Exterior del edificio desalojado en la calle Pirineus de Santa Coloma

Exterior del edificio desalojado en la calle Pirineus de Santa Coloma METRÓPOLI

Gran Barcelona

Indignación y nervios entre los desalojados de Santa Coloma: "No nos fiamos"

Del total de unidades residenciales con menores de edad que tuvieron que dejar sus casas de la calle Pirineus, todas tienen una alternativa residencial facilitada por el ayuntamiento

2 marzo, 2024 17:08

Los niños que han salido de clase a las 17:00 horas juegan a la pelota en la plaza frente al Casal dels Infants de Santa Coloma de Gramenet. Celebran el fin de la jornada escolar un viernes, pero coinciden en el espacio con personas que no tienen nada que festejar: los desalojados durante esta semana de los números 9 y 11 de la calle Pirineus. 

Los afectados por la el desahucio, producto de la aparición de grandes grietas en la estructura interna del edificio, deambulan por la plaza en busca de alguien que los ayude: de las decenas familias que tuvieron que dejar sus hogares, las hay que están reubicadas en habitaciones de hotel, otras en pisos y el resto, en el Centre d'Urgències i Emergències Socials de Barcelona (CUESB). Los menos afortunados, los que tienen que pasar estos días en el albergue, exigen otra solución: "Tenemos hijos y mascotas, no estamos a gusto durmiendo con extraños", se quejan.

Exterior de la finca afectada por las grietas de la calle Pirineus, en el Raval

Exterior de la finca afectada por las grietas de la calle Pirineus, en el Raval METRÓPOLI

Nervios e incertidumbre

Tras recibir el informe del arquitecto municipal que verificó el peligro de derrumbe, el Ayuntamiento de Santa Coloma dictó el cese de habitabilidad de una parte de las viviendas este martes. Dos días más tarde, todos los vecinos tuvieron que desalojar los bloques. Aquí empezaron los problemas

Antonio es uno de los desalojados. Con tres hijas a su cargo y varias mascotas, el hombre fuma, nervioso. "Nos estamos quedando en casa de un amigo, pero no es plan. Él se ha ido a dormir con su madre para dejarnos el piso a nosotros", lamenta Antonio, que no quiere abusar de la hospitalidad de su compañero. "No queremos que las niñas se acostumbren a estar de aquí para allí". De hecho, su pareja y él hacen que esta situación sea un juego para ellas y no han dejado de llevarlas al colegio. Todo ello con la sombra de la incertidumbre y la desconfianza pululando sobre ellos: "No nos fiamos de lo que nos dicen".

Propietarios, alquilados y okupas

La madre de Antonio era la propietaria del piso de la calle Pirineus, pero los últimos años de su vida dejó de pagar. "Somos seis hermanos. Fui al ayuntamiento y me dijeron que no podía quedarme a pesar de tener las llaves familiares". Antonio no lo dudó y decidió quedarse en la casa como okupa.

Otra situación parecida tiene un joven que ronda por la misma plaza. Es okupa y la solución habitacional para él es el CUESB: "A las 20:00 horas cierran puertas y ya no podemos salir. ¿Qué hago a esa hora en la cama? No estoy acostumbrado". Se le ocurre una idea: "Podríamos sentarnos en medio de la carretera y organizar una manifestación pacífica. No dejar circular a los coches hasta que nos escuchen". Una propuesta que Antonio apoya. Ambos quieren optar a un piso temporalmente.

Obras de 60.000 euros

A la incertidumbre de no saber cuándo podrían volver a sus viviendas se sumaba el drama de pagar las obras para rehabilitar el edificio, propiedad de Fincas Rubio. El coste ascendía a 60.000 euros. Una cantidad que los propios vecinos no sabían cómo hacer frente.

Sin embargo, el consistorio ha anunciado este viernes por la tarde que asumirá, de forma subsidiaria, el coste de las obras de apuntalamiento de las viviendas. Además, el ayuntamiento, junto con el Área Metropolitana de Barcelona (AMB), llevará a cabo la rehabilitación de la finca. El AMB también destinará una línea de financiación de aproximadamente 400.000 euros para abordar la emergencia social de los afectados y ayudarlos con los gastos de traslado, alimentos y realojos.

Más pisos

El gobierno municipal de Núria Parlon asegura que se ha priorizado la reubicación de las familias más vulnerables, especialmente la que tienen menores a su cargo. Sin embargo, ha lamentado que la Agència de l'Habitatge de Catalunya (AHC) no haya conseguido movilizar ningún recurso residencial en la ciudad en 48 horas. 

Este sábado, todas las familias con menores tenían una alternativa residencial facilitada por el consistorio. El gobierno municipal también ha acondicionado con muebles y electrodomésticos las viviendas en las que se han alojado las familias. Una situación que, poco a poco, se va solucionando. Todo ello con miedo de que la tragedia de la calle Canigó de Badalona se repita en el barrio del mismo nombre de la ciudad vecina: el Raval.