos irreparables en cuanto al impacto económico. El mismo alcalde destaca los múltiples perjuicios que esta pérdida supone para la economía de la ciudad, el más destacable, el cierre de todos los chiringuitos. “De los seis que teníamos, que facturaban unos 55.000 euros cada uno, ya no nos queda ninguno”, lamenta Absil. “Además, significaban una primera oportunidad laboral para muchos jóvenes del municipio”. También han quedado cerradas varias zonas de aparcamiento y se han cancelado torneos deportivos.
Pese a todas estas adversidades, Montgat no se resigna a recuperar uno de sus principales espacios de uso público. “Nuestras playas son las vacaciones de muchas personas y continuaremos trabajando para recuperarlas”, defiende su alcalde.
Badalona, con un 40% menos de arena
Badalona es la segunda localidad costera más castigada por la regresión. En el último año, ha perdido el 40,6% de sus playas, pasando de una superficie total de 115.771 metros cuadrados a 68.689. Pese a ello, el municipio no recibirá el suplemento de arena necesario para rehacer sus playas, igual que la ciudad de Barcelona. Así lo anunciaban hace unas semanas fuentes de la Delegación del Gobierno con el fin de proteger las playas de les Casetes de Garraf, la de Sant Sebastià en Sitges, la de la Murtra en Viladecans, la del Far de Sant Cristòfol en Vilanova i la Geltrú y la playa Llarga de Cubelles.
Badalona es la localidad que más playas tiene, nueve en total –igual que Barcelona–. Todas han perdido arena menos una, la Barca Maria, que ha ganado un 56%, aumentando su capacidad 4.379 metros cuadrados. Ahora, cuenta con un total de 12.181 metros cuadrados de superficie. Todas las demás, en cambio, han sufrido pérdidas.
La que más es la playa de l’Estació, con un 62%. Esto supone 8.552 metros cuadrados menos de superficie. Con una pérdida superior al 50% se encuentran las playas del Pont d’en Botifarreta (7.921), el Cristall (3.583), dels Patins a Vela (2.401) y dels Pescadors (12.879). Le sigue la playa del Coco, con un 46% menos de arena (5.636 metros cuadrados), el Pont del Petroli, con un 39,5% (9.893) y por último la de la Marina, con una pérdida del 8% (592). Esta situación provoca que el mobiliario tenga que adaptarse al tamaño actual de la costa, por eso, este año, se han retirado en Badalona cinco plataformas de duchas.
La accesibilidad, en el punto de mira
La pérdida de arena ha cambiado por completo la morfología de las playas metropolitanas, mucho más abruptas, con escalones naturales, menos superficie y con una mayor pendiente. Esta nueva configuración dificulta a los bañistas el acceso y salida al mar, sobre todo a los más mayores. Por eso, el AMB ha instalado boyas de ayuda en Montgat, Badalona, Sant Adrià de Besòs y Barcelona, que cuentan con una mayor inclinación.
Esta adaptación a la nueva naturaleza de las playas, que implica menos amplitud, ha supuesto al AMB una inversión de 480.000 euros, donde se incluye el mobiliario, equipamientos e instalaciones repuestas este verano.
Pérdidas de 160.000 metros cúbicos anuales
Uno de los estudios realizados por el AMB sobre la dinámica litoral del sur metropolitano puso de manifiesto el papel negativo que el dique del río Llobregat tiene sobre la regeneración de las playas de esta zona. El espigón, que tiene ocho metros de profundidad, es una “trampa” para los sedimentos que bajan hasta esta profundidad porque quedan atrapados. De este modo se rompe la dinámica natural de aportación y transporte de sedimentos, que a la vez son regeneradores naturales de la arena en las playas. Esto conlleva que mucha arena no llegue al mar, especialmente en el caso de Montgat y Badalona, los dos municipios con peor pronóstico.
La construcción de embalses como el de la Baells afecta directamente a la dinámica natural del río Llobregat, disminuyendo la aportación natural de sedimentos. Esta interrupción de la dinámica fluvial, junto con los efectos del Port de Barcelona –que actúa como barrera– causa una pérdida de 160.000 metros cúbicos anuales de arena en el delta del Llobregat.