
El apagón del 28 de abril de 2025 en la Boqueria de Barcelona
Regreso al pasado en el mercado de la Boqueria de Barcelona: "Los que no tenían 'cash' se fueron sin pagar"
Con un mercado vacío y con productos en riesgo, los vendedores vivieron una jornada crítica tras el colapso energético que paralizó la ciudad
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"El panorama está apagao", bromeaba el camarero del Kiosco Universal (parada 691 del mercado de la Boqueria de Barcelona) el 28 de abril de 2025.
Durante las primeras horas de una ciudad a oscuras, sumergida entre confusión y desesperación, el sentido del humor sirvió de luz para aligerar aquellos tormentos derivados de una situación de desconexión total con el mundo.
A las 14:00 horas de la tarde, con un sol radiante que iluminaba la Rambla, los pasillos del mercado más célebre y concurrido de Barcelona parecían llevar años abandonados. Grises, vacíos, sin vida.
Desde el centro de la Boqueria, el punto más lejano a las puertas de entrada, tan solo se escuchaban las voces de los últimos camareros con la persiana subida: "No hay nada que hacer, cerramos por hoy".
"Solo cash" cuando ya nadie lleva efectivo
En el Kiosco Universal sirven tapas de pescado y marisco acompañados de una caña y, si te toca, de un chiste soltado ágilmente y con ingenio.
Con los datáfonos fuera de servicio, la mitad de los clientes no tenían cómo pagar su tapa y su cerveza. "Los que no tenían cash se han ido sin pagar. Les hemos dado el número de teléfono, a ver si cuando todo se arregle hay alguno con buena fe", explicaba uno de los camareros de la parada a Metrópoli.

Camareros de una parada de la Boqueria durante el apagón del 28 de abril
Delante, separado por un pasillo sin iluminación, el mercader de Avirams Montserrat (puesto 689) estaba retirando del escaparate las piezas de pollo, pavo y conejo que quedaban por conservar en una de sus neveras portátiles. "No nos funciona el datáfono, no hay clientela para atender, volveremos mañana", concluía el vendedor.
Desde Boqueria Gourmet, una de las paradas más cercanas a la entrada, de las más iluminadas por la luz exterior, vendían los últimos quesos del día. Las agujas del reloj no había alcanzado las dos y media.

La parada de Avirams Montserrat de la Boqueria, a punto de cerrar durante el apagón del 28 de abril
"Vendemos a los que tienen efectivo, también hemos regalado algún bocadillo", contaban los camareros.
Una conserva incierta
Los de Boqueria Gourmet, después de reconocer que "la cosa está yendo fatal", expresaban con esperanza que, por suerte, en el caso de los quesos y los embutidos, "los productos aguantarán uno o dos días más" sin necesidad de estar refrigerados.

La Boqueria Gourmet sirve a los últimos clientes antes de bajar la persiana por el apagón
Para el Kiosco Universal, cuya especialidad es el pescado y el marisco, la situación era algo más crítica: "Estamos echando hielo sobre todo lo que tenemos en nevera. Todo lo que tenemos va con electricidad".
A las afueras de las paredes de la Boqueria
A cada pregunta interpuesta por Metrópoli, los comerciantes respondían con otra: "¿Qué sabéis vosotros?", "Dicen que también ha pasado en otros países, ¿qué se está comentando?".
A las 12:32 horas y durante cinco segundos desaparecieron súbitamente 15 gigavatios de la energía que se estaba produciendo, lo que equivale a un 60% de la luz que se estaba consumiendo. Hoy, casi 24 horas más tarde, esa es toda la información que tenemos sobre las causas de este histórico apagón.
Al salir de una Boqueria a oscuras, te topabas con pasajeros que salían de una de las bocas de la parada de metro Liceu tras haberse quedado atrapados a la mitad de un trayecto subterráneo.
Al subir la Rambla a pie, no había ni un comercio con luz. Algunos restaurantes habían cerrado, otros esperaban a que los comensales terminaran de comer a oscuras.

Una estación del metro de Barcelona a oscuras tras el apagón en toda España
Unos metros más hacia arriba: el caos circulatorio sin semáforos operativos en la plaza de Catalunya. El Corte Inglés, el Hard Rock Café, la Apple Store, el Zara, todos sin luz.
Un escenario apocalíptico que a muchos habrá transportado a tiempos de pandemia, pero con la diferencia de no poder depender ni de la tecnología.