La primavera empieza a despuntar en Barcelona. Prueba de ello es uno de estos magníficos atardeceres de Collserola, que no dejan de sorprender al espectador, por más vistos y contemplados que uno los tenga. La solemnidad del Tibidabo preside con sobriedad un paisaje, de luz anaranjada, que invita a la contemplación del observador más exigente. 

La gradación de colores sugiere un ocaso inminente. Una sensación pictórica de hechizo mantiene el paisaje en vilo, mientras el rojo susurra el declive de un día más en una ciudad encerrada. 

--

Fotografía: Alejandro García (Agencia EFE)

Atardecer este martes en Barcelona / EFE - ALEJANDRO GARCÍA

Noticias relacionadas