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Alcohol, música a todo volumen y vagones de metro grafiteados de arriba a abajo. La madrugada del pasado domingo, 26 de enero, decenas de jóvenes invadieron el suburbano barcelonés con la intención de experimentar un rave que se desplaza en transporte público. 

Concretamente, esta fiesta en movimiento, que entre los asistentes se conoce como "Subway Party", recorrió una decena de paradas de las líneas L1 y L2 de la capital catalana, dejando pintadas en todas las superficies que la rodeaban, ya fueran las ventanas del metro o las señales de los andenes, con clamores como "Chavales, que nos suben el precio del metro, ¡A pintarlo entero!", de fondo. 

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