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En los campos fértiles del Parc Agrari del Baix Llobregat, entre huertos de alcachofas y caminos de tierra, la voz de Mauri Bosch, agricultor de la finca Cal Xim Xim en Viladecans, resuena con cansancio y rabia contenida.

Este agricultor de la huerta metropolitana ha alzado la voz contra la inseguridad que hay en los campos. Sus palabras recogen el sentir de un sector que pide soluciones. Su denuncia no es nueva, pero sí urgente: "los robos agrícolas son constantes", y la respuesta institucional, "insuficiente". "Estamos cabreados", afirma el agricultor de Viladecans. 

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