Dicho y hecho. Metrópoli denunciaba este miércoles, 12 de enero, la dejadez de la biblioteca Jaume Fuster de Gràcia. El equipamiento, premio FAD de arquitectura en 2006, estaba lleno de grafitis. Dos días después, las pintadas ya han desaparecido. El concejal del distrito, Eloi Badia ha dado la orden rápidamente de que se quitaran. Fuentes municipales reconocen que la limpieza se ha hecho este jueves, un día después de la aparición del artículo.
Durante semanas, dos grandes grafitis han presidido la fachada principal de la biblioteca. El acto incívico lo dio a conocer el consejero de Barcelona pel Canvi Jordi Daura a través de las redes sociales. Para pintarlos, a los grafiteros no les quedó más remedio que subirse al tejadillo que sirve de vestíbulo de entrada a la biblioteca. "Da asco", explicó a este medio Daura. Ahora, ambas manchas, ya son historia.
GRAFITIS EN PLAZAS Y CALLES
Los grafitis en Gràcia no son exclusivos de la biblioteca Jaume Fuster, inaugurada a finales de 2005 y de momento la mayor de Barcelona. Este viernes, en el misma plaza de Lesseps, donde se encuentra el centro de lectura, había metros y metros de pintadas. También son habituales en decenas de espacios del barrio, como las plazas de les Dones del 36 o del Poble Romaní.
Fuentes del distrito aseguran que a medida que se van detectando las pintadas se pasa aviso y se programan las actuaciones de retirada. La intención de Barcelona pel Canvi, rebautizado como Valents, es presentar en el próximo pleno del distrito, que se celebrará el 9 de marzo, algún tipo de iniciativa para poner en marcha un plan de limpieza en todo el territorio gracienc. "Parece que el distrito ha actuado ante la queja de Valents. La fachada de la biblioteca Jaume Fuster luce de nuevo. Queremos un distrito limpio y libre de pintadas", ha dicho Daura en Twitter.
Si bien el Ayuntamiento ha dado una mano de pintura a los dos grafitis principales, la parte trasera del conocido edificio de Josep Llinàs continua igual de abandonada, con pintadas, suciedad y orines. Vamos, que el distrito únicamente ha limpiado la fachada de acceso al equipamiento, la parte que se ve.
4,6 MILLONES EN UN AÑO
El Ayuntamiento de Barcelona gasta cada año 4,6 millones en la limpieza de pintadas. El consistorio adjudicó a principios de 2021 un contrato por tres años para sacar grafitis de las calles y edificios de Barcelona. La oferta pública, que es hasta 2023, es por valor de 13,7 millones. En un año, los operarios municipales quitan cerca de 400.000 metros cuadrados de pintadas de paredes de la ciudad.
En términos generales, la normativa municipal sobre las pintadas es muy clara. El artículo 20 de la Ordenanza de convivencia, aprobada a finales de 2005 con Joan Clos de alcalde, establece la prohibición de hacer pintadas y grafitis en todo el espacio público, así como en el mobiliario urbano, vehículos del transporte público, equipamientos y edificios públicos o privados.