Una luz al final del túnel para evitar el cierre de la emblemática Sala Bóveda de Barcelona se dibuja en el horizonte, aunque todavía queda mucho por recorrer y poco tiempo para hacerlo. Tras el anuncio del pasado martes de la amenaza de cierre del local, la sala pasa a la ofensiva para mantener su actividad en el 33 de la calle de Roc Boronat.
Lo hace gracias a la intervención en el asunto de la Federación Catalana de Locales de Ocio Nocturno (Fecalon). La asociación ha presentado este viernes un recurso de alzada al Ayuntamiento de Barcelona, encargado de ejecutar el precinto del espacio el próximo martes, 26 de noviembre.
Sonometrías correctas
El recurso viene acompañado, explica la entidad a Metrópoli, de documentación e informes complementarios que certifican que toda posible deficiencia en materia de ruido, ya sea en la actividad como sala o como discoteca, ha sido subsanada.
La documentación, a la que ha tenido acceso este digital, aporta nuevos estudios de sonometría que concluyen que la Sala Bóveda no excede los límites acústicos establecidos por la normativa vigente del Ayuntamiento.
Suspensión cautelar del cierre
Ahora, la pelota queda en el tejado del Ejecutivo local, que ha de analizar la documentación aportada. La presentación de este documento deja la puerta abierta para aplicar una suspensión cautelar del precinto del espacio, erigido como el último bastión del rock y el heavy metal de Barcelona.
Sin embargo, el tiempo juega en contra de la continuidad del local, pues el plazo expira en cuatro días naturales. Por todo ello, los administradores de la sala se muestran escépticos y creen que todavía no se puede "bajar la guardia".
Fecalon pasa a la ofensiva
Pero la asociación no se ha limitado a defender la continuidad de la sala de conciertos. El abogado y secretario general de la patronal de ocio nocturno, Fernando Martínez, explica a este medio que también se ha exigido que se investigue a la entidad que emitió la queja que propició la investigación de la sala.
Esto se debe a que, lo que figura como una vivienda en el catastro municipal, actúa como un coliving para estudiantes internacionales con contratos de alquiler temporal, tal y como ha revelado Metrópoli.
Fecalon sospecha de un presunto uso indebido del espacio y reclama al consistorio barcelonés que investigue la actividad comercial de la empresa Living Davacia S.L., empresa administradora del coliving.
Por su parte, la compañía ha defendido la legalidad y legitimidad del negocio. También han asegurado estar en posesión de tanto la cédula de habitabilidad del inmueble, un antiguo local de oficinas, como de las licencias pertinentes para desarrollar su actividad.
Carrera a contrarreloj
Queda, pues, en manos del consistorio, levantar el cierre a tenor de los nuevos estudios que dan el visto bueno a la actividad de la sala en una carrera a contrarreloj contra el mismo tiempo.
El pasado martes, La Sala Bóveda anunció la cancelación de 78 conciertos programados para poder afrontar este episodio, que se constituye como uno de los más críticos de los 32 años de actividad en la capital catalana.