Trabajos de mantenimiento en las playas metropolitanas de Barcelona / AMB

Trabajos de mantenimiento en las playas metropolitanas de Barcelona / AMB

Gran Barcelona

Dragar arena para salvar las playas metropolitanas: una actuación millonaria sin futuro

El Port de Barcelona invierte cada año 1,3 millones de euros para reparar la costa de El Prat de Llobregat y Gavà, las más afectadas por la regresión del litoral

25 junio, 2023 23:30

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Las playas del área metropolitana de Barcelona (AMB), tal como se conocen hoy, están en peligro de extinción. En los últimos nueve años han perdido el 25 % de su arena como consecuencia de los temporales y del impacto de las infraestructuras. El Prat de Llobregat es el municipio más afectado por la regresión. Este año acaba de ser reparado con 80.000 metros cúbicos de arena dragada del fondo marino de Port Ginesta (Garraf). Una actuación insuficiente para revertir la regresión del mar actual que podría provocar un retroceso de 20 metros en el 2050.

Esta situación es alarmante para el AMB, que se encarga de gestionar los 30 kilómetros de playas metropolitanas, pero también para las entidades ecologistas, que observan 'incrédulos' como se invierte en actuaciones millonarias con efectos a corto plazo, es decir, a un año vista. "Se está luchando contra la naturaleza de una forma muy poco inteligente, porque lo que se está haciendo en las playas metropolitanas son acciones sin futuro", sentencia Jaume Grau, portavoz de Ecologistes en Acció.

25 % DE PÉRDIDA DE ARENA

La zona de costa que abarca el Delta del Llobregat está en peligro. Desde hace seis años sus playas pierden 160.000 metros cúbicos de arena anuales como consecuencia de los temporales y del impacto de las infraestructuras en la circulación de sedimentos. Los datos aportados por el AMB son contundentes: en 1990 el litoral metropolitano sumaba 250 hectáreas de arena. En los últimos nueve años se ha perdido el 25 % de esta superficie.

El AMB ha hecho una estimación de la arena necesaria para proteger la costa metropolitana: lo mínimo para que las playas resistan a los cambios bruscos de temporal es de 25 metros de ancho. Para ello, se necesita una aportación de 1.577.000 metros cúbicos de arena, que permitirían mantener la funcionalidad de estos espacios públicos hasta que el Ministerio para la Transición Ecológica (MITECO) ponga en marcha medidas de protección. 

Playa de El Prat de Llobregat / AMB

Playa de El Prat de Llobregat / AMB

En El Prat de Llobregat la situación es especialmente preocupante. Es el municipio metropolitano más afectado por la regresión a causa de la ampliación del Port de Barcelona, que desvió el curso natural del río Llobregat. Una modificación que no permite que los sedimentos lleguen hasta las playas. Como consecuencia, estas se quedan sin arena y sin las dunas, imprescindibles como escudo protector contra los temporales y el cambio climático. El municipio pratense, como medida compensatoria del puerto por todas estas negativas consecuencias, recibe cada año 80.000 metros cúbicos de arena. Una actuación que le cuesta al puerto más de un millón de euros

La zona central de El Prat es la que experimenta un mayor retroceso: 1,2 metros al año. Unos valores imposibles de revertir pese a las cantidades de arena que recibe cada año. El balance entre lo que gana y lo que pierde sigue siendo negativo: -4,82 %. El AMB lo achaca a que el grano de arena que se exporta es más pequeño que el local, con lo que la aportación no es eficiente. Los ecologistas critican duramente que no se estén aplicando --a estas alturas-- medidas efectivas y tachan de parches estas "soluciones" a corto plazo. 

EL PRAT TIRA DE DRAGA

Desde el ayuntamiento pratense son varias las veces que han exigido al Estado y a la Generalitat medidas urgentes y estructurales para hacer frente a esta emergencia medioambiental. Hace un año, el alcalde en funciones, Lluís Mijoler (El Prat en Comú), se reunió con el secretario del Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, donde este se comprometió a incluir el litoral del Baix como zona prioritaria ante los efectos de la regresión, así como elaborar un estudio que determine la solución técnica que acabe definitivamente con la regresión del litoral del Delta del Llobregat.

