Siete meses después del inicio de la pandemia del coronavirus, las narices siguen asomando. El uso de las mascarillas continúa estorbando a muchas personas que, o bien se niegan a llevarlas, o se las ponen a medias.
El frecuente mal uso de estos elementos de protección es visible en las calles de Barcelona. Multitud de ciudadanos llevan incorrectamente la mascarilla a diario, tal y como se puede ver en la fotografía realizada por la agencia EFE a tres hombres de la tercera edad.
EXCUSAS VARIAS
Algunos alegan que dejan asomar sus narices por cuestiones respiratorias, aseverando que los filtros de estas no les permiten inhalar con facilidad y que eso les provoca ahogamiento. Otros no ponen excusas, simplemente evaden la responsabilidad hasta que vislumbran una patrulla de algún cuerpo policial, entonces sí que la ajustan a su fisonomía.
Los organismos de Salud del Gobierno de España y del Govern de la Generalitat se han cansado de repetir que la mascarilla ha de cubrir la boca y la nariz de todo el mundo para evitar un mayor número de contagios. Los expertos médicos también han implorado una mayor firmeza en este aspecto a la sociedad, pero sigue pasando: las narices de algunos barceloneses siguen a la fresca.