Las estatuas humanas cambian la Rambla por el Ayuntamiento

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, se ha sacado de la manga -sin consenso- una nueva regulación de la actividad de las estatuas vivientes de la Rambla que las equipara con meros vendedores ambulantes. Entre otras cosas, la nueva norma reduce sensiblemente su número y les impone condiciones mucho más estrictas para conseguir la licencia que les permita llevar su arte a la calle. Varios grupos políticos municipales han intentado que la alcaldesa dé marcha atrás y escuche las peticiones de los artistas -a los que, por cierto, Colau todavía no ha recibido-, pero el gobierno municipal ha hecho oídoos sordos hasta ahora.

Y así, como en el refrán, si Mahoma no va a la montaña, al final la montaña ha tenido que ir a Mahoma. Varias estatuas vivientes han cambiado su habitual hábitat de la Rambla por la sala Lluís Companys del Ayuntamiento de Barcelona donde se estaba celebrando la comisión de Derechos Sociales para hacer llegar sus reclamaciones a todos los grupos municipales. No han tenido demasiada suerte con el cambio de escenario. El gobierno de los comuns se ha negado a frenar el decreto de alcaldía en el que se fundamenta la nueva regulación, así que nada cambia por el momento. Sin embargo, se ha abierto una puerta a que se estudien las alegaciones presentadas por el colectivo. Algo es algo.