CAP La Torrassa, el epicentro multicultural de Catalunya con pacientes de 114 nacionalidades
El centro demanda la ampliación de las instalaciones y más personal sanitario ante un incremento demográfico que dispara la población del barrio por encima de los 30.000 habitantes
20 abril, 2024 23:30Noticias relacionadas
La Torrassa es el barrio de L'Hospitalet que más población extranjera concentra. Según datos municipales, el 41% de sus vecinos proceden de otros países, una realidad que se refleja en su centro de salud. Con una cifra de 31.000 pacientes foráneos, un millar de usuarios más que el año pasado, el CAP La Torrassa se ha consolidado como un centro que abandera la multiculturalidad en Catalunya, con la complejidad que ello representa. Sus pacientes suman 114 nacionalidades distintas, casi el 60% de las cuales reconocidas por la ONU, con los países latinoamericanos como máximos representantes.
Al frente de este reto de gestión se encuentra Idoia Crespo, una enfermera referente en el ámbito de la vacunación que fue la encargada de suministrar la primera dosis contra el Covid en Catalunya. La acompaña Carme Llorens, adjunta a dirección, con quien trabaja estrechamente en el día a día de un equipamiento que desafía al personal médico. Con un contexto marcado por un nivel socioeconómico bajo y donde la salud no es la prioridad de muchos de sus pacientes, las sanitarias demandan más recursos ante una carga asistencial que no deja de incrementarse en cantidad y en diversidad.
La salud, una cuestión secundaria
En conversación con Metrópoli, la responsable del centro médico detalla que entre las 114 nacionalidades de los pacientes atendidos, las más predominantes son la peruana, boliviana, india, paquistaní y dominicana. Según Crespo, estos países presentan una cultura sanitaria diferente que impacta en la forma en que acuden a los servicios médicos en situaciones de emergencia. "Debido a la falta de infraestructuras médicas en sus lugares de origen, no están acostumbrados a gestionar enfermedades crónicas con la regularidad necesaria", explica.
Este escenario provoca un aumento en las visitas no programadas, conocidas como 'espontáneas'. "Muchas personas con diabetes acuden en busca de insulina sin un historial médico previo", señala la directora. “No priorizan la necesidad de hacer un control y prevención de la patología”, añade, atribuyéndolo a "niveles socioeconómicos bajos" donde "pagar el alquiler y alimentar a los hijos se vuelve más prioritario que la salud".
A modo de ejemplo, durante tres días de fiestas navideñas, se registraron un total de 415 visitas de este tipo, atendidas por tres médicos. Este hecho, según Crespo, genera preocupación y resignación en el centro. "Al final, acabamos operando como un centro de urgencias", lamenta.
Barreras lingüísticas
La divergencia cultural se evidencia también en las barreras lingüísticas que surgen entre los pacientes y los profesionales de la salud. Las complicaciones idiomáticas llevan a que muchos pacientes no logren comprender completamente el diagnóstico de su enfermedad, lo que puede provocar la interrupción de sus tratamientos.
Una solución para abordar las barreras lingüísticas es el servicio 061. "Lo empleamos cuando notamos que no hay comprensión alguna, ya que proporciona un traductor que facilita la comunicación", explica Crespo. En otras ocasiones, los hijos actúan como intermediarios. No obstante, recurrir a estos recursos externos implica una prolongación del tiempo de espera en la consulta. "Al final, todo se extiende y existe un mayor riesgo de saturación", destaca Crespo.
ICI, un proyecto clave para el centro
La llegada del Proyecto de Intervención Comunitaria Intercultural (ICI) marcó un antes y un después en la relación entre el centro gestionado por el Consorci Sanitari Integral (CSI) y los pacientes extranjeros. La iniciativa, impulsada por la Fundació 'la Caixa' y promovida por la Asociación Educativa Itaca y el Ayuntamiento de L'Hospitalet, acercó a pacientes y sanitarios hace una década. El desarrollo de este plan facilitó el entendimiento entre ambas partes, tal y como explica Llorens.
La adjunta a la dirección del CAP explica que, gracias al ICI, se sacó adelante “un proyecto comunitario multicultural” con el que se pudieron realizar numerosas intervenciones, muchas de ellas enmarcadas en el ámbito de la “soledad”. Respecto a las relaciones con los pacientes, Llorens señala que se detectaron “líderes de la comunidad” que ejercían como enlace entre usuarios y sanitarios. “Ellos nos explicaban como nos veían a nosotros, y nosotros como los veíamos a ellos. Cuando te integras en otro colectivo, entras en otra cultura, entiendes la problemática que tienen. Necesitas saber sobre la otra persona para hacer un seguimiento más adecuado y profesional”, indica la sanitaria.
A día de hoy, la iniciativa Procés Comunitari ha recogido el testigo del ICI y aborda un mayor abanico de temas. “Se hacen proyectos con niños y jóvenes, acogidas y talleres para mujeres”, apunta Llorens.
El CAP se queda pequeño
El incremento demográfico, que supera los 30.000 habitantes, ha conllevado un aumento de la ratio médico-paciente. Según Crespo, actualmente gestionan “”entre 1.600 y 1.800 pacientes por médico, cuando lo ideal debería ser de 1.300 a 1.400".
A la escasez de personal para atender a la creciente población, se suma la falta de instalaciones. “El centro se nos ha quedado pequeño, necesitaríamos una ampliación para hacer frente a la alta demanda de visitas”, concluye Crespo. Aunque el centro aspira a que la Generalitat impulse esta petición, reconocen que llevarla a cabo implica desafíos.