A menos de cinco meses de las elecciones municipales, el gobierno de Ada Colau ha decidido prohibir la construcción de nuevos edificios en Gràcia durante un año. El ejecutivo municipal ha suspendido las licencias de construcción en la Vila de Gràcia y en parte de los barrios de la Salut, Vallcarca y en Camp d'en Grassot i Gràcia Nova con el objetivo de proteger la singularidad arquitectónica y patrimonial de estas zonas.
La medida, una suspensión potestativa, ha sido aprobada por la comisión de gobierno municipal y afecta también a los derribos de fincas, las grandes rehabilitaciones de inmuebles y la tramitación de planes urbanísticos. El Ayuntamiento quiere elaborar un Plan especial urbanístico y de protección del patrimonio en los citados barrios. La cancelación de las licencias responde también a la necesidad de realizar el documento urbanístico sin que las zonas que se quieren proteger sufran cambios sustanciales, asegura el gobierno municipal en una nota de prensa. Según el concejal Eloi Badia, la suspensión de licencias no supone una paralización de Gràcia y ha calificado la moratoria "como el proyecto más importante del distrito de los próximos años".
DESAPARACIÓN DEL TEJIDO TRADICIONAL
El objetivo del plan es conservar la singularidad y el tejido tradicional en la Vila de Gràcia, la Salut, Vallcarca y en Camp d'en Grassot i Gràcia Nova. En opinión del Ayuntamiento, estos barrios han sufrido desde los años 60 "una progresiva desaparición del tejido tradicional y un cambio importante de la imagen de ciudad jardín original". La actuación municipal busca también frenar la especulación que afecta al tejido habitacional de Gràcia. Badia ha desvelado que cuando se empezó a catalogar el patrimonio del distrito aumentaron las peticiones de licencias de obras en el distrito.
El gobierno de Colau dice que es "necesario intervenir para estudiar las condiciones de edificación y patrimoniales de cada uno de los distintos ámbitos para garantizar el mantenimiento del tejido tradicional". También quiere definir las intervenciones a llevar a cabo para preservar el patrimonio construido característico de estos barrios y fomentar la rehabilitación para evitar la desaparición de las casas y construcciones que hay actualmente.
La suspensión de licencias llega unas semanas después de las protestas vecinales para evitar el derribo de unas fincas históricas de la calle de la Encarnació y de una encina de 200 años. Los propietarios de las fincas quieren construir en el solar pisos de lujo. Badia ha explicado en rueda de prensa que el Ayuntamiento y los dueños siguen negociando para intentar salvar el conjunto.