
Vermut de La Bodegueta de Cal Pep, en Sants
La fiebre del vermut se expande por Barcelona: Eixample, Gràcia y Sants lideran la oferta
Aunque este ritual gastronómico siempre ha estado presente en la ciudad de forma latente, en los últimos años nuevas propuestas han resurgido con fuerza entre los clásicos centenarios
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¿Tomamos un vermut? Esta pregunta se ha convertido en el nuevo ¿hacemos un café? en la vida social de Barcelona. La proliferación de vermuterías en la ciudad refleja la creciente popularidad de esta bebida, que ha recuperado protagonismo hasta consolidarse como uno de los rituales gastronómicos más habituales entre los barceloneses.
Bodegas centenarias conviven ahora con nuevos espacios que recuperan una tradición catalana para preservar su futuro con un lenguaje renovado.
Esta “fiebre” por el vermut ha arraigado con especial fuerza en determinados distritos, siendo el Eixample, Gràcia o Sants-Montjuïc los que concentran la mayor oferta. Allí, propuestas de corte clásico se combinan con otras de perfil más conceptual, ampliando el alcance y sofisticación de este ritual.
El Eixample, líder en la oferta
El Eixample es quien refleja una tendencia más amplia sobre el fenómeno del vermut en Barcelona. Aunque esta tradición siempre ha estado presente de forma latente, en los últimos años ha resurgido con fuerza. La revitalización de la cultura del vermut ha impulsado la apertura de locales especializados. El último en sumarse a esta tendencia gastronómica ha sido Bar Anita, anteriormente conocido como Anita Flow.

Fotomontaje de imágenes del Bar Anita, lo nuevo del Eixample
Ubicado en la confluencia de Consell de Cent con calle Bailèn, este restaurante del Grupo Pantea ha sustituido el concepto de brunch por una propuesta centrada en el vermut, acompañada además de un cambio en la carta. “Nos parece una oferta más tradicional, coherente y arraigada con la cocina de mercado que define al grupo”, expresa su fundadora, Pantea Pishkoohani, a Metrópoli.
Un clásico de la avenida del Paral·lel es V de Vermut. Su propietario, Martín Pimentel, lo abrió hace siete años y, desde entonces, asegura haber notado un boom. “Cuando abrimos la vermutería todo el mundo apostaba por la cocina fusión asiática y los brunch”, explica a este medio. Sin embargo, tras la pandemia, señala que se ha producido un cambio en los hábitos de consumo.
“Ahora se cree más en la gastronomía local. La gente apuesta por la cocina de la abuela de toda la vida; platos que despiertan nostalgia”, afirma Pimentel. Según el mismo, son recetas que las nuevas generaciones no preparan en sus casas y que prefieren comer en los restaurantes de la ciudad. “Hemos vuelto a poner en valor nuestras costumbres”, señala.

Tapas y platillos de la vermutería V de Vermut, en Sant Antoni Barcelona
“Existe una cierta emoción y romanticismo ligado al vermut, las tapas y los platillos”, añade. Una sensación que, según este joven empresario, ha traspasado fronteras. “Los turistas están cada vez más abiertos a probar nuestra cocina. Ahora, muchos prefieren el vermut a la sangría”, comenta a este digital.
Históricos del vermut
El distrito de Gràcia le pisa los talones al Eixample. Aunque no lo supera en número de vermuterías, sí lo hace en cuanto a referentes gastronómicos.
Aquí encontramos locales históricos como la Bodega Quimet, fundada en 1954. Este lugar ha sabido mantener su esencia a lo largo de los años, ofreciendo una amplia selección de vermuts y conservas en un ambiente tradicional. De hecho, es difícil encontrar sitio si no se va con tiempo.
Otro emblema es la Vermuteria del Tano, una de las últimas bodegas centenarias de Barcelona. Ubicada en la Vila de Gràcia, las botas de vino colgando de las paredes, la barra de mármol y los bancos de madera transportan a uno al pasado, en un viaje donde las conservas y el vermut a granel son los protagonistas.

La Bodegueta de Cal Pep, en Sants
Tampoco pueden faltar nombres como la Bodega Bonavista o Bodega Marín, vermuterías clásicas que no solo ofrecen una experiencia gastronómica, sino que también forman parte del patrimonio cultural de Barcelona, reflejando la evolución y el arraigo del vermut en la vida social de la ciudad.
El valor de los clásicos
Sants tampoco se queda atrás. Este distrito puede presumir de contar con varias bodegas con personalidad e historia, como Vermut i a la Gàbia, Tramendu, Trencalòs o la Bodegueta de Cal Pep, ubicada a pocos metros del mercado municipal.
Esta última alimenta a los vecinos de Sants desde 1927 y, pese a ser un icono del barrio, estuvo a punto de cerrar en 2022 tras el fallecimiento de su propietario, Ángel Congostina. Sin embargo, gracias a la pasión de Gustavo González, un enamorado de la cultura bodeguera, este histórico de Barcelona sigue en pie. Gustavo también dirige otras dos exitosas vermuterías en L’Hospitalet de Llobregat.