Una calle del barrio de Sant Roc en Badalona / PABLO MIRANZO

Una calle del barrio de Sant Roc en Badalona / PABLO MIRANZO

Gran Barcelona

El patriarcado gitano en Sant Roc, descontrolado: "Se respetan las canas, pero ya no es lo que era"

En el barrio de Badalona no hay una figura anciana que mande por encima del resto de familias

23 junio, 2023 23:30

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"Ya no es lo que era". Los más ancianos del barrio de Sant Roc de Badalona desechan con un gesto de la mano la jerarquía que durante años se ha impuesto en la comunidad gitana. Aquella establecida en una ley que, se suele decir, funciona al margen de la sociedad: la de un hombre, el patriarca, que tiene la potestad y el poder de decisión entre los miembros de las distintas unidades familiares. Una figura, sin embargo, que en esta castigada zona de la ciudad se ha perdido.

El vecindario más humilde del barrio, que se reúne estos días de calor en mitad de la calle con sillas y mesas, echan la vista atrás y recuerdan con nostalgia una época que no volverá: "En los 80 había más problemas de drogas, la heroína estaba a la orden del día. Se escondía la mercancía en las alcantarillas y todo el mundo lo sabía", explican. "Pero había más respeto". Cualquier pelea en la calle pasaba por el filtro de los "viejos": "Yo, que soy payo, iba a hablar con el patriarca cuando alguno de mis hermanos se peleaba con gitanos y aquello se solucionaba rápidamente", asegura José, que ha sido testigo de ese cambio y teme por los tiempos que corren actualmente.

El interior de un patio de luces de un edificio de Sant Roc / PABLO MIRANZO

El interior de un patio de luces de un edificio de Sant Roc / PABLO MIRANZO

"DESCONTROLADOS"

Una niña de cinco años se aleja durante un momento de uno de los grupos congregados en la plaza de Sant Roc. Está rebuscando con su hermano, otro niño un par de años mayor que ella, en los contenedores. La madre, que ronda la zona con un carro de bebé lleno de chatarra, habla con cuatro mujeres y no se da cuenta de que su hija se ha separado del grupo. La pequeña se sitúa en el medio de la plazoleta, se baja los pantalones y comienza a orinar. No se esconde y no hay nadie que la regañe o la corrija. La madre, a lo lejos, se da cuenta de la ausencia de su hija y pregunta vagamente dónde está, pero continúa charlando. Finalmente, la niña regresa con los suyos y prosigue con su tarea de encontrar en la basura algo de valor. 

Uno de los ancianos que presencia la escena, la critica: "Los niños de hoy en día crecen así. Están descontrolados y nadie les da una educación. Hacen lo que quieren cuando quieren". Un resumen, quizás, del problema que parece azotar Badalona: las violaciones grupales a menores de edad. El tío Manuel intentó tranquilizar a la ciudadanía hace unos días con un mensaje de responsabilidad: aseguró que tres de los agresores serían desterrados los meses de verano a modo de castigo "ejemplar". Pero, ¿es Manuel Cortés la máxima autoridad en un Sant Roc dividido por la rivalidad entre las diferentes familias gitanas?.

"SE RESPETAN LAS CANAS"

Salió a hablar con la prensa representando a la comunidad gitana del barrio, pero una parte de la misma reniega de su poder: "Ya no hay una figura de patriarca que mande por encima del resto. Eso se ha perdido. Aquí hay muchos ancianos de los de la vara", explican los residentes. "Se respetan las canas", zanjan la conversación, aunque ya no es el pelo blanco el que dicta la sentencia.

Edificios del barrio de Sant Roc / PABLO MIRANZO

Edificios del barrio de Sant Roc / PABLO MIRANZO

UN GUETO

El paso por la plaza de Camarón está permanente vigilado y controlado. Jóvenes y viejos se congregan en el espacio y observan todos los coches que circulan por calle Simancas y Covadonga. El horario en el que se pase no importa: siempre habrá gente pululando. "Los chavales no van al cole". Sus moradores confirman el ya conocido absentismo escolar del barrio: uno de los más habitados de Badalona con más de 12.000 vecinos. "Además, son malos. No tienen ningún tipo de conciencia ni arrepentimiento de lo que hacen", lamentan algunos.

Sobre si algún día la dinámica de Sant Roc cambiará, lo tienen claro: "Esto es un gueto y lo seguirá siendo siempre". Jóvenes que siguen la estela de sus padres: "Aquí hay familias que están esperando que otra haga algo para saltar. Problemas que vienen de hace tiempo y que los más pequeños no saben, pero se meten por lo que escuchan y se les dice en sus casas". Un odio entre varias facciones que ninguna figura mantiene a raya.

¿UN "DESTIERRO"?

El anuncio del tío Manuel chocó de frente con lo que la comunidad gitana expresó hace meses a Metrópoli: no habría castigo para el grupo de niños que abusó de la menor de 11 años en el Centre Comercial Màgic de Badalona. ¿El motivo? No se trata de un conflicto entre familias y la víctima no es gitana. Cortés dio cuenta de ello en una entrevista a El Periódico: "Le hacen eso a las payas porque saben que a las gitanas ni tocarlas".

Poco queda del exilio al que el mismo tío Manuel fue sometido hace años, cuando un enfrentamiento con gente de La Mina de Sant Adrià de Besòs propició la marcha de decenas de personas: "Aquello fue un castigo y un destierro. No esto de ahora", recuerdan los más ancianos.

UN BARRIO DISTINTO

Es precisamente el barrio de La Mina el más cercano geográficamente a un descontrolado Sant Roc, donde los patriarcas sí que se reúnen periódicamente para intentar mediar entre conflictos vecinales. Algunos de ellos pueden acabar, de lo contrario, en heridos de bala, como en la última dantesca escena que fue grabada y difundida a través de las redes sociales.

La mayoría de agresores sexuales de Badalona se han atribuido a Sant Roc. También a La Salut y a Llefià, pero ninguno a Sant Adrià. "Aquello no es como esto. Funcionan de manera distinta", comentan los veteranos de La Mina, que opinan que un destierro no tiene cabida en este conflicto. "Si lo han hecho que lo paguen, pero que sea la justicia y la policía quienes actúen", remachan.