La masificación turística se está apropiando de los barrios de la Salut y el Carmel. Según confirman fuentes municipales a Metrópoli, hay un "repunte de violencia y amenazas constantes". El Consell Veïnal del Turó de la Rovira ha denunciado públicamente que están en una situación límite y piden soluciones efectivas. Señalan directamente a los extranjeros que visitan el Park Güell y los Búnkers como los causantes de sus problemas y lamentan que las medidas tomadas por el Ayuntamiento no estén funcionando. 

"En el barrio de la Salut han empezado a reventar coches y amenazar a los vecinos. Notamos que hay una actitud bastante agresiva y violenta", explica uno de los representantes de la entidad vecinal del Carmel. La situación que hay en las baterías antiaéreas ha llegado a tal punto que ha tenido que intervenir la Guardia Urbana de Barcelona. Hace tres meses tuvieron que desalojar a más de 1.300 personas. Esto supuso un punto de inflexión y decidieron cerrar el mirador a partir de las 19:30 horas, poniendo unas vallas para evitar que entren los turistas. Esta medida no ha solucionado nada: se siguen colando y hacen botellón hasta altas horas de la noche.

EL PARK GÜELL, UN FOCO DE TURISTAS

El Park Güell se ha convertido en uno de los puntos de atracción turística más importantes de la capital catalana. La riqueza arquitectónica, las vistas de la ciudad y el buen tiempo, son el cóctel por el que, en pocos meses, una gran cantidad de visitantes se han desplazado hacia el emblemático recinto modernista de Gaudí. Esto provoca problemas a algunos vecinos de la Salut, un barrio azotado por la masificación turística.

Sold out en Parc Güell / GALA ESPÍN

Metrópoli ha salido a la calle para hablar con los vecinos del Carmel y la Salut, los barrios más cercanos al famoso parque. Las opiniones están divididas. Los residentes del barrio de Gràcia no se sienten tan amenazados por su presencia, pero sí que creen que se debería controlar más para evitar la masificación. El principal problema que ven es de movilidad. La Salut es una zona de subidas y bajadas, con muchos vecinos de la tercera edad que utilizan el autobús para desplazarse. Los autobuses que circulan por el barrio son más pequeños de lo habitual, ya que las calles son más estrechas.

LOS ANCIANOS DEL BARRIO SE QUEDAN SIN AUTOBUSES

El conflicto con el que se encuentran muchos de los ancianos es que no pueden utilizar el transporte público, ya que siempre está lleno de turistas. Creen que una posible solución sería que Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) pusiera más autobuses en el barrio. Las fuentes consultadas aseguran que no están en contra del turismo, pero que este tendría que ser más controlado.

Turismo en Vallcarca / GALA ESPÍN

La manera más sencilla de llegar al Park Güell en transporte público es a través de la línea verde, bajando en la parada de Vallcarca. A partir de ahí, solo hay que andar 15 minutos hasta la entrada. Los residentes del barrio, hartos de los comportamientos incívicos de los visitantes, han tomado sus propias medidas para evitar la masificación de las calles.

FALSAS SEÑALES PARA DISTRAER A LOS TURISTAS

Hace unos meses pintaron unas falsas señales en las paredes. Las indicaciones indicaban como, supuestamente, pueden llegar al Park Güell, pero nada más lejos de la realidad: dirigían hacia el Tibidabo, justo en dirección contraria al famoso parque. Las pintadas no solo estaban en las paredes, también habían vandalizado los carteles del Ayuntamiento de Barcelona, que indican qué ruta es la más rápida para llegar al Park Güell.

La masificación del parque no es algo nuevo. Antes de la pandemia del coronavirus, los residentes Vallcarca, la Salut y el Carmel ya se habían malacostumbrado a los turistas. Se pensaban que después de la cuarentena habría un punto de inflexión y que ya no volverían a la misma situación que antes, pero se vuelven a enfrentar al mismo problema de siempre.

LOS BÚNKERS, UN PROBLEMA AÑADIDO EN EL CARMEL

En el caso del Carmel, están en un punto aún más crítico, ya que tienen un problema añadido: los famosos Búnkers están muy cerca del Park. Esto provoca que muchos de sus visitantes se acaben desplazando hacia el mirador del Turó de la Rovira tras su visita al recinto de Antoni Gaudí. El Consell Veïnal del Turó de la Rovira hace meses que denuncia la situación. El Ayuntamiento ha tomado medidas poniendo un vallado para evitar su entrada en las horas más críticas.

Jóvenes se cuelan en los búnkeres de El Carmel / CEDIDA

Los vecinos de la calle de Marià Labèrnia lamentan que no ha servido de nada. Saltan la valla y siguen emborrachándose y haciendo ruido a todas horas. Joan, un anciano de 76 años, ha sufrido las consecuencias de la masificación en primera persona. Tal como explica él mismo a Metrópoli, unos turistas lo agredieron y le robaron el teléfono por recriminarles que no podían colarse para entrar en la zona de los Búnkers. "Lo peor no son las secuelas físicas, sino las emocionales. Estoy en tratamiento psicológico desde entonces", asegura la víctima.

LAS MEDIDAS DEL AYUNTAMIENTO

Recientemente, el consistorio municipal ha colgado unos carteles avisando a los visitantes que no está permitido beber alcohol en los sitios no autorizados de 20:00 a 8:00 horas. Se trata de una medida para evitar comportamientos el incivismo y garantizar el descanso de los vecinos. No obstante, desde el consejo vecinal creen que esta medida es insuficiente y que no servirá para evitar la masificación. Tienen la sensación de que "se están riendo de ellos".

La situación empezó a empeorar en 2022, pero este 2023 ha llegado a su pico más alto. El Ayuntamiento de Barcelona, en verano de 2022, gastó más de 15 millones de euros para el Plan Estratégico del Park Güell, que pretende reducir la masificación de la zona hasta 2026. Casi un año después de esta inversión, los vecinos no han visto ningún cambio significativo, más bien lo contrario: cada vez hay más turistas, algo que se acentúa con la llegada del verano. 

'BARCELONA SE HA QUEDADO PEQUEÑA PARA TANTO TURISTA'

A pesar de la percepción vecinal, lo cierto es que cada vez hay menos visitantes en el Park Güell. De hecho, en 2022 solo recibió 4,2 millones de personas, menos de la mitad que en prepandemia, cuando llegó a recibir nueve millones. Esto se debe a las medidas que ha tomado el Ayuntamiento de Barcelona para reducir el impacto turístico en el barrio, limitando a 4,5 millones las visitas anuales. Desde el consistorio aseguran que la mayoría de sus visitantes son vecinos del barrio lo ven de otra manera: "Tantos turistas molestan. No estamos en contra de ellos, pero queremos que sea más controlado. Barcelona se ha quedado pequeña para tanto turista", concluye un vecino.

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