Manifestación de vecinos y vecinas del Besòs i el Maresme, en el distrito de Sant Martí. Decenas de personas han salido a la calle este sábado, 5 de febrero, para denunciar la inseguridad y la delincuencia con la que conviven día tras día. La comitiva pretende llegar hasta Gran Via y cortarla para después volver a la Rambla de Prim.

Fuentes de la manifestación cifran en unos 500 los asistentes. Sin embargo, fuentes del Ayuntamiento de Barcelona reducen la cifra a menos de un centenar de vecinos.

"Robos, casas ocupadas por mafias, venta de material prohibido... David Escudé mintió cuando dijo que aquí no habían problemas", manifiesta indignado a Metrópoli el viepresidente de la Asociación de Vecinos del Maresme, Ramón Tur, haciendo referencia a las declaraciones del concejal del distrito.

ENFRENTAMIENTO POLÍTICO

Fuentes del PSC han acusado a ERC de politizar la manifestación. Han asegurado que Tur es uno de los representantes republicanos en el territorio y que uno de los que dirigía la protesta era Jordi Rallo, presidente de ERC en Sant Martí. Fuentes vecinales que han participado en la protesta han negado que Rallo la dirigiera sino que estaba en la parte de atrás como un vecino más. Sobre Rull, las mismas fuentes niegan que pertenezca a la directiva republicana de Sant Martí.

PATRULLAS VECINALES

Según los participantes en la protesta, la sensación de inseguridad es tanta que los vecinos han decidido apañárselas solos. A través de un grupo de WhatsApp, una treintena de ciudadanos dispuestos a salir a la calle, se comunican para detectar episodios de delincuencia callejera y organizada. Una decena de ellos ya ha comprado silbatos para señalarlos. Se trata de una suerte de patrulla vecinal –un "grupo de apoyo vecinal" como le llaman– recientemente formado y que los Mossos d'Esquadra desaconsejan enérgicamente.

"Yo siempre he sido muy contraria a esto. Es un trabajo que no nos toca a hacer a los vecinos, pero no podemos  seguir dependiendo de la policía", comenta una vecina a este medio que como las otras seis residentes prefieren no revelar su nombre. "La gente está normalizando las peleas, los robos, que la policía no acuda cuando se le llama....", lamenta otra mujer. Los residentes exponen su relato sobre los retrasos de la llegada de los agentes en diferentes casos y muestran las capturas de sus teléfonos para corroborarlo.

Montaje con los silbatos comprados por los vecinos y la Rambla Prim arriba / METRÓPOLI

MAFIAS DE LA OKUPACIÓN

Las entrada furtivas de pisos en este punto del distrito de Sant Martí están, prácticamente, a la orden del día. Muchas se concentran en las calles Oristany, Catània, Marsala y Albània. Esta misma semana, una vecina logró parar una nueva okupación. Cuando no alojan a personas desfavorecidas, estas viviendas acogen plantaciones de marihuana, o bien funcionan como almacenes para objetos robados. Los mossos explican que investigan cualquier delito de okupación que conozcan. En los casos flagrantes, con una denuncia del propietario donde pide una medida cautelar, los agentes expulsan a los ocupantes. "Cuando no podemos comprobar con inmediatez instruimos diligencias para que la autoridad judicial se pronuncie", comenta el portavoz vecinal

Los vecinos insisten en denunciar una muy lenta reacción policial que, en ocasiones, es nula porque las patrullas no asisten. El pasado sábado 15 de enero, una disputa entre unos okupas y un clan de etnia gitana, según El País, se saldó con dos personas tiroteadas. Uno recibió un balazo, el otro tres. Una vecina explica que el sonido del helicóptero –que aquella tarde sobrevolaba la zona buscando a los agresores– y las sirenas ya no extrañan en el vecindario– . Un día después, unas 50 personas organizaron una manifestación para denunciar la inseguridad y una proclama: "No normalizaremos los tiroteos".

Asistentes a la protesta del Besòs / CEDIDA

ASISTENCIA A OTRAS PROTESTAS

El vecindario no ceja en su empeño. El pasado domingo, 16 de enero, unos 50 vecinos cortaron el tráfico en la rambla de Prim y la Diagonal para protestar por el mismo motivo. Una cifra de asistentes más baja comparada con la este sábado, según los datos de los organizadores. Como suele ocurrir en las manifestaciones, las cifras que dan los convocantes y los organismo oficiales no cuadran nunca. 

El pasado marzo, trabajadores municipales visitaron el barrio con un dron en el marco de una campaña de inspecciones para hacer un diagnóstico del estado de los edificios de la zona, muy afectados por un problema de aluminosis. Un conocido clan amenazó a los funcionarios con una pistola y estos tuvieron que abandonar el barrio.

Manifestantes sostienen una pancarta en el Besòs i el Maresme / CEDIDA

 

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