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Triste final para Linito, el mono que pasó 35 años entre rejas en un piso de Barcelona: ha fallecido.

El corazón de este primate dejó de latir hace unos días por un fallo multiorgánico en la Fundación Rainfer, que es donde Linito pasó sus últimos momentos tras ser rescatado en la capital catalana en febrero de este mismo año.

Adiós al "pequeño abuelito"

El centro de rescate de primates con sede en Madrid anunció la desgarradora noticia a través de sus redes sociales el pasado jueves: "Hace unos días nuestro corazón volvió a sufrir un duro golpe. Linito, el último primate en llegar a Rainfer, falleció por un fallo multiorgánico".

Desde la fundación han lamentado enormemente la muerte de "este pequeño abuelito", pero han mandado otro mensaje: seguirán luchando por todos los primates que todavía viven en este tipo de situaciones, retenidos, para que puedan ser rescatados lo antes posible: "La población debe concienciarse de que los animales salvajes no son mascotas", rezan las líneas del comunicado del centro.

Linito, el mono que pasó 35 años entre rejas en Barcelona FAADA

Una vida en cautiverio

La historia de Linito desgarró el corazón de miles de personas cuando salió a la luz: este mono capuchino llegó a España procedente de libertad, separado de su familia cuando era una cría, para acabar como "mascota" de una mujer que lo tuvo 35 años encerrado en una jaula en un piso de Barcelona.

Aunque la Fundación para el Asesoramiento y Acción en Defensa de los Animales (FAADA) tuvo conocimiento de su situación hace ya 10 años, no fue hasta pasado este tiempo que se pudo rescatar a Linito: "Otros 10 años robados en los que podría haber vivido en un centro especializado como el nuestro, en compañía de sus congéneres y en un ambiente naturalizado", han lamentado desde la Fundación Rainfer.

"Se ha ido rodeado de cariño"

Las profesionales del centro han valorado, eso sí, que Linito, "tras una vida en soledad, se haya ido rodeado de cariño, colmado de atenciones y en paz, habiendo convivido con Yal, otra de su especie".

El mono capuchino fue capaz, en el breve tiempo que gozó fuera de su jaula, de aprovechar las herramientas que se le brindaron desde la fundación para sacar la valentía que necesitaba para vencer el miedo a salir a un espacio abierto.

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