Los okupas del centro de Santa Coloma de Gramenet se rebelan. La chispa acabó de prender el pasado jueves, 12 de enero, cuando agentes de la unidad USIR de la Policía Local tapiaron el acceso a un edificio del centro del municipio, en la plaza de la Vila. De esta manera se puso fin a la okupación que, desde hace años, impide la reforma urbanística del bloque. Una actuación enmarcada dentro del Plan Especial de Reforma Interior (PERI) que el Ayuntamiento prevé realizar para reformar la zona centro con vivienda, zonas verdes, equipamientos y la conexión de la Iglesia Mayor con la Rambla Sant Sebastià.

Ahora, Lakasa Estudi 9, que es como el grupo de okupas se autodenomina, ha dado paso a una serie de manifestaciones y concentraciones para mostrar "resistencia", tal y como han comunicado a través de sus redes sociales. "El barrio no está en venta, se okupa y se defiende", proclaman. De esta forma, declaran la guerra a Núria Parlón, alcaldesa de Santa Coloma, quien no tiene reparos en enfrentarse a los okupas del centro de su ciudad.

El edificio okupado de la plaza de la Vila de Santa Coloma / METRÓPOLI

AÑOS DE ENQUISTAMIENTO

El conflicto viene de lejos. El PERI se aprobó en el 1999, cuando el propietario mayoritario de los inmuebles objeto de renovación era Construcciones Ortega. Sin embargo, el fallecimiento del propietario de la empresa familiar propició una serie de conflictos entre privados. ¿La consecuencia? El enquistamiento del proyecto con el paso de los años.

Para desencallar la ejecución del proyecto, el Ayuntamiento de Santa Coloma cambió la fórmula urbanística de compensación por la de cooperación. Además, el consistorio se hizo con la propiedad de algunas de las fincas para convertirlas en equipamientos públicos.

El edificio, todavía por construir, de la plaza de la Vila de Santa Coloma / METRÓPOLI

CONFLICTOS

Fue en ese punto cuando empezó la degradación del espacio. Nueve viviendas fueron okupadas por familias y los okupas conectaron edificios: la entrada de la plaza de la Vila con la de la calle del Pedró. En el local se han impulsado todo tipo de actividades de tipo social como talleres, pero también se han realizado actividades ilegales como fiestas, con manipulación del cableado eléctrico incluido.

Algunos vecinos del centro del municipio han asegurado a Metrópoli que tienen miedo de pasar por la calle del Pedró: "Hay mucha suciedad, huele mal y siempre hay alguien liándola", explican. La última queja: la rave en plena calle que el colectivo organizó a modo de protesta por el desalojo del pasado jueves.

UN MUERTO

Los conflictos con el colectivo alcanzó su punto álgido en julio de 2020. Una pelea entre dos hermanos, ambos okupas del bloque de la plaza de la Vila, acabó con un muerto por apuñalamiento y con un herido de gravedad. Tres hombres, de nacionalidad española, fueron detenidos por el homicidio.

MÚSICA Y PINTADAS

Un decreto de cese de actividad propició el desalojo del pasado jueves, lo que ha reavivado la guerra entre los okupas y el consistorio. Al día siguiente, varios cajeros automáticos y algunos edificios de Santa Coloma amanecieron llenos de pintadas contra el equipo de gobierno de la alcaldesa Núria Parlon. Algunos vecinos de la zona incluso se alarmaron por el posible conflicto: "La última vez, los antidisturbios tuvieron que cargar. Nos daba miedo pasar por la plaza de la Vila", han rememorado.

La intervención policial se desarrolló sin incidentes, pero a lo largo del día se respiró en el centro de la ciudad un ambiente tenso. Por la noche, como muestran algunos vídeos grabados por los residentes, los okupas montaron en plena calle una fiesta o, como ellos lo llaman, una "fiesta solidaria": instalaron un equipo de música, altavoces y luces. Decenas de personas se congregaron para bailar al ritmo del techno, provocando las quejas de los vecinos: "No podemos abrir la ventana por el ruido y un olor espantoso", denunciaban.

Pintadas de los okupas contra la alcaldesa Núria Parlon / RRSS

MOVILIZACIONES

El colectivo ha convocado más actividades, como la presentación de un libro este sábado, 21 de enero, en la calle Pedró, la parte trasera del edificio okupado. Insisten: "La lucha no ha terminado. Fuera especuladores".

Su objetivo, dicen, es evitar la gentrificación que el PERI provocaría si se llevase a cabo y la marcha de familias que llevan "toda la vida" en Santa Coloma.

Agentes de la USIR de la Policía Local de Santa Coloma en el desalojo de los okupas / RRSS

PISOS DE ALQUILER SOCIAL

El consistorio, en este punto, ha informado a Metrópoli de la situación de las familias afectadas por el desalojo. Si bien no todas han sido reubicadas actualmente, más de la mitad de las unidades familiares ya cuentan con contratos de pisos de alquiler social

En cuanto a las manifestaciones okupas, el Ayuntamiento asegura que se les dejará recoger sus pertenencias del interior del edificio, que es de propiedad municipal.

Noticias relacionadas