
Los mossos en el tiroteo del 2016 en Santa Coloma
Juan, el mosso que sobrevivió a un tiroteo en Santa Coloma: "Cuando pasas por morir o matar, algo cambia"
Metrópoli entrevista al agente que se enfrentó al hombre que arrebató el arma a un compañero y disparó contra una mossa en 2016: fue una de las intervenciones policiales más complicadas de su vida
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"Somos seres humanos antes que policías". Así resume Juan, agente de los Mossos d'Esquadra con 21 años de trayectoria, la experiencia que marcó su vida para siempre: una intervención en Santa Coloma de Gramenet que pudo acabar en tragedia, en medio de una calle llena de niños y familias.
El 30 de marzo de 2016, sobre las 17:00 horas, Juan acudió junto a dos compañeros a la avenida de la Generalitat de la ciudad para detener a un hombre que había intentado robar en una sala de juegos y estaba muy alterado.
En ese momento había congregadas en las calles unas "200 personas", recuerda Juan en conversación con Metrópoli, porque era hora punta de la salida de los alumnos de los dos colegios cercanos a la zona.

Gente congregada alrededor del tiroteo de Santa Coloma en 2016
Una actuación inesperada
Lo que parecía una actuación rutinaria se convirtió en una pesadilla en cuestión de segundos. El individuo, de nacionalidad georgiana y con conocimientos sobre armas, se resistió violentamente a los agentes.
En el forcejeo, consiguió arrebatarle la pistola a uno de ellos. A Juan le rompió la nariz, la mandíbula a otro agente y disparó contra su compañera. La bala impactó en el chaleco antibalas que llevaba puesto: sobrevivió de milagro.
“Una actuación muy complicada. Estuvimos a punto de morir. Y estuvimos a punto de matarlo”, resume el mosso.
Estrés postraumático
Aquel suceso, que podría haber terminado en masacre, acabó con el agresor detenido y posteriormente condenado a 13 años de prisión por intento de homicidio, lesiones y tenencia ilícita de armas. La investigación reveló que el detenido tenía antecedentes y actuó con una violencia extrema.
Años después, Juan sigue marcado por aquel día. “Tuve estrés postraumático, leve, pero lo tuve. Ahora siempre pienso en lo que me puede ocurrir en cada servicio”, rememora el afectado.
Hiper vigilancia, insomnio, tensión constante. Son varios los síntomas que se acabaron apoderando de su mente y su cuerpo durante los años posteriores.

Agentes de los Mossos d'Esquadra en una imagen de archivo
Conferencias
Ese episodio empujó a Juan a canalizar su experiencia de forma constructiva. “Hice un trabajo leyendo mucho sobre psicología, desarrollé un proyecto y ahora lo explico de forma altruista a otros compañeros. La gente tiene que saber gestionar emocionalmente esos momentos. Cuando pasas por morir o matar, algo cambia”.
El agente, que también ha sido docente en el Institut de Seguretat Pública de Catalunya (ISPC) ha impartido ya entre seis y siete ponencias, también en el marco de programas europeos como Eupol. “No es solo si el policía dispara o no. También están las lesiones que puedes causar, o que puedes matar a alguien. Hay que reflexionar. Yo lo intento aportar”.
Más armas
Una preocupación que va en aumento, según Juan, es la creciente presencia de armas de fuego en la calle. “Cada vez hay más. Hay más posibilidades de un enfrentamiento armado. Por suerte no hemos tenido muchos, pero el riesgo es real”, afirma el mosso.
"Igual vas a una zona conflictiva y ya vas mentalizado, pero hay servicios que parecen inocuos y acaban siendo letales. En el Eixample, hace años, a un compañero le dispararon con una escopeta en un aviso así, por ruidos excesivos en un domicilio", alerta el agente.
Más allá del uniforme
Con años de servicio patrullando calles y zonas conflictivas, Juan reivindica que ser mosso va más allá del uniforme: “Estamos en la línea entre el bien y el mal. Nunca valoramos que podemos morir, pero tampoco que podemos matar. Tenemos que ser conscientes de eso cuando vamos a una actuación”.
Y a pesar de todo, conserva el compromiso con su vocación. “También asistí a un parto en la vía pública. Fue una satisfacción enorme. Nos pagan para servir y proteger. Eso es lo que se nos tiene que quedar”.