También está sobre la mesa el desmontaje parcial del espigón de la desembocadura, "una construcción nefasta" según la comunidad de ecologistas. Para algunos ambientalistas, resulta contradictorio que El Prat de Llobregat, gobernado por los comunes (supuestamente más sensibles a la agenda medioambiental), sea la localidad que más "abraza" una medida "cortoplazista" como el dragaje de arena. 

El consistorio de Gavà también trabaja para exigir soluciones duraderas que acaben con el problema de forma definitiva, sin tener que recurrir a medidas a corto plazo. Una petición a la que se unen los demás municipios afectados: Viladecans y Castelldefels. "Estas medidas no se pondrán en marcha de un día al otro, por eso, continuaremos con las aportaciones periódicas de arena. Porque es necesario actuar ante el riesgo de que nuestras playas desaparezcan. En Gavà nos resignamos a perder un espacio vital para la cohesión social y de un valor natural y paisajístico indiscutible", apuntan desde el consistorio gavanense a Metrópoli

Los ecologistas no dudan en criticar la alternativa a la solución. "Dragar arena es nefasto para el medio ambiente en todos los sentidos. El coste del barco que la transporta tiene un doble efecto económico y ambiental: tanto la operación como el combustible necesario cuesta mucho dinero; y las emisiones que emite en el mar son irreparables. Además de que acaban con toda vida animal y vegetal que hay tanto en la zona dragada como en la que se vierte, dejando todo sedimentado", explica Grau. Algo que no ocurriría si las dinámicas marinas y las corrientes de arena no chocaran contra el enorme dique de la ampliación del Port de Barcelona.

Playa de Castelldefels / AMB

Playa de Castelldefels / AMB

POLÉMICA ENTRE GOBIERNOS

Gavà es el otro municipio metropolitano que también recibe una compensación por parte del Port de Barcelona. Aunque en este caso, es mucho menor: 20.000 metros cúbicos de arena por un valor de 260.000 euros. En las tres últimas temporadas, la arena ha retrocedido hasta cuatro metros, quedando muy cerca de los edificios. Algo peligroso a la hora de proteger las construcciones del azote de los temporales. El director de playas del AMB, Daniel Palacios, reivindica la importancia que tienen las dunas para evitar que el mar llegue a las casas. La zona más vulnerable es la del club marítimo. Montgat también está en el punto de mira: desde el 2014 ha perdido el 75 % de la arena de su playa. 

En el gráfico de barras realizado por este medio se puede apreciar el trabajo del AMB por no perder los sistemas dunares de las playas metropolitanas. En los últimos siete años (del 2013 al 2020) se ha incrementado su extensión --con métodos artificiales-- de forma considerable, añadiendo un total de 45.100 metros cúbicos. Pese a los trabajos de regeneración de dunas, no se consigue revertir los valores negativos que presentan los municipios de El Prat de Llobregat (- 4,82 %) y Viladecans (- 4,93 %). Las dunas de Castelldefels han crecido un 21 % desde el 2013, hecho que supone 49.709 metros cuadrados añadidos. En el caso de Gavà, el ecosistema se ha incrementado casi un 15 %, con 9.176 metros cuadrados.

Playa de Castelldefels en una imagen de archivo / AMB

Playa de Castelldefels en una imagen de archivo / AMB

La recuperación artificial de la arena de la playa de Gavà no ha estado exenta de polémica. Su alcaldesa, Gemma Badia (PSC), ha reclamado los últimos meses una aportación extra de arena de emergencia para garantizar la viabilidad de la playa frente a los temporales. Una petición que desde el Govern de la Generalitat no han visto con buenos ojos, gobernado por ERC. La directora general de Calidad Ambiental y Cambio Climático, Mireia Boya, se ha mostrado antes partidaria de dejar "morir" las playas metropolitanas que de mantenerlas de la forma en la que se está haciendo. 

MOTOR ECONÓMICO

La pérdida de espacio en las playas metropolitanas de Barcelona ha coincidido, además, con un importante incremento de afluencia. Pese a la regresión estructural y la pérdida de arena, el año pasado visitaron las playas del Baix Llobregat más de 11 millones de usuarios, un 23 % más que en 2018. Una cifra que constata el motor económico que supone el litoral metropolitano para Barcelona.