Finca de la calle de la Marina, 318

Finca de la calle de la Marina, 318 C.S - Metrópoli

El pulso de la ciudad

De piso turístico ilegal a okupación: el calvario de unos vecinos de la Sagrada Família por echar a una inquilina

Un ciudadano coreano empezó la actividad ilícita en la vivienda y, tras la intervención de los Mossos d'Esquadra y varios conflictos vecinales, una compañera se instaló en el apartamento

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Los vecinos de la calle de la Marina, 318, del barrio de la Sagrada Família de Barcelona hace dos años que viven un calvario.

Primero, por las idas y venidas de personas en el inmueble que se alojaban en un piso turístico ilegal y, después, por una okupa que se instaló en la vivienda.

En la finca, construida en el año 1915, conviven ocho vecinos y el piso okupado pertenece a un jubilado que se fue a vivir a Málaga y ha dejado la gestión de su vivienda a una inmobiliaria.

Un piso turístico ilegal

Según ha contado una vecina del edificio a Metrópoli, Júlia Rosell Saldaña, no hubo problema con los primeros alquileres.

Finca de la calle de la marina, 318

Finca de la calle de la marina, 318 C.S - Metrópoli

El inicio de la pesadilla comenzó cuando en verano de 2023 arrendaron el apartamento a un ciudadano coreano que, según la vecina, no tiene papeles y otras dos personas más que nunca más se volvieron a presentar en el piso.

Tras firmar el contrato, el inquilino coreano convirtió la vivienda en un piso turístico ilegal para coreanos, llegando a anunciarlo en los portales del país asiático.

Las molestias eran constantes. Como vivo en los bajos, muchos turistas me picaban a la puerta un domingo a las 07:00 horas, por ejemplo, para hacer el check-in”, ha denunciado la vecina.

Al cabo de unos meses, el inquilino pidió ayuda a otra ciudadana coreana para la gestión del piso turístico no autorizado.

El negocio fracasa

No obstante, debido a las constantes quejas de los vecinos y su lucha para lograr que la actividad ilegal en el inmueble se detuviera, el inquilino sufrió una pérdida de los ingresos y decidió echar a la mujer a la que había llamado, además de cesar el negocio.

Tras el conflicto entre los dos ocupantes, la mujer llamó a los Mossos d’Esquadra y presentó una denuncia. El coreano fue detenido y ella se instaló en el apartamento.

Los hechos ocurrieron en marzo de 2024 y, desde entonces, la mujer okupa el piso de la calle de la Marina.

Pese a que los primeros meses transcurrieron con tranquilidad, pronto la mujer coreana -que tampoco tiene papeles, según la vecina- comenzó a amenazar, insultar e incluso agredir a los vecinos.

Amenazas e insultos

En noviembre del año pasado, la okupa infundió el miedo en la finca durante tres noches en las que se paseó con un martillo y golpeó las cerraduras de las puertas de varios apartamentos por aparentemente hacer ruido, además de insultar a las personas que viven en esos pisos.

Imagen pixelada de la okupa con el martillo

Imagen pixelada de la okupa con el martillo Cedida a Metrópoli

“Los Mossos vinieron, pero no pudieron hacer nada. Tienen las manos atadas por la legislación actual”, ha explicado Júlia.

Además, las cámaras de seguridad del edificio también han captado cómo a la mujer manipulaba el contador de la finca para cortar el agua a los vecinos.

También ha insistido en tener las llaves del tejado de la finca y, ante la negativa de la comunidad, ha destrozado los paños de la puerta, para lo cual ha recibido una denuncia de la gestoría que todavía está pendiente de resolverse.

Pomo de la puerta del tejado destrozado

Pomo de la puerta del tejado destrozado Cedida a Metrópoli

Subarrendamientos

Por si fuera poco, la okupa revivió el negocio del antiguo inquilino y empezó a subarrendar la vivienda.

No obstante, tal y como cuenta Júlia, estafó a uno de sus inquilinos. “Se quedó con su fianza y le echó diciendo que le había acosado sexualmente, de nuevo… Este hombre nos pidió ayuda, pero no pudimos hacer nada”, ha lamentado.

Agresión física contra una vecina

A partir de estos acontecimientos, los vecinos colgaron carteles en el rellano del inmueble para avisar a las posibles personas que visiten el piso de que si se mudan, lo harán de forma ilegal.

Cartel colgado por los vecinos de la finca de la calle de la Marina, 318, para denunciar alquileres ilegales

Cartel colgado por los vecinos de la finca de la calle de la Marina, 318, para denunciar alquileres ilegales C.S - Metrópoli

“Atención potenciales inquilinos: Algunas actividades de alquiler en esta comunidad son ilegales. Por favor, investigue cuidadosamente antes de firmar cualquier contrato o entregar depósitos”, reza en los carteles, todavía hoy colgados.

La okupa los ha descolgado en varias ocasiones y, en una de ellas, llegó a agredir a Júlia. “Me tiró un objeto contundente en la cabeza y me dejó un bulto. Fue este enero. La denuncié y gané el juicio, pero renuncié a que me pagara la indemnización, lo que quiero es justicia”, ha aseverado.

La ciudadana coreana ha recurrido la sentencia y por el momento no hay una resolución firme.

Aparte de la agresión, otros vecinos han recibido insultos en repetidas ocasiones y a una pareja de la finca les ha golpeado la puerta con una escoba y tirado cosas en su balcón. La sensación de peligro obligó a una de las inquilinas del edificio a marcharse.

Batalla judicial abierta

En paralelo, el propietario ha presentado una demanda civil contra la okupa, pero el proceso se ha retrasado porque la mujer ha pedido un abogado de oficio.

Los vecinos también se han movilizado y han pedido la intervención del Ayuntamiento de Barcelona, sin respuesta.

“Queremos que el Ayuntamiento ayude en la seguridad y la convivencia de sus ciudadanos, cosa que ahora mismo no garantiza y nos genera una sensación de indefensión e impotencia”, ha reclamado Júlia.