Un conflicto de hace siete años que todavía se arrastra hasta el día de hoy. Sangre de una misma familia que corre por las manos de primos, tíos y sobrinos. Es el origen de la brutal pelea que tuvo lugar el pasado miércoles, 13 de septiembre, en el hospital Can Ruti de Badalona.

Tal y como ha podido saber Metrópoli de fuentes cercanas a la investigación, quienes se enzarzaron hace poco más de una semana en una refriega que comenzó en la quinta planta del centro sanitario y acabó en el exterior con algunos disparos, según testigos directos, comparten apellido. Se trata de una familia de etnia gitana residente en el barrio de Sant Roc que ya protagonizó en el año 2016 un sonado tiroteo que dejó a tres heridos de bala. Desde entonces, el núcleo familiar se fragmentó en dos bandos que chocaron de frente aquel miércoles.

Unas zapatillas colgando de los cables de Sant Roc / PABLO MIRANZO

RENCILLA PASADA

Tal y como ha podido confirmar este medio, ambos bandos se repartieron parte del territorio en el barrio para convivir en una especie de armonía pactada. Unos límites que se han respetado todos estos años desde el sangriento enfrentamiento que tuvo lugar entre la avenida Marqués de Montroig y la calle Festa Major Iquique, hace siete años. De hecho, una de las partes todavía reside en uno de los puntos más calientes de Sant Roc, la de la plaza Camarón y sus alrededores, mientras que la otra se refugia en los pisos de nueva edificación que se construyeron años después entre Alfons XIII y calle Jumilla.

Sin embargo, parece que la paz llegó a su fin en el interior de Can Ruti, cuando dos de los miembros enfrentados se encontraban casualmente ingresados, uno en la quinta planta y otra en la sexta. La nuera del paciente de la quinta y él mismo fueron agredidos esa tarde por los otros miembros, cuando se encontraron en la máquina de los cafés, en mitad del pasillo.

Exterior del hospital Can Ruti de Badalona / METRÓPOLI

PROTECCIÓN POLICIAL

Precisamente la mujer del paciente, que terminó abandonando el hospital tras la brutal pelea, ha acudido este viernes a Can Ruti para dirigirse a los agentes allí presentes y pedirles protección policial. Su marido ingresará el próximo lunes en planta para ser operado el martes de un cáncer de pulmón y teme que sus propios familiares vuelvan a por ellos. 

Sin embargo, los afectados no han denunciado los hechos, por lo que tampoco cuentan con una orden de alejamiento, algo que dificultaría la intervención policial en caso de que los agresores volviesen al hospital la próxima semana para buscar venganza.

TRES HERIDOS EN 2016

Esta familia no tiene un apodo conocido y tampoco se trata de un clan. Sin embargo, aquel 14 de junio del 2016, tres familiares resultaron heridos: un hombre de 45 años, grave por arma de fuego, su padre, de 70 años de edad, con lesiones de menor consideración, y un joven de 24 años, también por arma de fuego.

Tan solo unos meses antes, en el mismo año, tuvo lugar un éxodo masivo de familias gitanas de Sant Roc y La Mina que tuvieron que huir tras el asesinato de un joven en un bar musical del Port Olímpic. Con todo, el suceso está desvinculado del tiroteo que provocó la disputa en Can Ruti.

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