El desgobierno de los últimos cuatro años en Sant Feliu de Llobregat no se reeditará. Las elecciones municipales del pasado mes de mayo otorgaron una clara victoria al PSC, que obtuvo ocho ediles y un tercio del voto total. ERC y los comunes, socios de gobierno en el mandato recién finalizado, quedaron relegados al segundo y tercer puesto, sin pasar de cuatro y tres concejales respectivamente. Con este reparto y sin una mayoría alternativa que pueda discutir la alcaldía a los socialistas, Lourdes Borrell se hará con la vara de alcaldesa. A la formación sólo le queda decidir, en este periodo de negociaciones, si afrontará los próximos cuatro años con una mayoría simple o en coalición con un segundo grupo municipal.
En 2019, el resultado de los comicios antepuso a los comunes, liderados por Lídia Muñoz, a los republicanos de Oriol Brossa por un puñado de votos. Ambas fuerzas obtuvieron cinco regidores, pero el escaso margen de papeletas hizo que ERC aceptara un año de alcaldía por tres de los comunes en una operación orquestrada para alejar a los socialistas del gobierno tras ganar las elecciones.
Cuatro años más tarde, y con este precedente, los socialistas deberán decidir si excusan al partido de Muñoz para contar con una mayoría absoluta durante el próximo mandato, o si por el contrario optan por apoyarse en grupos de la oposición para alcanzar acuerdos de ciudad que permitan la gobernabilidad hasta 2027.
ESTABILIDAD
Los socialistas se encuentran en conversaciones para articular el próximo gobierno de la ciudad. Todas las formaciones, a excepción de Vox, han tenido contactos con el PSC, cuya preferencia es incorporar otro grupo municipal para garantizar una estabilidad durante los próximos años, según apuntan fuentes del partido a este medio.
La aritmética electoral tan solo permite dos pactos para lograr la mayoría absoluta incorporando una única fuerza al ejecutivo local. Una posibilidad pasaría por pactar con ERC, lo que dotaría al gobierno de Sant Feliu de 12 concejales. Esta opción se antoja improbable, partiendo de la menor sintonía de los socialistas con los republicanos en comparación con su entendimiento con los comunes.
El partido de Muñoz es el mejor posicionado para llegar a un acuerdo. Con una suma de 11 ediles, Borrell materializaría el deseo de pactar con los comunes que ya expresó en 2019 y que continúa siendo la alianza aventajada. Pese a ello, el PSC no descarta la posibilidad de que Borrell recupere la alcaldía con una mayoría simple y apoyos externos durante el mandato mientras encara su siguiente ronda de consultas.
PACTOS CON EL PP
Entre las fuerzas en las que los socialistas podrían encontrar apoyos si se decantan por un eventual gobierno en solitario, se encuentra el Partido Popular. La formación liderada por Elisabet Ortega ha regresado con mucha fuerza al consistorio, doblando los resultados obtenidos en 2019 y con la entrada de dos ediles en el Consejo Municipal. La regidora electa no cuestiona la victoria socialista en los comicios, y defiende que la lista de Borrell gobierne al ser la más votada. "Hemos visto pactos muy raros, como la extrema izquierda con nacionalismos de derechas. Ha habido cambio de cromos por intereses personales y partidistas", señala.
Ortega remarca que el PSC "debería gobernar en solitario y llegar a acuerdos con otros grupos", un carácter pactista que Borrell podrá encontrar en el grupo popular. En este sentido, explica que ambas formaciones comparten muchas propuestas en sus programas, lo que permitiría remar en la misma dirección en aspectos claves para la ciudad, como la mejora de la "contrata de limpieza, la ampliación del Complex y la supresión de carriles bici inseguros".
La alcaldable popular recuerda que un balón de oxígeno del PSC a los comunes mediante un gobierno de coalición "no respondería a los intereses de la ciudadanía", e insiste en que no entendería un pacto con el partido que ha encabezado un "gobierno de infantilismos y políticas vacías e ideológicas".