La historia de los bares clásicos de Barcelona parece tener un nuevo capítulo con la reapertura de la Bodega Sagarra, un local emblemático del Raval que vuelve a abrir sus puertas tras varios años de cierre. Situado en la esquina de las calles Pintor Fortuny y Xuclà, a escasos minutos de Las Ramblas, Sagarra se ha consolidado como un punto de encuentro imprescindible para quienes buscan cocina catalana tradicional, ambiente acogedor y un viaje al pasado en pleno corazón de la ciudad.
Originalmente inaugurada en los años 70, la Bodega Sagarra fue durante décadas un lugar de referencia para vecinos, artistas y visitantes del barrio. Su cierre en 2020, provocado por la pandemia y las dificultades con el alquiler, dejó un hueco difícil de llenar en un Raval que ha visto cómo muchos de sus locales históricos desaparecían o eran transformados en espacios más turísticos.
Tras un paso breve por el restaurante Banquet, Sagarra ha renacido gracias a Grup Confiteria, la empresa especializada en recuperar bares y restaurantes históricos de Barcelona, bajo la dirección de Lito Baldovinos y Enric Rebordosa.
Bodega Segarra en Barcelona
Un espacio que combina tradición y modernidad
Nada más entrar al local, se percibe el cuidado con el que se ha intervenido el espacio. La decoración, obra de Pichiglas Studio, evoca los bares de los años 70 y 80 sin resultar impostada: barra de aluminio y cerámica, ventanales que inundan de luz la sala y tonos cálidos que recuerdan a otra época. Este equilibrio entre memoria y modernidad hace que el visitante sienta que pisa un lugar auténtico, donde la conversación, el vermut y la comida casera son protagonistas.
El espacio se distribuye en zona de barra, bodega y área de vinos, con más de una docena de referencias disponibles a copas. Además, se ha habilitado un pequeño rincón para charcutería y tapas, pensado para compartir en torno a la mesa y mantener el espíritu de bar de siempre.
Cocina catalana con raíces
La carta de Sagarra es corta pero bien definida, con platos que apelan a la tradición catalana y toques modernos que no alteran la esencia del recetario clásico. Entre los montaditos más destacados se encuentran el mollete de kokotxas al pil-pil, la butifarra esparracada con yema de huevo y canapés como el de tartar de gamba blanca o foie de bacalao ahumado.
El bar Segarra visto desde el exterior
El tapeo clásico también tiene un lugar importante: bravas, ensaladilla rusa, chistorra del Sagarra, calamares a la andaluza, junto con opciones más contundentes como pluma ibérica, txuleta de vaca vieja de 500 gramos y lubina con guiso de carne. Los postres siguen la misma línea de sencillez y sabor: mousse de chocolate, crema catalana, arroz con leche y pudding de la casa. Los precios, por lo general entre 10 y 15 euros, hacen que la experiencia resulte accesible y compartible, ideal para grupos y familias que quieran probar varios platos.
Volver al pasado
La reapertura del Sagarra no ha pasado desapercibida. Vecinos del Raval, antiguos clientes y amantes de la gastronomía local han recibido la noticia con entusiasmo. Para muchos, volver a sentarse en la barra o en alguna de las mesas es como hacer un viaje al pasado, recordando tardes de vermut, tapas y conversaciones que formaron parte del alma del barrio.
Según los responsables del local, la intención es mantener la identidad del Sagarra mientras se adapta a los nuevos tiempos: ofrecer cocina de mercado, ambiente informal y, sobre todo, un espacio donde sentirse como en casa. La experiencia se completa con la atención de un personal cercano, habituado a guiar a los comensales entre los distintos platos y sugerencias de la carta.
Imagen de uno de los bares de Grup La Confiteria, los dueños del Paradiso
Parte de un proyecto más amplio
La reapertura de Sagarra es solo un ejemplo del trabajo de recuperación histórica de Grup Confiteria. La empresa ya ha rescatado otros locales emblemáticos, como el Mundial Bar, La Font del Gat o Paradiso, evitando que desaparezcan y ofreciendo una experiencia gastronómica que combina tradición y calidad. La filosofía del grupo es clara: recuperar la memoria culinaria de Barcelona sin caer en fórmulas turísticas impersonales.
Para los barceloneses y los visitantes, Sagarra ofrece una oportunidad única de degustar cocina tradicional catalana en un entorno histórico, justo en el corazón del Raval. Cada detalle, desde la decoración hasta la selección de platos y vinos, refleja un esfuerzo por conjugar historia, gastronomía y sociabilidad.
Con su reapertura, la Bodega Sagarra no solo vuelve a formar parte del paisaje gastronómico del Raval, sino que recupera un lugar en la memoria colectiva de Barcelona. Sus montaditos, tapas, platos principales y postres, servidos en un local que respira los años dorados de la ciudad, hacen que esta nueva etapa prometa convertirse en un referente tanto para locales como para turistas que buscan autenticidad y sabor cerca de Las Ramblas.
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