La ilusión por descubrir la decoración de las calles convierte el barrio de Gràcia en un laberíntico recorrido de colas del 14 al 21 de agosto. Hileras que adentran a los visitantes entre espectaculares decorados que trasladan a los más pacientes por mundos mágicos: bajo el fondo del mar, dentro de un videojuego, en Las Vegas o Japón o incluso entre cientos de medusas que, literalmente, dejan a la gente con la boca abierta.
La dedicación de los vecinos es la clave de todo: se entregan en cuerpo y alma a la preparación de las decoraciones. El trabajo es arduo, pero está lleno de ilusión. La misma que esperan despertar entre los visitantes.