Susana Martínez Heredia es una joven gitana de 30 años que vive en el barrio de La Mina de Sant Adrià de Besòs. Se graduó en Economía en la Universitat de Barcelona (UB) y también cursó un máster en ESADE. "Mucha gente tiende a pensar que las barreras te las encuentras en La Mina, pero me las he encontrado cuando he salido". Sentada en una pequeña sala de la Biblioteca Font de La Mina, un lugar importante para ella por la cantidad de horas que pasó aquí estudiando, Susana explica a Metrópoli cómo es vivir con que la mayoría de gente la vea como a una excepción dentro de la comunidad gitana. "Te lo dicen como un piropo, pero para mí es terrible y me hace daño. ¿A mi madre no la ven igual porque no tiene estudios ni formación?".
Sin embargo, esta discriminación positiva por su nivel educativo no es el único estigma con el que Susana lucha en su día a día. "Se suele pensar que una vez alcanzas una formación, ya tienes igualdad en la sociedad, pero no es así. Por mucha titulación universitaria que tenga, sigo sufriendo otros estigmas. El guardia de seguridad me ha perseguido por una tienda y me han registrado el bolso y el tíquet de la compra más de una vez". La joven denuncia los prejuicios que tiene que desmontar cuando acude a un lugar donde no suelen haber gitanos. "Tienes que dar explicaciones y se te cuestiona".
HERENCIA EDUCATIVA
Los padres de Susana siempre han tenido trabajos precarios, tal y como ella los define, y esa forma de vida ha supuesto para la joven un aliciente a la hora de estudiar. "Siempre decían lo bien que se debía trabajar en un banco o en una oficina, donde no se pasa frío en invierno ni calor en verano. Me insistían en que tenía que ser mejor que ellos y que ni mi hermano ni yo disfrutaríamos de una herencia económica, pero sí de la educativa". De esta manera, supo que tenía que esforzarse por su futuro: para no tener un trabajo al que acudir cada mañana solamente por razones económicas.
En la misma línea, a Susana siempre le interesó la economía porque quería saber dónde, en qué punto, se generan las desigualdades. "Entender el sistema económico para saber solucionarlas", explica la chica. Sin embargo, no se echa flores: "El éxito no es mío, es de mis padres y de mis abuelos. Sin tener recursos, son los que han conseguido darme estas oportunidades. No quiero que se me vea a mí, sino a mi familia".
TRABAJO EN LA FAGIC
La mayor visibilidad le llegó a Susana a raíz de su trabajo en la Federación de Asociaciones Gitanas de Cataluña (FAGIC). "Mucha gente se empezó a enorgullecer al ver que trabajaba en la Federación. Esto me ayuda a hacer reivindicaciones a través de las redes sociales".
Conocida como @gitanaeconomist en Twitter y @gitanaeconomista en Instagram, Susana usa las plataformas como un altavoz para hacer llegar su mensaje a sus miles de seguidores. "Si estás formado, como es mi caso, puedes ayudar más a la comunidad gitana de esta manera". Su descripción: "Igual que Luther King, yo también tengo un sueño... Sueño con el día en el que se pueda presumir de ser gitan@ sin ser prejuzgad@".
EL ABSENTISMO ESCOLAR
Lo cierto es que en el barrio de La Mina hay un alto porcentaje de absentismo escolar, "pero no se debe a que a las chicas gitanas nos saquen de la escuela a los 14 años para casarnos". Una afirmación que la joven suele escuchar en su día a día. La joven ve la educación como una "inversión a largo plazo". "Cualquier inversión a largo plazo se hace cuando tienes unas necesidades básicas cubiertas. Hay muchos gitanos con problemas socio económicos y, si no saben lo que van a comer ese día, difícilmente verán la importancia de que sus hijos vayan a la escuela para que tengan un futuro más fácil en 30 años".
La solución, según la joven, pasa por sentarse y hablar con la comunidad gitana. Analizar y ver qué acciones se pueden llevar a cabo. Con este objetivo, Susana realiza, junto con la FAGIC, campañas de sensibilización para atajar esta problemática en las escuelas. "Aquí te das cuenta de la sensación de los niños gitanos en los colegios: se les culpabiliza".
"TRAPACEROS"
Hoy, el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española mantiene la definición de trapaceros cuando se busca la palabra gitano/a: el que con astucias, falsedades y mentiras procura engañar. "Con que logremos cambiar al menos una mentalidad, creo que este trabajo servirá para algo", comenta Susana.
La chica también lucha porque se enseñe la historia del pueblo gitano en los colegios. Expertos cuentan que el régimen nazi exterminó a 500.000 gitanos por considerarlos inferiores racialmente, paralelamente a los judíos. Es decir, el 75 % de la población romaní que existía en Europa en aquella época. "Se tiene que incluir en los libros de historia", defiende Susana.